Las Palmeras cumple
La Hermandad de la Paz y Esperanza presenta en su estación de penitencia el nuevo palio para su Virgen y que fue presentado el mes pasado en el Círculo
UN inoportuno chaparrón el pasado Miércoles Santo frustró que la Hermandad de la Piedad pudiera llegar a la carrera oficial desde Las Palmeras, una de las hazañas cofrades más esperadas en la historia de la Semana Santa de Córdoba. Ayer cumplieron el objetivo, puesto que aunque el cielo estuviera cubierto el riesgo de precipitaciones era prácticamente nulo. En el barrio se vivió un ambiente de fiesta y en el centro de la ciudad se vivió con admiración la proeza de realizar un trayecto tan largo.
A la procesión de la Cofradía de la Piedad no le faltó en ningún momento el calor de los suyos, apretados tras el paso, orgullosos de ser protagonistas de la historia cofrade de la ciudad. Sabían que el momento estelar era la entrada en la carrera oficial y para ello había que prepararse. Cuando el paso estaba en Alfonso XIII, a punto de girar a Capitulares, dos hombres se encargaron de subirse en sendas escaleras para encender los oscuros hachones del paso. El esfuerzo tuvo su recompensa cuando fue recibida con la plaza de las Tendillas en pie, palco de autoridades incluido, con una cerrada ovación.
En este momento se demostró que los nazarenos de Las Palmeras habían cumplido con su compromiso, algo que parecía un sueño hace unos años y que supone el establecimiento de un vínculo de solidaridad entre este barrio y el resto de la ciudad. Desde ese instante, la Cofradía de Las Palmeras es una más.
Casi en el mismo momento, muy cerca de este lugar, el paso de la Virgen de la Paz salía a calle y mostraba a la ciudad el nuevo palio, que ya fue presentado a mediados de marzo en el Círculo de la Amistad. Poco importó que el cielo estuviera nublado, porque el esperado estreno del nuevo palio lució a la luz difuminada de la tarde. El entorno de Capuchinos, Conde de Torres Cabrera y el Campo de la Merced era una densa masa humana, la misma que se congrega cada año, pero en éste con el aliciente del estreno que llamó la atención a lo largo del recorrido.
Este Miércoles Santo de ayer fue la jornada que se esperaba desde el inicio de la presente Semana Santa. Si el Domingo de Ramos y el Lunes Santo los pronósticos mejoraron al mediodía y el Martes Santo comenzó y terminó con agua, ayer, en cambio, desde el principio se sabía que el riesgo de lluvia era nulo. Aunque el cielo estuviese cubierto en todo momento. Esto hizo que se presentase una jornada cofrade con una temperatura más baja de lo normal y un aire que azotó las candelerías en más de un momento.
La temprana salida del Cristo de la Piedad en Las Palmeras fue seguida de la Cofradía del Perdón desde la iglesia de San Roque, en pleno corazón de la Judería. Esta procesión tiene el encanto de iniciar su recorrido por un dédalo de calles que en sus primeros metros hace que la salida del templo sea algo reservado a los privilegiados que logran un cotizado hueco en las estrechas aceras.
Una de las peculiaridades del Miércoles Santo es que hay un momento concreto de la tarde en que hay dos hermandades que se encuentran en las inmediaciones de la Catedral y las puertas del templo están cerradas. Por el lateral norte pasan los nazarenos blancos y negros del Perdón y minutos después lo hacen los de la Pasión por el muro sur. Ésta última cofradía sí hará estación de penitencia en el interior del templo cuando vuelva a San Basilio después de pasar por la carrera oficial.
En San Lorenzo se vivió sin alteraciones la salida de la Hermandad del Calvario, lo que significa que esta cofradía de San Lorenzo se mantiene en una línea estética sólidamente asentada en todos sus matices. Tanto el Nazareno, como el paso de la Virgen del Mayor Dolor mantuvieron toda la noche una de las notas más clásicas de la Semana Santa.
Por último, las puertas de San Pedro se abrieron para que la Cofradía de la Misericordia iniciase la procesión con la que se cumple el 75 aniversario fundacional. Numerosos actos se han desarrollado en los últimos meses, pero ayer el sonido de la marcha Lágrimas y Desamparo fue diferente cuando, caída ya la noche, la Virgen titular de esta hermandad se dirigía camino de la carrera oficial.
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