Martes Santo en Córdoba: El regreso de la juventud

Semana Santa 2023

Las hermandades del Prendimiento, Santa Faz, Agonía, Universitaria, Sangre y Buen Suceso se reencuentran con Córdoba tras un largo paréntesis de cuatro años por el Covid y la lluvia

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El Señor del Prendimiento, durante su salida procesional.
El Señor del Prendimiento, durante su salida procesional. / Miguel Ángel Salas

Cuatro años han pasado para que Córdoba se reencuentre con las hermandades del Martes Santo. El coronavirus, en 2020 y 2021, y la inestabilidad climatológica de 2022 hicieron que el Martes Santo tuviese este año un tono muy especial para unas cofradías que pudieron realizar sus respectivas estaciones de penitencia por las calles de la ciudad.

El Martes Santo es por antonomasia el de la juventud. Es el día de la hermandad del Prendimiento, de la Santa Faz, del Buen Suceso, de la Sangre, de la Agonía y de la Universitaria. Es el día en el que brillaba más que nunca la Virgen de la Trinidad con el estreno de su nuevo manto o en el que el Divino Salvador en su Prendimiento o la Virgen de la Piedad partían desde el patio del colegio salesiano mientras aguardan el visto bueno de Urbanismo para la construcción de su nueva casa hermandad.

También es el día de una cofradía del Buen Suceso que celebra su cincuenta aniversario o el del reencuentro de la Reina de los Ángeles con la plaza de Capuchinos. La Agonía y su paso de la ciudad a El Naranjo o la sobria presencia de la Universitaria, que no pasa desapercibido para nadie por la impactante imagen de su Crucificado. Pero fue el día en el que de nuevo Córdoba brilló con luz propia en un radiante Martes Santo, en el que el sol y las altas temperaturas volvieron a dejar estampas soñadas y maravillosas.

También hubo tiempo para una incesante bulla que se agolpa en la Cruz de Rastro y en la calle San Fernando al paso de los titulares de las hermandades de este día. Es prácticamente otra carrera oficial –solo faltó el paso de la Santa Faz por esta zona–. De nuevo, como ya sucedió el Lunes Santo, hubo retrasos a la entrada de algunas cofradías a su llegada a la Puerta del Puente, un aspecto que no impidió el disfrute de los fieles al paso de cada corporación hasta sus entradas en sus respectivos templos.

El Cristo de la Agonía, a su salida de la Santa Iglesia Catedral.
El Cristo de la Agonía, a su salida de la Santa Iglesia Catedral. / Miguel Ángel Salas

La Agonía

De Córdoba a El Naranjo. De la Santa Iglesia Catedral a la parroquia de Santa Victoria. Con un largo recorrido, el Cristo de la Agonía, obra de Antonio Castillo Ariza en 1954, y la Virgen de la Salud –realizada por Miguel Ángel González Jurado en 1994–, que aguardaban desde el pasado 28 de marzo en el primer templo de la diócesis a la llegada de este Martes Santo. Eso sí, al contrario de otros años, el traslado de sus titulares no fue público, por lo que había más ganas de volver a cruzarse con los titulares de una corporación que vive un intenso día hasta su llegada a su barrio de El Naranjo.

Los sones musicales de la banda de la Salud destacaban junto a un Crucificado que desde su calvario buscaba con su mirada a la Virgen de la Salud, que transitaba con un alegre caminar al son de la banda de El Carmen de Dúrcal (Granada).

La Universitaria

Desde la iglesia del Juramento donde San Rafael aguarda su salida del próximo mes de mayo sale una hermandad Universitaria que pone el tono más sobrecogedor y de recogimiento al paso de sus titulares, el Cristo de la Universidad y de la Virgen de la Presentación.

El Cristo de la Universidad, a su paso por San Pedro.
El Cristo de la Universidad, a su paso por San Pedro. / Juan Ayala

Bajo el mando de Enrique Garrido, capataz de ambos pasos, la cofradía transita con su tradicional hábito negro. El Cristo de la Universidad, una obra de arte de Juan Manuel Miñarro, reproduce de manera exacta las heridas reflejadas en la Sábana Santa de Turín. Junto a Él, la Virgen de la Presentación, a la que nada más salir le rezan en forma de saeta. Solo así se rompe el silencio que acompaña a una corporación que avanza de forma rápida en un recorrido con sello propio tras decir adiós a la parroquia de San Pedro de Alcántara, iglesia situada frente a la Facultad de Filosofía y Letras y que dejaba grandes estampas cuando salía en los Jueves de Pasión antes de entrar en la Semana Santa cordobesa.

