Las lluvias de diciembre han devuelto la vida a los cauces de Córdoba. Había arroyuelos desaparecidos, ríos moribundos, arroyos miserables que en estos días de enero han recuperado energía y vigor. La sorpresa es mayor en los cauces pequeños, asfixiados por tantos meses de sequía, y que ahora en cambio exhiben sus rápidos en terrenos de desnivel y serpentean con pereza en las llanuras, como hace el pequeño Bailón en la Subbética.