La Piedad hace historia en la Catedral
3la piedad
A los cuatro años de llegar a la Carrera Oficial, la hermandad de Las Palmeras accede por primera vez al santo templo
CUENTA la historia de La Piedad de Las Palmeras que las aspiraciones primitivas de esta hermandad -cuando se redactaron sus primeros estatutos, en 1972- "quedaban lejos, muy lejos, de la Carrera Oficial", a la que llegó por primera vez el Miércoles Santo de 2012 para llevar al resto de la ciudad el testimonio de fe que la ha mantenido erguida en su barrio durante sus 40 años de existencia, un barrio que ayer rompió una vez más en aplausos cuando la comitiva burdeos partió desde la parroquia de San Antonio María Claret para realizar otra estación de penitencia en la que, como en la de 2012, ha vuelto a hacer historia.
El Miércoles Santo de 2016 será recordado como el primer Miércoles Santo en el que la hermandad claretiana accedió a la Santa Iglesia de la Catedral haciendo estación de penitencia por el Patio de los Naranjos ante la Custodia de Arfe, instalada en el Arco de las Bendiciones. Cuando La Piedad pasó por la Santa Iglesia Catedral ya se habían templado los nervios que se vivieron en Las Palmeras en la previa a una estación de penitencia amenazada por la lluvia, una lluvia que remitió tan sólo unos minutos antes de que la hermandad, en actitud valiente, decidiera poner la cruz de guía en la calle. El interior de la parroquia, como cada Miércoles Santo, era un ir y venir entre pasillos de músicos -integrantes de las bandas de cornetas y tambores de los Sayones de Nuestro Padre Jesús Nazareno (Pozoblanco) y de San Juan Bautista (Pozuelo de Calatrava, Ciudad Real)- y costaleros. Entre estos últimos se encontraba el hermano mayor de La Piedad, Raúl Torres, que este año quiso llevar también sobre sus hombros bajo las trabajaderas ese paso en el que el crucificado y la dolorosa que lo componen reposaban sobre un manto de claveles rojos y en el que también acompaña una pequeña talla de San Antonio María Claret. "Para nosotros, la llegada a la Catedral significa lo mismo que significó en su día la llegada a Carrera Oficial, algo importantísimo que acometemos con mucha ilusión y sentimiento", explicó el hermano mayor.
"Vamos a hacerlo bien", se escuchaba reiteradamente en la parroquia a uno de los cuatro capataces del paso de La Piedad dirigiéndose a los 98 costaleros del paso, una cuadrilla que también tiene mucho sentimiento femenino. Uno de esos capataces, Luis Maya, refirió que la llegada a la Santa Iglesia Catedral era un avance más de una hermandad que sigue creciendo año a año. "Si nos dicen que en cuatro años íbamos a llegar a la Catedral, no nos lo creemos", insistió una de las costaleras después de que ella y muchas de sus compañeras recibieran el saludo en forma de dos besos de la alcaldesa de la ciudad, Isabel Ambrosio, quien se quiso acercar hasta Las Palmeras para desear una buena estación de penitencia a la hermandad. Hubo quien recordó que hace unos meses la alcaldesa prefirió estar en Las Palmeras, en una entrega de premios deportivos, a asistir a la Magna Mariana, y que hasta a Saulo de Tarso acabó tirándolo Dios del caballo para convertirlo en un ferviente defensor de la fe, hasta llegar a ser San Pablo.
Tras los saludos de la regidora, la comitiva burdeos emprendió esa marcha entre vítores y alguna lágrima de todo un barrio que cada año se vuelca con La Piedad. Quedaban unas diez horas por delante, una estación de penitencia La Piedad volvió a demostrar que Las Palmeras también existe.
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