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A pesar de que la vida parece estar volviendo a la normalidad, la variante Ómicron del Coronavirus no deja de mutar. En esta ocasión, son dos las nuevas cepas que se han descubierto del virus, denominadas coloquialmente como ‘pesadilla’ y ‘perro del infierno’. En concreto, los expertos muestran especial preocupación por la primera de estas, debido a su rápida expansión en países de la Unión Europea y Asia, realizando seguimientos muy cercanos para estudiar su desarrollo.
La sintomatología es similar a la de las variantes ya conocidas, predominando el dolor de garganta, de cabeza y muscular, así como la tos, la congestión, la fatiga, pérdida de olfato y gusto, y hasta la falta de aire. Según Alfredo Corell, inmunólogo y catedrático, estas nuevas subvariantes habrían desarrollado nuevos síntomas no conocidos hasta ahora, como la taquicardia, la pérdida del apetito y la afonía. La OMS, por su parte, ha declarado que cree que el poder de estas variantes es el suficiente como para esquivar los anticuerpos aportados por las vacunas.
Además de esto, las diferencias entre ambas están relacionadas con cepas anteriores. La subvariante ‘perro del infierno’ tendrá una mayor relación con la subvariante BA.5, mientras que ‘pesadilla’ estará más relacionada con BA.2.
Otra de las diferencias se encontrará en las regiones de esparcimiento, ya que la BQ.1 (perro del infierno) tendrá una presencia mayor en Europa y Estados Unidos, mientras que XBB (pesadilla) se localiza en las regiones de Singapur e India, así como algunas regiones de Asia.
Por el momento, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades prevé que las nuevas mutaciones llegarán a ocupar el 50% de las infecciones en Europa a finales de noviembre, previendo así una nueva ola de contagios. No obstante, no hay ninguna evidencia de que estas variaciones sean más peligrosas que las anteriores, pero sí cuentan con una gran adaptación para evadir la inmunidad de las vacunas.
Los nombres, nada parecidos a los que conocíamos anteriormente, vienen dados por diferentes causas. La variante XBB ‘gryphon’, por ejemplo, ha sido bautizada bajo el apodo de ‘pesadilla’, refiriéndose a un animal mitológico con cuerpo de león y cabeza y alas de águila. De igual manera, la variante BQ.1.1 es conocida bajo el nombre de ‘perro del infierno’, refiriéndose a Cancerbero, el perro del Dios Hades, el cual era casi imposible escapar de sus garras.
Sin embargo, y según aseguraba la Ministra de Sanidad, Carolina Darias, estas subvariantes apenas son, de momento, perceptibles en nuestro país, siendo la cepa BQ.1.1, o ‘perro del infierno’, la que alcanza tan solo un 2,6% de los contagios. No obstante, advierte que están creciendo a un ritmo acelerado en varios países europeos.
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