La Sangre

Con el recuerdo siempre presente a Fray Ricardo de Córdoba, pieza importantísima para una cofradía que dejó un ramo de flores ante su tumba en este Martes Santo, la hermandad inauguraba la empedrada plaza de Capuchinos. Junto al Cristo de los Faroles, que aguardaba la salida de los titulares de esta corporación, estaban numerosos fieles que buscaban ese reencuentro con el Señor de la Sangre y la Reina de los Ángeles. No pudo faltar su paso por el Convento del Císter, desde donde fue fundada en 1976.

El imponente misterio de esta cofradía, que cuenta con un total de siete figuras, representa al Señor ante el pueblo y el momento en que Pilatos, junto a Jesús y Barrabás, consulta al gentío sobre cuál de los dos debe ser liberado en Pascua. Tras la imagen de Antonio Eslava Rubio, la elegante Reina de los Ángeles, obra de Luis Álvarez Duarte, destaca su bello manto y aparece acompañada junto a San Juan Evangelista.

La Reina de los Ángeles, en la Plaza de Capuchinos.
La Reina de los Ángeles, en la Plaza de Capuchinos. / Juan Ayala

El Buen Suceso

La iglesia de San Andrés abrió de nuevo sus puertas tras la salida el Domingo de Ramos de la hermandad de la Esperanza. En esta ocasión, fueron el Señor del Buen Suceso y la Virgen de la Caridad los que lo hicieron, titulares de una cofradía que vive un año muy especial por ser su cincuenta aniversario fundacional.

La expectación era máxima para ver salir al Señor del Buen Suceso en una escena que representa el encuentro entre Jesús y su Madre, la Virgen de los Dolores, en la Calle de la Amargura, en presencia de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena.

A los sones de la marcha Réquiem por la banda Monte Calvario de Martos se hizo paso el titular de una cofradía entre un gentío que aguardó la llegada de la Virgen de la Caridad, talla de Miguel Ángel González Jurado (1991), que cerró una brillante estación de penitencia para esta corporación. No faltó la ofrenda del alcalde José María Bellido y de la policía en carrera oficial.

El Señor Buen Suceso, durante su salida procesional.
El Señor Buen Suceso, durante su salida procesional. / Miguel Ángel Salas

La Santa Faz

En la parroquia de la Trinidad se pasó de los tambores enlutados del Vía Crucis a la ilusión y esperanza del joven cortejo de la hermandad de la Santa Faz. El Señor y su encuentro con la Santa Mujer Verónica se refleja en un paso de misterio con un estilo muy señero. La banda Pasión de Linares fue el engranaje perfecto a una noche en la que brilló el manto de la Virgen de la Trinidad. Diseñado por Rafael de Rueda y ejecutado por el taller de Joaquín Salcedo, la titular de esta corporación lució un tono azul como el cielo de Córdoba en una noche primaveral.

El guion de la Virgen de la Sierra y el paño de la Verónica, obra de Sheila Criado, fueron otros detalles que no pasaron desapercibidos en un día en el que las saetas regresaron a la parroquia de la Trinidad.

La Virgen de la Trinidad, durante su salida de su iglesia.
La Virgen de la Trinidad, durante su salida de su iglesia. / Juan Ayala

El Prendimiento

Desde el patio del colegio de San Francisco de Sales partió la hermandad del Prendimiento, con el objetivo de orar "juntos, unidos en una misma fe, cumpliendo así nuestra misión evangelizadora, catequética y de testimonio, en acto religioso público de fe esperanzada y esperanzadora".

Con un cortejo numeroso, en el que destacaban los cubrerrostros y las túnicas de color azul, el Divino Salvador en su Prendimiento, con una túnica que no dejó indiferente a nadie, inició su estación de penitencia con los sones musicales de la Agrupación Cristo de Gracia. Prendimiento de Jesús, Ángeles Salesianos, En tu Victoria, Nuestra Fe y Orando en Montesión son las primeras marchas que abrieron el paso del Señor por Santo Domingo el Savio y María Auxiliadora. La Virgen de la Piedad siguió los pasos de Jesús con un elegante caminar, en el que destacó el gesto inicial con la marcha Virgen de los Negritos en conmemoración al centenario del nacimiento del insigne compositor Pedro Morales Muñoz.

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