Salud sin fronteras
La IA y la humanización
Los Pedroches
Pozoblanco/Las XXV Jornadas de Otoño se han inaugurado este miércoles con la presencia del presidente de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno, el actual director de la Academia Española, Santiago Muñoz Machado, que ha estado acompañado por el presidente de la cooperativa Covap, Ricardo Delgado, y el alcalde de Pozoblanco, Santiago Cabello. En dicha mesa de apertura se ha puesto sobre la mesa el valor del ciclo como referente cultural no solo para Pozoblanco, sino también para Los Pedroches y el resto de territorios de actuación de la cooperativa agroalimentaria, bajo la cual nació la fundación.
Santiago Muñoz Machado ha justificado la elección de las temáticas elegidas para este año en la celebración de los aniversarios del nacimiento del escritor y político Juan Valera; y de los hermanos Machado, Antonio y Manuel, además de un tema de plena actualidad como es la desinformación tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales y la importancia del anonimato que lanzan las fake news. Muñoz Machado ha indicado que Juan Valera, que ha centrado las ponencias de la primera jornada, fue un prolífico escritor, político y diplomático.
Para este jueves, la tarde está reservada para los hermanos Manuel y Antonio Machado, que destacaron por su labor literaria en el seno de una familia intelectual. Cuando se cumple el 150 aniversario del nacimiento de Manuel Machado, mientras que en el 2025 lo será de Antonio Machado, y aprovechando la exposición que con tal motivo se ha organizado en Sevilla y comisariada por Alfonso Guerra, con la colaboración de la escritora y periodista Eva Díaz, ambos disertarán sobre la figura de Antonio y su familia, en la que destacan su abuelo, como antropólogo introductor de las teorías de Darwin en España. El análisis de la obra y vida de los dos hermanos Machado será rematado por la lectura de poemas de ambos en la voz de la actriz Irene Escolar.
La desinformación, el anonimato y las fake news serán el centro del debate en las jornadas del viernes, con la presencia de los periodistas Álex Grijelmo, Juan Luis Cebrián y Julián Quirós. Además de estos conceptos tan de actualidad en los medios de comunicación y las redes sociales, también se abordará, según ha adelantado Santiago Muñoz Machado, el progresivo abandono de los lectores de la prensa escrita como referente de los hechos reales que acontecen en la actualidad y el abuso de las redes sociales como fuente de información, aún conscientes de la falta de contraste de las noticias.
La personalidad compleja del egabranse Juan Valera, tanto en su vida política como en sus facetas de diplomático y escritor, ha sido analizada por Rafael Jiménez Asensio, catedrático de Derecho Público y consultor institucional, quien lo ha definido como “un cordobés ilustre, amante de su tierra y defensor de España, del español y de la lengua”. Refiriéndose a su vida diplomática, Jiménez ha explicado que pasó su vida “buscando turrón, entiéndase como el beneficio público que se obtiene del Estado y que fue una obsesión en toda su vida, al considerar lo difícil que era mantenerse siendo escritor”. Aunque su faceta como diplomático es la menos conocida, para Jiménez, el liberalismo templado del que fuera firme defensor no le dejó opciones para dedicarse a la vida política como pretendía.
El profesor ha establecido tres etapas en la vida de Valera: una prematura primavera en la política, pero donde la diplomacia fue dominante para obtener el sustento, transitando por distintos lugares, no sin intentos de ser político que fracasaron, y una actividad inicial en el periodismo muy prolija; una segunda etapa donde la actividad parlamentaria y gubernativa tendrá protagonismo estelar, aunque después sufrió un parón que le lleva a aceptar buenos destinos diplomáticos, y una tercera etapa, o invierno existencial, que es la más productiva en el mundo literario, en la que no acepta encargos menores en la diplomacia.
Su vida política nació en el período isabelino, pasando por la restauración y el sexenio democrático, vivió intentos de liberalismo que se quedaron en mera caricatura que dejaron huella en sus ensayos, así como su fanatismo religioso y sectarismo político. El liberalismo templado le alejó del fanatismo de los extremos, ya que sus inclinaciones hacia el progresismo fueron frenadas por su padre y eso hizo que derivara en el moderantismo. Para Jiménez, aunque “estuvo varias décadas dedicado a la política, ambicionó ser ministro, pero se contentó con ser diplomático”.
Su vida como académico de la Lengua Española ha sido versionada por el actual director de la Academia Española, Santiago Muñoz Machado, quien ha recordado que Juan Valera fue miembro numerario durante medio siglo y se relacionó con los intelectuales de su tiempo. Sin embargo, como miembro de la Academia muchos de sus escritos se centraron en la contestación al discurso de ingreso de hasta nueve nuevos miembros de la categoría de Antonio Cánovas, el conde de Casa Valencia o Francisco de Canalejas. Ya en su discurso de ingreso defendió la lengua clásica ante el vocabulario y habla vulgar; defensor del castellano y de su rico vocabulario, se opuso enérgicamente a introducir nuevas acepciones venidas de otros idiomas (si en la actualidad los neologismos vienen del inglés, en su época el temor venía por los galicismos).
También abordó los distintos escritos de encargo por parte de la Academia respecto a la interpretación de El Quijote, lo cual hizo hasta en tres ocasiones. En su papel de académico también fue protagonista en la justificación que se dio en aquella época sobre la entrada de las mujeres en la Academia. Valera defendió el alto valor que las mujeres aportaban a la vida literaria y a la lengua, sin embargo, “por organización en la Academia”, consideró que las mujeres debían crear su propia academia, dejando la original para los hombres, tal y como se recogía en sus estatutos. Si bien, Valera también argumento que antes del ingreso de las mujeres en la Academia, éstas debían empezar por ocupar puestos de importancia en las instituciones como representantes de la sociedad de aquel entonces.
Su faceta como escritor ha sido abordada por Antonio Ramón Jiménez-Montes, investigador, escritor y Premio Juan Valera 2024, quien ha definido al Valera como un referente en la búsqueda del arte por el arte y la estética de lo bello. Si bien en sus obras se dejaba notar claramente el paisaje rural de su infancia y el costumbrismo de su época como escenario principal y la problemática social de sus personajes, en su búsqueda incansable de lo bello llegó a declarar que solo se encuentra en la poesía, un arte que incluso intentó en su etapa juvenil pero que no arraigó.
Temas relacionados
También te puede interesar
Lo último
Salud sin fronteras
La IA y la humanización
Visto y Oído
Voces
La tribuna
Salvador Gutiérrez Solís
Un cuento de Navidad
No hay comentarios