Urgencia ante la necesidad de iniciar la vacunación contra Mpox en África

Cristina Jauset, responsable de vacunas y respuesta a epidemias de Médicos Sin Fronteras, subraya la importancia de actuar y mejorar el acceso a las vacunas disponibles 

El subtipo del virus 1B muestra mayor velocidad de propagación 

Dos trabajadores sanitarios en Budjala, R. D. Congo, donde Médicos Sin Fronteras apoya a las autoridades sanitarias en la respuesta contra el Mpox. / MSF
Ramiro Navarro

11 de septiembre 2024 - 12:58

La pandemia de Mpox, conocida anteriormente como viruela del mono, ha evolucionado en un grave problema de salud pública en África, especialmente en la República Democrática del Congo (RDC), donde el brote ha alcanzado proporciones alarmantes. Según Cristina Jauset, responsable de vacunas y respuesta a epidemias de Médicos Sin Fronteras, la situación en este país es crítica, con más de 18.700 casos sospechosos reportados hasta finales de agosto de 2023, de los cuales 5.200 han sido confirmados. Las muertes suman 617, una cifra que subraya la urgencia de una respuesta global.

En años anteriores, los brotes de Mpox en la RDC estaban limitados a pequeñas zonas, generalmente vinculados a la transmisión zoonótica por el contacto con animales infectados. Sin embargo, desde septiembre de 2023, la situación ha cambiado drásticamente. Un nuevo subclado del virus, denominado 1B, ha mostrado una velocidad de propagación sin precedentes, con más de 18.000 casos en lo que va del año solo en la RDC.

“Este nuevo subclado ha superado las epidemias previas, que solían autolimitarse. La transmisión del clado 1B aún no se comprende del todo, pero los estudios sugieren que afecta tanto a niños como a adultos”, explicó Jauset. La complejidad del brote radica en la coexistencia de dos clados del virus en la RDC: el clado 1A, endémico y más letal, que afecta principalmente a los niños, y el clado 1B, cuya propagación y transmisión no están completamente claras.

Además de la RDC, otros países de África Oriental, como Burundi, Kenia, Ruanda y Uganda, también han sido golpeados por esta nueva variante. Incluso se han reportado algunos casos en países fuera de África, como Suecia y Tailandia, lo que indica la naturaleza global de la amenaza. Ante a este panorama, la vacunación se erige como la medida más eficaz para contener la propagación del virus y reducir el impacto de esta epidemia. Sin embargo, la distribución de las vacunas en África enfrenta enormes obstáculos. La África CDC ha estimado que se necesitarían al menos 10 millones de dosis de vacunas para cubrir a los grupos prioritarios de la región, de las cuales cuatro millones serían para la RDC. Sin embargo, la oferta de vacunas es limitada. “La farmacéutica Bavarian Nordic, productora de la vacuna MVA, solo podrá fabricar dos millones de dosis este año, con la promesa de alcanzar los 10 millones para finales de 2025. Esto deja a los países africanos en una situación crítica, ya que no pueden esperar tanto tiempo para recibir las dosis necesarias”, explica Jauset.

En este contexto, algunos países como Estados Unidos, Japón y la Unión Europea han comenzado a donar vacunas. Estados Unidos ya ha enviado 50.000 dosis a Nigeria y se espera que la Unión Europea envíe 200.000 dosis a la RDC.

Japón, por su parte, ha comprometido 300.000 dosis de la vacuna F16. Sin embargo, estas donaciones son insuficientes para cubrir las necesidades urgentes de la región.

“Es imperativo que los fabricantes revisen su política de precios para hacer las vacunas más accesibles, y sería clave transferir la capacidad de producción a África para abaratar costes. Pero esto lleva tiempo, y vamos tarde”, lamentó Jauset.

La vacunación es solo una parte de la solución. Jauset enfatiza que la mejora de las capacidades diagnósticas es esencial para enfrentar la crisis.

Actualmente, en la RDC, solo el 24% de los casos sospechosos pueden ser testeados debido a la falta de recursos y la compleja geografía del país. Esta falta de pruebas diagnósticas impide que se conozca el verdadero alcance de la epidemia. De hecho, en algunos países vecinos como Camerún, se ha descubierto que hasta un 30% de los casos sospechosos de Mpox eran en realidad varicela.

El estigma y la sensibilización

Además del diagnóstico, la prevención juega un papel crucial. Esto incluye mejorar las condiciones de higiene y crear espacios de aislamiento en las comunidades afectadas. Sin embargo, estas medidas son difíciles de implementar en regiones rurales, donde el acceso al agua potable y los recursos sanitarios es limitado. Otro desafío importante es el estigma asociado con el Mpox, especialmente en el caso de los grupos de riesgo, como los trabajadores sexuales, que han sido gravemente señalados debido a la naturaleza de la transmisión del clado 2 del virus, vinculado al contacto sexual. En respuesta a este problema, Médicos Sin Fronteras ha estado trabajando en la sensibilización de las comunidades y la formación del personal sanitario. “Hemos llevado a cabo más de seis formaciones y estamos presentes en regiones donde hay casos activos. Además, apoyamos a los pacientes con aislamiento y vigilancia activa, mientras esperamos la llegada de las vacunas”, señaló Jauset.

A pesar de la gravedad de la situación, la vacunación masiva aún no ha comenzado en la RDC. Las autoridades del país han identificado las zonas prioritarias y están listas para actuar en cuanto lleguen las vacunas. “Cuanto antes lleguen, menos transmisión habrá y menos dosis necesitaremos”, explicó Jauset. Sin embargo, la falta de un suministro adecuado y de una producción local pone en riesgo los esfuerzos para controlar la epidemia. En opinión de la experta, se requiere una respuesta internacional coordinada. La vacunación es una herramienta vital, pero debe ir acompañada de mejoras en el diagnóstico, la prevención y la sensibilización comunitaria. Si no se actúa de manera inmediata, la propagación del virus podría seguir afectando a miles de personas, especialmente en los países más vulnerables.

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