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Córdoba/El Ayuntamiento de Valsequillo, municipio cordobés de apenas 350 habitantes, ha iniciado el procedimiento administrativo para expropiar la finca en la que se ubica la ermita de la Virgen de Fátima, cuyo perímetro fue vallado en la primavera de 2022 por los nuevos propietarios. En un plan especial elaborado por Servicio de Arquitectura y Urbanismo de la Diputación de Córdoba, se detalla el objetivo de expropiar 31.816 metros cuadrados de la finca denominada El Torruco, que se han tasado en un precio de 58.741,30 euros; en este montante se incluye el suelo, el pequeño templo y un edificio anexo.
El Consistorio se compromete a mantener la clasificación y categoría de los terrenos como suelo rústico, ya que el objetivo es "garantizar los usos y costumbres tradicionales asociados al lugar".
El expediente, consultado por El Día de Córdoba, explica que en estos terrenos se desarrollan "desde tiempo inmemorial" multitud de actividades sociales y culturales asociadas al culto a la Virgen de Fátima, en honor de la cual los vecinos de Valsequillo construyeron una ermita en la década de los 50 del pasado siglo XX. La entonces propietaria, Pilar Camacho, ordenó en su testamento que se dejaran en erial cinco fanegas en torno a la ermita para que sirvieran de expansión "a los devotos que la visiten".
Desde entonces, en este lugar se celebra una concurrida romería en el mes de mayo, el triduo, la procesión nocturna de las antorchas, la celebración de la Pascua, la representación teatral de los pastorcillos y el tradicional rezo del rosario que se lleva a cabo semanalmente.
La polémica surgió en la primavera de 2022, cuando, tras la muerte de Pilar Camacho, los actuales titulares de los terrenos construyeron un vallado que "impide el paso a los particulares y limita el acceso a la ermita y, como consecuencia, el culto y el uso de los festejos y romerías asociadas a la Virgen de Fátima, de gran devoción entre vecinos y localidades próximas", tal y como describe el expediente.
La decisión causó "gran consternación entre la población", que desde entonces insta al Ayuntamiento a ejecutar "una actuación firme y decidida para salvar los usos tradicionales asociados a la ermita"; la romería de mayo de 2022 fue especialmente reivindicativa. Y esta decisión es expropiar 3,2 hectáreas de terreno, el equivalente a cinco fanegas.
"Desde 1955 hasta el año 2022 el acceso a la ermita y su visita se ha realizado de forma pacífica, sin limitación de días u horarios. Siendo una ermita consagrada al culto, se han llevado a cabo dentro de la misma misas, bodas, comuniones y bautizos de los vecinos", detalla el expediente. La gran devoción de los vecinos se tradujo en la creación de la Hermandad del Cristo de la Expiración y Sagrada Virgen de Fátima de Valsequillo, que junto al Consistorio ha realizado las labores de conservación y cuidado de la ermita, correspondiendo las guardia y custodia de las llaves a los denominados hermanos mayores.
El municipio argumenta que la protección del patrimonio etnológico, usos y costumbres y espacios está contemplada en la normativa de patrimonio histórico de Andalucía, en cuyo contenido, además de los bienes muebles e inmuebles, se protegen "los conocimientos y actividades vinculados a formas de vida tradicionales" y a “la cultura tradicional del pueblo español”. En concreto, se considera que "son bienes integrantes del patrimonio etnológico los parajes, espacios, construcciones o instalaciones vinculados a formas de vida, cultura, actividades y modos de producción propios de la comunidad de Andalucía”.
"Las actividades, pues, son un componente sustantivo del patrimonio etnológico", por lo que "existe un mandato constitucional de las administraciones públicas dirigido a la protección del patrimonio etnográfico vinculado a la forma de vida, cultura y actividades de la comunidad, que se extiende al campo del planeamiento urbanístico", expone el expediente. En este caso concreto de Valsequillo, "existe un espacio vinculado a prácticas, saberes, expresiones culturales y actividades de interés etnológico, donde se ubica una ermita que constituye un hito o singularidad paisajística territorial de conformidad a la normativa". Por tanto, se permite que el planeamiento municipal establezca un "perímetro de protección".
El expediente detalla de manera exhaustiva el vínculo existente entre la ermita y el pueblo valsequillense. Por ejemplo, reproduce el acuerdo plenario de 5 de mayo de 1955 en el que se expresa que el pequeño templo construido entre 1953 y 1955 en la finca El Torruco "se emplaza en terrenos cedidos generosamente por la propiedad". El estudio también da cuentas del testamento de Pilar Camacho, de 1957, donde "la testadora ordena que se dejen de erial cinco fanegas que rodean la ermita erigida en honor de la Virgen de Fátima para que sirvan de expansión a los devotos que la visiten".
Tras su edificación, además, la ermita ha sido objeto de posteriores reformas, todas ellas "con financiación pública". En concreto, en el año 1998 se ejecutó un proyecto de rehabilitación consistente en la reparación de la cubierta, limpieza de la cubierta del porche, saneado de humedades, pintura interior y exterior y aseos, así como la instalación de una línea de alta tensión y centro de transformación en noviembre de 2000, cuya ejecución fue autorizada por el entonces propietario de la finca.
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