Los 24 lugares que ilustran el rastro histórico del lobo en la Sierra Morena cordobesa

Medio Ambiente

El programa Life identifica 12 refugios para ganado, cuatro para humanos y ocho topónimos

Muchos de estos sitios tienen asociadas espeluznantes leyendas populares

Integrantes del proyecto Life, durante la realización del inventario
Integrantes del proyecto Life, durante la realización del inventario / LIFE

Son refugios ganaderos, habitáculos humanos o, simplemente, topónimos. Un inventario del programa Life Lobo Andalucía. Cambiando actitudes identifica hasta 24 sitios que evidencian la presencia histórica del lobo en la Sierra Morena cordobesa, desde apriscos, chozos, corrales a pequeñas casillas de difícil acceso en Montoro, Cardeña, Villanueva de Córdoba, Cerro Muriano o Villanueva de Rey.

La idea es, con posterioridad, desarrollar rutas interpretativas a través de sendas marcadas para que “el lobo pueda convertirse de alguna manera en un activo o valor para el territorio”, según recoge la memoria, ya accesible en el portal web del Life.

Son, en concreto, una docena de refugios para ganado, cuatro habitáculos humanos y ocho topónimos, algunos tan clarificadores como el collado de los Lobos, el paraje de Valdelobillos, los Aullaeros o el Salto del Lobo, en el término municipal de Montoro.

Este último topónimo viene dado por la creencia popular de que este vado natural era utilizado por los lobos cuando bajaban de la sierra a zonas de campiña. Se trata de un meandro encajado del Guadalquivir, aguas abajo de la desembocadura del río Yeguas, que conecta la zona de la sierra con las laderas de Bretaña o el Vicario, históricamente ganaderas, aunque el tránsito ganadero ha desaparecido prácticamente.

Ubicaciones asociadas a historias populares

La mayoría de estas ubicaciones tienen asociadas llamativas historias populares. Como el puntal de la Borriquita del Lobo, en el paraje de Cabeza Aguda, en Villaviciosa de Córdoba, al que se accede desde una pista que parte de la A-3075. El enclave es conocido por los vecinos como la Borriquita y, según la rumorología popular, una noche dejaron a una burra atada a un árbol y al día siguiente apareció devorada por los lobos. Actualmente, esta loma se utiliza para cargadero de madera de pino.

También hay leyendas en torno al collado de los Lobos, también en el término municipal villaviciosano. Según algunos testimonios de la zona, era lugar donde abundaban los lobos y un punto estratégico para aullar y congregares. Ahora, en el lugar quedan las infraestructuras abandonadas del antiguo Centro de Defensa Forestal (Cedefo) y, anteriormente este punto se habilitó como lugar de pernoctación y encuentro para monterías, frecuentado por Franco durante la dictadura; a poniente, incluso, se construyó un silón de piedra para su uso y disfrute.

También hay historias sobre los Aullaeros, en el entorno de Las Erillas, en Villanueva del Rey, adonde se llega desde la CO-7403. El topónimo se refiere a la costumbre, según la tradición oral local, de que los lobos aullaban en este lugar para reunir a la manada. Se localiza al pie solano de la sierra de la Marianta, donde el matorral se vuelve más abierto y el encinar adehesado, por lo que los depredadores tenían más facilidad de movimiento.

Los refugios se encuentran fundamentalmente en las partes altas de la sierra

Con esta historias espeluznantes, es fácil comprender la existencia de refugios para ganado en todo el territorio de Sierra Morena, de los que una docena aparecen inventariados. Se encuentran fundamentalmente en las partes altas de la sierra y en aquellos lugares donde se localizaban pequeñas casillas d epastor o viviendas. En cuanto a las técnicas constructivas, son muy variadas pero todas ellas utilizan elementos del lugar, ya sea piedra o tierra. En ocasiones se utiliza la piedra seca, técnica que recientemente ha sido protegida por la Unesco como Patrimonio Mundial en la tipología de bien inmaterial.

Un caso es el aprisco de la Charquita, en el término municipal de Montoro, en el entorno de las Alcornocosas. Fue un refugio utilizado por los pastores para recoger las cabras, que quedaban así protegidas de las inclemencias del tiempo y de los depredadores. Las partes superiores se cubrían de matorral espinoso, en este caso aulagas.

Interior de las zahúrdas de Campoverde, en Villanueva de Córdoba
Interior de las zahúrdas de Campoverde, en Villanueva de Córdoba / Programa Life

En la actualidad, los mampuestos se encuentran en buen estado de conservación, aunque con desprendimientos en las partes superiores y baldas, sobre todo en el corral mayor;también faltan las cubiertas en el anexo para las crías y el pastor.

Otro ejemplo son los corrales del rancho de los Margaritos, en el término de Villaviciosa de Córdoba. El inventario lo considera “un conjunto representativo de la vida en la sierra con los elementos fundamentales de protección del ganado, tanto lanar como caprino o apícola”.

O las zahúrdas de Campoverde, en Villanueva de Córdoba, que representan “un elemento de defensa del ganado porcino ante depredadores naturales”. De todas las inventariadas, son las que “en mejor estado de conservación se encuentran” en la provincia de Córdoba. Y evidencian, como repetía el dicho popular, que “tenían mejor choza los cerdos que el porquero”.

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