Juan Carlos Pérez asegura en su pregón al Judío de Baena que la separación de las turbas no fue por el color de las colas

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El pregonero considera que "ser judío es mucho más que tocar el tambor" y subraya que "es un legado recibido, una afición y una devoción"

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Juan Carlos Pérez durante su pregón al Judío de Baena.
Juan Carlos Pérez durante su pregón al Judío de Baena. / Sara Núñez

Historia, reflexiones, vivencias y exaltación a la figura más genuina de la Semana Santa han marcado el XXI Pregón del Judío de Baena proclamado este 2024 por Juan Carlos Pérez, ante un abarrotado patio de butacas del Teatro Liceo que ha sido trasladado 2.000 años atrás para “analizar el porqué de esta emblemática figura”.

En su canto, Pérez ha desvelado que, aunque hay muchas personas que creen que la separación de las turbas de judíos, de las tres que existían a las dos de la actualidad, se produjo como consecuencia del color de la cola, lo cierto es que fue debido “a discusiones entre las cuadrillas respecto al orden de desfile o al asistir unas como invitadas y otras como miembros de la Cofradía que procesionaba”.

El pregonero ha asegurado que “el judío antiguo evolucionó en Baena de forma singular yendo de muchedumbre desordenada con sayas y carátulas, a cuadrillas organizadas con uniforme militar y alabardas que finalmente fueron sustituidas por el tambor” y ha subrayado que “esa evolución, unida al protocolo con que las Cofradías lo fueron dotando y a la rivalidad entre las dos turbas, han dado como resultado el judío actual”.

A lo largo del pregón, Pérez ha reivindicado “el papel del judío cuando sale del ámbito de la Semana Santa”, así como ha puesto en valor “la incorporación de la mujer a las cuadrillas” y “la conveniencia de regular algunos aspectos de la indumentaria del judío, así como insistir en el cumplimiento de unas normas básicas”.

Desde un punto de vista más familiar y cercano, el pregonero ha narrado que su abuelo era colinegro y su padre y hermanos coliblancos, y por el vínculo que le unía a su abuelo, el también fue colinegro hasta los 16 años. Pero al fallecer su abuelo, le pidió a su padre “salir de coliblanco”. En la actualidad es judío de la segunda cuadrilla de judíos de la cola blanca junto a sus hermanos, hijos y amigos.

Pérez ha incidido en que para él, “ser judío es mucho más que tocar el tambor” y ha desgranado que “es un legado recibido, una afición, una devoción, una imitación de tu padre o hermano, es amistad, sacrifico y orgullo” y “una satisfacción que se completa con la devoción a Jesús, que solo es uno y el mismo, aunque representado en distintos momentos de su pasión”.

De igual forma, la Asociación Cultural de la Primera Cuadrilla de Judíos de la Cola Negra de Baena, encargada de la organización de este Pregón al Judío, también ha hecho entrega del título de cofrade ejemplar a Francisco Lozano, tras sesenta años como cofrade perteneciente a la hermandad del Santo Sepulcro, quien ha ostentado también cargos como el de vicepresidente de la Agrupación de Cofradías y ha sido mayordomo y hermano mayor de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús.

Además, se ha reconocido al autor del cartel anunciador de la Exaltación al Judío de este año, el ilustrador y tallista baenense Ismael Ortiz, quien ha querido reflejar en su cuadro “el fervor, la tradición del judío y su paso generación tras generación”. En el cuadro pueden verse en primer plano la imagen de dos judíos, uno coliblanco y otro colinegro, representando a un padre y a un hijo.

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