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La Navidad es una época crítica con respecto a las comidas. Por mucho que quieras privarte, no podrás escapar de las "garras" de un buen dulce o de las comidas adulteradas con azúcar que son muy típicas en estas fechas y la vemos por todas partes.
Podrías marcarte objetivos para estas fechas, pero ¿qué pasaría si no los cumplieses? Probablemente, se juntarían frustración y culpa. Por eso, es recomendable que cuando cuides tu salud, lo hagas de manera general y no solo en la dieta, es decir, que cuides tu salud mental y trabajes con las emociones.
En el caso de que te hayas dejado seducir por el azúcar y que hayas aplicado el "una vez al año no hace daño" en más de una ocasión, tendrás que trabajar para "desintoxicarte" del azúcar ya que en el momento en el que la tomas, se produce una liberación de dopamina, que es una hormona que crea bienestar, pero con propiedades adictivas.
Por esta razón, si por un día o por otro ingieres grandes cantidades de azúcar, puedes padecer patologías severas en el futuro.
Si te has dejado llevar por lo que entraban por tus ojos y te has pasado con la ingesta de azúcar, empezarás a notar algunos síntomas como aumento de la sed, cansancio, visión borrosa y náuseas.
Es normal que a veces no puedas resistirte y si eres "dulcero" pues menos todavía. Te encantan y te sientan bien. Quieres más. Llega el momento de parar y cuando te das cuenta, estás muy lleno. Ya no hay vuelta atrás, ¿ahora cómo consigo eliminar todo esto que no debería haber comido? Por suerte, siempre hay algo que se puede hacer:
Es la frase que solemos utilizar para "justificar" un poco la ingesta de azúcar. Aunque es cierto que hay situaciones en las que el cuerpo pide azúcar. Por ejemplo, cuando estás pasando por una época de estrés y tu mente te pide consumirla para calmarla. Por eso, es importante que cuides tu salud mental y estés fuerte. Así no te dejas engañar para que consumas alimentos poco saludables y puedes cambiarlos por otros como:
Cuando el estrés te hace comer y te "pide azúcar", es lo que se conoce como hambre emocional o comer por estrés. Se utilizan los alimentos para sentirse mejor y activar los mecanismos cerebrales de recompensa y no porque realmente tengas hambre.
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