Apoteósico Viernes de Dolores como pórtico de la Semana Santa de Córdoba
Tradición
Miles de personas se vuelcan en masa en las ya clásicas visitas, en la antesala de la Semana Mayor, a la Virgen de los Dolores, Nuestra Señora de la Paz y Esperanza y El Císter
La celebración del Viernes de Dolores en Córdoba, en imágenes
Como bien dijo hace unos años el entonces hermano mayor de Hermandad de la Sangre (El Císter) Carlos Olivares, “Córdoba no se entiende sin haber vivido un Viernes de Dolores, sin los patios, ni sin las cruces”. La Hermandad del Císter es en 2023, como la de los Dolores y la de la Paz, protagonista de otro Viernes de Dolores sublime en Capuchinos que prologa la que en Córdoba se espera que sea una gran Semana Santa.
La gran protagonista del día, cómo no, es la Virgen de los Dolores, la imagen central de jornada en la que la plaza del Cristo de los Faroles recibe a miles de visitantes y devotos con una pancarta con los colores de la bandera de España que recuerda que María Santísima de la Paz y Esperanza fue coronada canónicamente el 15 de octubre de 2022. "Ya es Viernes de Dolores, un viernes en el que Córdoba inicia su Semana Santa, pórtico de la Pasión del Señor y un día en el que todo se concentra en una gran devoción, la que los cordobeses profesan a la Virgen de los Dolores", relata en la iglesia conventual de San Jacinto el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández. "Preparémonos para vivirla con una buena confesión, con el alma limpia", añade.
La entrada a la casa servita donde reside la Señora de Córdoba es un trajinar de fieles ávidos de visitarla mientras el prelado, como marca la tradición, preside una misa cuyo evangelio reza: "En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: 'Mujer, ahí tienes a tu hijo'.
Luego, dijo al discípulo: 'Ahí tienes a tu madre'. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa (Juan 19, 25-27). Fernández relata en su homilía que de esta forma María pasó también a ser la Madre de todos.
El obispo refiere que todos los devotos que quieren postrarse ante su Madre, orarle, darle gracias o realizarle una petición. “María es Madre de verdad, no es una maternidad rebajada sino directa; y la palabra Madre no siempre es bien empleada, más aún cuando en la actualidad se permite que una madre mate a su hijo en su seno materno o que alquile un vientre para tener un hijo”.
La Dolorosa de San Jacinto lleva recibiendo desde primera hora de la mañana la visita de centenares de personas que profesan una gran devoción por la talla del siglo XVIII obra de Juan Prieto, que vive su onomástica desde el altar de su templo. El obispo de Córdoba incide en las miles de personas que encuentran en María ese amor maternal, esa fuerza que se necesita cuando algo falla, porque “María es Madre más que nunca y a Ella le pedimos que nos proteja”. Para destacar la importancia de cuidar a los enfermos y ancianos, pidiendo que se extremen los cuidados y cariños hacia ellos.
Personas mayores como ese vecino de Cañero de 96 años que hace unos días le dijo "apenado" al prelado, como él mismo recuerda, "que todos los Viernes de Dolores se acercaba a ver a la Señora y que este año no podía por problemas de movilidad; le dije que no se preocupara, que yo le pediría por él".
Mientras, también hay una infinita cola personas para acceder al convento del Santo Ángel, donde justo a las puertas recibe la Paloma de Capuchinos con su casi recién estrenada majestuosa corona. A un lado un grupo de jóvenes hermanos de la Paz -el llamado Grupo de Devotos- vende ramos de flores para quien se los quiera regalar a la Virgen. Un de ellos, Lorenzo Centella, explica que los "ramitos" están confeccionados con claveles blancos y una ramita de olivo "representativos de La Paz".
El dinero a recaudar irá destinado "tanto a obra social de la Hermandad, como a ajuar para la Virgen". Lorenzo detalla que los hermanos jóvenes de la cofradía comenzaron la venta de ramos en 2016 con el fin de recaudar fondos para la coronación de la Paloma de Capuchinos. "Es un orgullo ver cómo la gente se acerca a por sus ramitos y te dicen que 'para mi Virgen, lo que sea'". "Se ve a mucha gente emocionada, llorando; la verdad es que un día bastante bonito", añade.
