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José Ignacio Castillo Manzano
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PUERTO DEL CALATRAVEÑO
CORREN días inciertos en los que sobrevivir en el mercado laboral se está convirtiendo en más que un arte para los jóvenes y otros españolitos de mediana edad y en los que la calidad de vida con más de 65 años y muchos achaques también se antoja una incógnita. Además, esto último con el agravante de que, no nos engañemos, hay desgraciadamente a quien le da pánico pensar dónde va a colocar al abuelo o a la abuela para que estorbe lo mínimo posible, trayéndole al fresco eso de corresponder a quien, hace muchos años, noche tras noche perdía el sueño cuidándolo y protegiéndolo.
Corren días inciertos –paradojas de la vida– en los que la atención a aquellos que se les ha puesto el cartel de dependientes –la mayoría, mayores de esos 65 años– va a ser para más de uno una manera de ganarse el pan nuestro de cada día. Y es que la ayuda a domicilio parece que se va a convertir en unos meses en todo un yacimiento de empleo en Córdoba. El Instituto Provincial de Bienestar Social de la Diputación va a ceder la gestión de ese servicio a los ayuntamientos, que serán los que contraten a ese personal hasta completar una plantilla de unos 600 auxiliares. Son las maravillas de la esperadísima Ley de Dependencia.
Corren días inciertos ahogadores de sentimientos en los que vivimos tan deprisa que no tenemos ni tiempo para nosotros mismos y menos para el mayor que puede llegar a rompernos los esquemas. Son tiempos en los que el corazón de la sociedad a veces llega a engañarla como si hablara con el personaje de Javier Bardem en el último filme de los Coen para convencerlo de que este mundo no es país para viejos, algo que ya pusieron en práctica los guionistas de los Vigilantes de la playa mostrando costas de California en las que todas ellas eran barbies siliconadas y todos ellos cuerpos masculinos esculpidos en gimnasios.
Corren días inciertos en los que las guarderías para la tercera edad también acaban siendo un yacimiento de empleo. La Diputación prevé que durante el próximo año se creen otros 450 puestos de trabajo en residencias de mayores, centros de día y otras prestaciones de los servicios sociales. Todo ello cuando aún quedan por abrir 15 geriátricos en la provincia. Y es que, al paso cambiado que vamos, a muchos nos aguarda en uno de ellos un destino del que con muchos años no podremos huir ni enfrentarnos escopeta en mano. No tendremos más remedio que convertirlo en nuestro hogar, porque nos encontraremos solos, no desearemos molestar o porque nos acabarán desterrando a él nuestros familiares. Por suerte o desgracia, son hoteles en los que la vida nos registra a la fuerza muchas veces. Lo lamentable dentro de este país, que sí es para viejos, es que haya localidades –como Belalcázar– en las que aún no se ha abierto una de esas residencias, con lo que el retiro obligado y el posible empleo se debe buscar en otros lares.
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