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La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que causa 1,3 millones de muertes cada año, que afecta a los pulmones y que se constituye como una de las principales causas de muertes por infección en el mundo. Además de los pulmones, también puede tener repercusión en otros órganos del cuerpo, como los riñones, el cerebro o la columna vertebral.
Los síntomas comunes de la tuberculosis son tos persistente que puede producir flema con sangre, fatiga, pérdida de peso, fiebre, sudores nocturnos y falta de apetito. Sin embargo, hay personas que se infectan y no presentan síntomas. Es lo que se conoce como tuberculosis latente. En este sentido, debido a la gravedad y a lo fácil que es su contagio, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, manifiesta la necesidad de "invertir en intervenciones basadas en evidencia", así como también de "promover la cobertura sanitaria universal".
El tratamiento de la tuberculosis generalmente implica tomar una combinación de medicamentos antibióticos durante varios meses y es muy importante que se cumpla con el tratamiento íntegramente. Incluso si los síntomas desaparecen antes, hay que completar todo el periodo estipulado para la medicación. De esta forma, se evita la resistencia a los medicamentos y la recaída de la enfermedad.
La tuberculosis es altamente contagiosa porque la bacteria se propaga a través del aire cuando una persona infectada tose, estornuda o habla. Las pequeñas gotas que se desprenden que contienen la bacteria pueden ser inhaladas por personas cercanas y causar la infección. Además, esta enfermedad se suele propagar con mayor facilidad en entornos con condiciones de higiene deficientes y falta de acceso a atención médica adecuada.
En 2022, la OMS informó de una recuperación mundial significativa en la ampliación del acceso a los servicios de diagnóstico y tratamiento de la tuberculosis, con la cifra más alta registrada desde que la OMS comenzó el seguimiento mundial de la tuberculosis en 1995.
Prevenir la infección de tuberculosis así como también parar su expansión son dos aspectos fundamentales para poder reducir los números de incidencias, según las previsiones por la Estrategia Fin a la Tuberculosis de la OMS.
En este sentido, desde este organismo afirman que "es vital ofrecer tratamiento preventivo para personas con VIH, a los contactos domésticos de los pacientes con tuberculosis y a otros grupos de alto riesgo".
En el año 2022, hubo una actuación en cuanto a medidas preventivas, sobre todo para personas enfermas de VIH y con otros convivientes dentro del mismo domicilio. En estos dos sectores, se produjo un aumento de hasta 3,8 millones de infectados en ese año, con respecto a los que ya habían quedado registrados en la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas de 2018.
El próximo domingo 24 de marzo se celebra el Día Mundial Contra la Tuberculosis y el lema que tienen presente este año es "¡Podemos acabar con la tuberculosis!", planteado con el objetivo de transmitir un mensaje de esperanza de que es posible volver a encaminarse para cambiar el rumbo de esta epidemia a través de un liderazgo de "alto nivel", disponiendo de mayores inversiones, así como también de una adopción más rápida de las nuevas recomendaciones de la OMS.
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