"¿Qué te ha parecido? ¿Es bonita la talla?", le pregunta Juan Olmo a su hija Diana tras salir del convento del Santo Ángel del besamanos de La Paz. "La corona es preciosa, pero me parece más bonita la Virgen de los Dolores", le refiere Diana. Los Olmo Pérez han llegado de Madrid para pasar la Semana Santa en Córdoba. "Mi madre siempre nos ha traído a ver a la Virgen de los Dolores desde que éramos muy pequeñitos mi hermana y yo; en mi familia hay mucha fe a la Señora de Córdoba, tanto es así que mi madre se llama Dolores y mi hermana y mi sobrina, también", relata Juan, quien también va acompañado de su madre en la visita a las devociones de Capuchinos. "Ahora nos queda por ver al Císter", insiste.
A las puertas de san Jacinto, José Pacheco espera con un gran ramo de flores que va a regalar a la Señora de Córdoba. "Todos los años le traigo uno; es mi manera de agradecerle la protección que mi familia y yo sentimos de ella todo el año", sentencia. Detrás de José esperan en la cola Rafael Velasco y Rodrigo Bermejo. El primero le recuerda al segundo, un familiar llegado desde Alicante, que La Paz sale en procesión el Miércoles Santo y que es una obra de 1939 del imaginero Juan Martínez Cerrillo, "que nació en Bujalance, pero que se vino a vivir a Córdoba y quien además talló a Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia (1944), también de la Hermandad de la Paz".
Rafael le continúa explicando a Rodrigo que otras obras de Martínez Cerrillo son María Santísima Reina de Nuestra Alegría (1944), de la Hermandad del Resucitado; María Santísima de la Esperanza (1947) y Nuestro Padre Jesús de Las Penas (1954), de la Hermandad de La Esperanza; Nuestra Señora de la Piedad, (1958), de la Cofradía del Prendimiento; Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, de la Hermandad de la Sentencia (1944); y Nuestro Padre Jesús a su Entrada Triunfal en Jerusalén, La Borriquita (1963).
"La talla de La Paz fue entregada a la hermandad el 6 de septiembre de 1939. Fue la primera imagen mariana que Martínez Cerrillo talla para la ciudad que lo vio crecer como imaginero. Esta imagen marcaría un estilo peculiar en las vírgenes de Juan, si bien esta sería fuente de inspiración en toda su obra y a la vez objeto devocional para él, y como no, para Córdoba", sentencia Rafael.
La nave de salida de La Sangre es lo primero que se encuentra quien se acerca a Capuchinos, el epicentro de la fe católica en Córdoba en Viernes de Dolores, el lugar por el que el Cristo de los Faroles solo ve pasar presidiendo su plaza- a tantísimas personas el Martes Santo –día de salida procesional de El Císter–, el Miércoles Santo –día en el que la protagonista de la estación de penitencia es la Hermandad de la Paz– y el Viernes Santo –día en el que quien congrega a devotos y no devotos por miles en torno a su estación de penitencia es la Virgen de los Dolores–. Muchos no pueden evitar realizar esa visita antes de hacer lo propio con la Señora de Córdoba o con Nuestra Señora de la Paz y Esperanza. El Císter recibe fieles hasta las ocho y media de la tarde, momento en el que toca salir en vía crucis con el Señor de la Sangre por la zona de Capuchinos.
Y es que, como insistió el obispo en su homilía en San Jacinto, con esta celebración comienza la Semana Grande en la ciudad. "Hoy, la plaza de Capuchinos invita a la oración y la contemplación de las imágenes que se custodian a su alrededor, antecediendo así a unos días intensos en los que celebraremos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Dispongámonos a vivir la Semana Santa con el alma limpia, que este Viernes de Dolores nos sirva para preparar nuestro corazón y seguir el camino de Jesús”.
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