En el poblado prehistórico de Posadas: un viaje para experimentar cómo se vivía hace 4.000 años

¿Cómo vivía el hombre de hace 4.000 años? El Parque de la Prehistoria de la localidad cordobesa de Posadas, un recinto único en Andalucía, está a punto de abrir sus puertas en el entorno de la Sierrezuela para mostrar la vida del hombre del Calcolítico. Tan realista ha sido la reconstrucciones de cabañas, talleres y cerca, que los visitantes podrán experimentar en primera persona cómo era el día a día de los pobladores de aquellos años.

El concejal de Turismo, Medio Ambiente y Patrimonio, Rafael Fenoy (PSOE), avanza a El Día que la apertura de las instalaciones se producirá durante el primer trimestre del año, toda vez que el Ayuntamiento está redactando el pliego de licitación de su gestión. Antes de esto, no obstante, se celebrarán distintas jornadas de puertas abiertas para que los vecinos puedan visitarlo por primera vez.

El poblado consiste en un óvalo fortificado compuesta por una decena de cabañas, encajadas en los espacios libres del entorno que han dejado los 122 ejemplares de pinos y palmitos, la única palmera autóctona continental europea y una especie protegida que no se puede arrancar sin autorización de la Junta.

Lo cierto es que el poblado prehistórico genuino estaría ubicado, y así parecen apuntarlo algunos indicios recientes, en las cercanías del río Guadalquivir, y no en la elevación que supone la Sierrezuela, a 315 metros sobre el nivel del mar. La localización en este lugar se debe más bien a cuestiones logísticas, ya que se encuentra cerca de Posadas Aventura y del área recreativa del parque periurbano, todo ello sobre terreno de propiedad municipal.

La recreación se sitúa, además, en las proximidades de los dos dólmenes puestos en valor en la Sierrezuela, una zona donde los arqueólogos apuntan la existencia de otros enterramientos de la Prehistoria, pues este era desde tiempos inmemoriales un lugar sagrado.

Todos los detalles del poblado

El resultado es la reconstrucción de un poblado del Calcolítico (de entre 3.500 y 4.000 años antes de Cristo) y, como los de entonces, modesto, circundado por una empalizada de madera, pues en aquellos momentos no se levantaban torres. Para construir las cabañas, el único material prefabricado empleado ha sido el bloque de hormigón aligerado, ya que la iniciativa ha dado prioridad a los materiales naturales, tal y como se hizo en la época. Como curiosidad, las construcciones se han cubierto con retama de Villamanrique de la Condesa y El Rocío (Huelva), mientras que para las vigas se ha utilizado eucalipto y castaño. En cuanto al embarrado, se ha simulado el tapial o la arcilla usando cal, paja y limo, y las cimentaciones se han hecho de manera superficial para que no dejen huella de ningún tipo.

La aldea, que dispone de un espacio ceremonial en su zona principal, tiene dos cabañas con hornos, uno de alfarería y otro de fundición para que se vea la época del vaso campaniforme y la de la edad de los metales, del cobre, otra choza destinada al secado y curtido de pieles, una con un corral anexo para el ordeño de ganado y una se ha dejado a medio edificar para mostrar su sección constructiva en vivo, mientras que las cinco restantes se utilizarán para talleres y dar la oportunidad de pernoctar en el poblado a todo tipo de colectivos.

Además, se ha habilitado un cuadrante solar cuatro megalítico que marcará las efemérides propias del Calcolítico, cuatro arqueódromos, una galería de tiro con arco, un rocódromo donde se van a poder hacer diferentes tipos de pinturas con óxidos y, simulados con roca artificial en la entrada, dos menhires grandes y una tumba corredor, imitando el dolmen I de Posadas, que se descubrió en 1990.