Villa del Río quiere que la ermita de la Virgen de la Estrella sea Bien de Interés Cultural
Alto Guadalquivir
El Ayuntamiento y la Hermandad ultiman el documento para defender su propuesta ante la Junta para obtener la protección en calidad de Monumento
Entre olivares verdes y en una posición de vigía para que su titular pueda cubrir con su manto todo el pueblo, el blanco de su fachada se deja ver ya desde la lejanía. A la falda del Cerro Morrión, un lugar privilegiado para ver cómo se extienden las calles y las casas del Villa del Río, se levanta la ermita de la Virgen de la Estrella, el hogar de la patrona de los villarrenses, que ahora descansa en la iglesia de la Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, tras su bajada con motivo de las fiestas recientes en su honor. En octubre volverá a su casa de nuevo acompañada de sus fieles y devotos.
Para entonces está previsto que el Ayuntamiento y la Hermandad, en “deseo consensuado”, hayan iniciado ya los trámites administrativos para la declaración de Bien Interés de Cultural (BIC), en la calidad de Monumento, de la ermita de la Virgen de la Estrella. El informe, al que ha tenido acceso El Día, recoge “el interés” que tanto la capilla como su titular tienen para todo el pueblo de Villa del Río, y fundamenta su propuesta, a modo de síntesis, en “su reconocido valor histórico-artístico y religioso-cultural” y en el afán de “proteger dicho bien y conservarlo para generaciones venideras”.
El expediente, cuya recopilación y redacción está llevando a cabo María de los Ángeles Clementson Lope, dibuja el origen de la gran devoción que los villarrenses tienen hacia la Virgen de la Estrella. Así, fija en un texto de José María de la Vega, de 1873, la primera narración escrita de su aparición, con base en la tradición popular y aquel momento, fechado en 1495, en el que una imagen de la Virgen, “de estilo mozárabe”, se le apareció a unos segadores entre unas zarzas y junto a una fuente, en la zona conocida como Monte Real, en las inmediaciones de la por entonces Aldea.
Como recuperó en su momento para la revista de la Hermandad Francisco Pérez Daza, según los escritos de De la Vega, el pueblo “se apresuró a edificarle una pequeña y pobre ermita en el mismo lugar de la aparición, que hoy ocupa el Humilladero”, convertido en lugar de peregrinación. Pero el inexorable paso del tiempo, que terminó por arruinar aquella primera construcción, llevó a acercar la ermita a Villa del Río, ya con mayores dimensiones, en lo que es el germen de la capilla actual, una ermita construida, destruida y reedificada que el fervor popular ha mantenido en pie hasta hoy.
Así, según reza en el documento, la ermita comenzó a levantarse en 1738 y culminó sus obras 36 años después (1774), “sobre la primera construida en el mismo lugar, en 1520, que en ese momento estaba arruinada totalmente”; una capilla que sería “de estilo gótico tardío, al igual que la virgen que se encargó una vez deteriorada la primitiva de estilo mozárabe”. La construcción fue sufragada por la Hermandad de la Virgen de la Estrella y los vecinos de un pueblo en auge económico gracias a las industrias aceiteras y textil, “de reconocido prestigio” sobre todo por sus capas y paños.
En los fundamentos de defensa para obtener la catalogación de BIC como Monumento, el informe recuerda que se trata de una ermita de estilo barroco popular, posiblemente bajo la autoría de Juan del Río Leiva -era el arquitecto diocesano de la época, si bien no hay datos que los confirmen-, con una planta de cruz latina, de una sola nave cubierta con bóveda de medio cañón y una cúpula semiesférica sobre el crucero. Cuenta con un pórtico de ingreso reedificado en 1769, al igual que la casa de la santera anexa.
Pero la joya del inmueble -y del Barroco Cordobés- es sin duda el retablo mayor primitivo, del que el expolio sufrido durante la Guerra Civil solo ha permitido mantener el ático y la coronación (se perdió también la imagen gótica de la Virgen). Aquella obra, de la que gran parte fue quemada en el atrio, es de 1770 y tiene la firma del gran retratista y escultor de la segunda mitad del siglo XVIII, el cordobés Alonso Gómez de Sandoval. “Ocupaba todo el presbiterio y estaba realizada en madera dorada. Sobre un alto zócalo de piedra se encontraba el banco formado por un cuerpo de tres calles y sobre ellas el ático. En el banco y entre los basamentos estaban situados dos puertas, una a cada lado, una se utilizaba para servicio del altar, y la otra de acceso al camarín de la Virgen. En el centro del mismo se sitúa el Sagrario”, recopila Clementson Lope en su expediente.
El mismo explica que la reconstrucción final del retablo, a partir de fotos del primitivo, la llevaron a cabo Rafael Valverde Luján y Manuel Valverde Serrano entre 2001 y 2006 con un coste “altísimo” por el deterioro y la aparición de termitas, sufragado por la Hermandad con el apoyo de los vecinos.
El informe insiste, en la descripción de la ermita, que el atrio se edificó en 1800 y la espadaña, casi un siglo más tarde; ya en 1917 se coloca la campana mayor y diez años después se pone un nuevo pavimento. Al mantenimiento de los años de posguerra continuaron otras actuaciones para poner en valor la casa de la Virgen de la Estrella, imagen que igualmente fue restituida de la mano en este caso del imaginero cordobés Juan Martínez Cerrillo.
Junto a la titular, el interior de la ermita acoge la imagen de San Juanito, del siglo XIX; los óleos de la Dolorosa y la Inmaculada, ambos del siglo XVIII y obras de la escuela granadina, así como Santa Ana y la Virgen niña del pintor villarrense Pedro Bueno (1978), además de la Ascensión y San Francisco con los animales, ambas del pintor también local Blas Moyano.
En definitiva, un conjunto de detalles que tienen a la ermita de la Virgen de la Estrella ya incluida en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico Español, el Instituto del Patrimonio Cultural de España -con el nombre erróneo de "ermita de la Virgen de San Pedro", declarada como bien de Interés Nacional-, el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Interés Histórico-Artístico de Córdoba, aunque sin protección, y el Inventario de Bienes de Interés Patrimonial de la Provincia de Córdoba. El siguiente paso tiene que ser su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) en calidad de Monumento, algo por lo que ya trabajan, de la mano, el Ayuntamiento de Villa del Río y la propia Hermandad.
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