Los trenes que Córdoba pierde
Puerto del Calatraveño
La Junta se compromete a impulsar un Pacto Andaluz por el Ferrocarril pero, conociendo los antecedentes en la materia en los últimos años, suena a comportamiento puramente partidista
Córdoba bien sabe lo que es perder un tren. Se le han escapado de la punta de los dedos muchos en su historia reciente, con pasajeros que se han quedado con las maletas hechas y hasta con los billetes comprados. Otros han descarrilado. Ahí están el parque agroalimentario de Aguilar de la Frontera, que hace unas semanas sufría una estocada mortal; o el aeropuerto, que teóricamente funciona pero no sirve para nada porque no tiene vuelos regulares; o el centro de convenciones, envuelto en una obra perpetua... Son trenes metafóricos, aunque también los hay de verdad: los que pasan por los municipios del Valle del Guadalquivir pero que nunca paran pese a que, como en el caso de Almodóvar del Río, buena parte del término municipal está ocupado por las vías.
En los municipios de la Campiña Sur saben también lo que es que no pare el tren. Hace años, uno tenía la posibilidad de coger un Talgo y plantarse en Málaga o Madrid sin necesidad de desplazarse a Córdoba. Pero desde que la Alta Velocidad se convirtió en el estándar eso ya no es posible. El ferrocarril de vía convencional quedó herido de muerte, las estaciones son lugares sin vida y el coche es en ocasiones la única alternativa para los desplazamientos.
Esta semana, y tras varios meses de reivindicaciones, la Plataforma en Defensa del Tren Rural Andaluz (PTRA) ha tenido la oportunidad de reunirse en Sevilla con la consejera de Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio, Marifrán Carazo. Era una cita importante, y al encuentro asistieron el alcalde de Pedrera (Sevilla), Antonio Nogales (IU); el regidor de la Roda de Andalucía (Sevilla), Juan Jiménez (PP), y varios integrantes de la plataforma de Sevilla, Málaga, Almería y Granada, no así de Córdoba pese a que el colectivo reivindica, entre otras medidas, el ramal hasta Bobadilla. Se trata de la línea que atraviesa toda la Campiña Sur e incluye las estaciones de Puente Genil, Aguilar de la Frontera y Montilla, desmanteladas desde hace años.
El colectivo salió entusiasmado de la reunión, pues la consejera se comprometió a impulsar un Pacto Andaluz por el Ferrocarril para consensuar “entre todos” un modelo que pueda dar respuesta a las necesidades de los usuarios. Carazo trasladó a la plataforma que comparte muchas de sus reivindicaciones porque las últimas decisiones del Gobierno central en funciones “han perjudicado seriamente las conexiones ferroviarias entre muchos municipios andaluces, la calidad de vida de sus ciudadanos y a la vertebración de la comunidad”. Todo verdad.
Carazo planteó abrir “un debate sereno y serio” sobre el mapa ferroviario en el conjunto de Andalucía para “paliar sus muchas deficiencias y para tomar decisiones de forma coordinada y planificada entre las administraciones”. Y lamentó que en los últimos meses el Ejecutivo central haya reducido servicios del Cercanías en la comunidad sin informar ni consensuarlo con la Junta, así como que pretenda cerrar estaciones o eliminar servicios al usuario (como la venta de billetes en taquilla) en los municipios más pequeños, que en el caso concreto de la provincia de Córdoba afecta por ejemplo a Posadas.
Todas las palabra de la consejera podrían responderse moviendo la cabezas hacia arriba y abajo, con un sí enérgico como el que han exhibido los diputados de unos y otros partidos cuando sus portavoces hablaban en el hemiciclo durante el debate de investidura de Pedro Sánchez. Ha habido aplausos, golpes en la mesa y hasta gritos cual hooligan, y todo esto podría dedicarse a las palabras de la consejera del PP.
Pero, como casi siempre que un responsable político habla de forma tan contundente, planean las dudas. Por qué en este momento. Justo ahora. Y más sabiendo los antecedentes. Que el PP hizo bien poco cuando ocupaba la cartera de Fomento con Mariano Rajoy en la Moncloa para reactivar el Cercanías de la Vega del Guadalquivir. Que la Junta de Andalucía también miró hacia otro lado. Y que los últimos gobiernos, independientemente de su color, todos, han discriminado el tren de vía convencional a favor del AVE. Suena a puro oportunismo político.
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