Los 'sacapasos' de la Semana Santa de Córdoba: "Solo con la devoción no van y vuelven los pasos de la Carrera Oficial"

Costaleros

Curro, capataz de 11 pasos en esta Semana de Pasión, y los costaleros Alejandro Agredano y Francisco Mora explican con detalle lo que sucede alrededor del mundo del costal

Alejandro Agredano, el capataz Curro y Francisco Mora.
Alejandro Agredano, el capataz Curro y Francisco Mora. / El Día

Hace una década que Alejandro Agredano salió por primera vez de costalero en la Semana Santa de Córdoba. Diez años después se mete debajo de cinco pasos desde la víspera del Sábado de Pasión, aunque en su caso solo es devoto de la Virgen de la Candelaria. "No son cosas incompatibles", asegura.

Si nos remontamos a los orígenes, "los pasos los sacaba gente humilde que venía a trabajar por un jornal", sin embargo, "esto ha cambiado y es más como una afición o un hobbie, así que los costaleros ya no sacan los pasos por dinero, sino por afición o por devoción", cuenta Agredano. De hecho, "antes estaba mal visto meterse debajo de un paso porque el mundo de las hermandades era muy elitista y el costalero era el que provenía de una clase social baja", tal y como explica Luis Miguel Carrión, popularmente conocido como Curro.

Capataz de capataces, Curro gobierna en 11 pasos de ocho cofradías distintas en este 2022, haciendo doblete en la Hermandad del Huerto, en El Perdón y en el Sepulcro. Eso es posible "gracias a un equipo de auxiliares" que le ayudan durante la gestión de los ensayos y que asumen las responsabilidades en su ausencia. En caso de una "estrechez", allí aparece Curro con el don de la ubicuidad.

En pleno auge de la celebración de la Semana Santa, Curro recuerda la "escasez de costaleros" que había en los 90 y principios del milenio, algo que "hoy no ocurre" en Córdoba.

-Sin embargo, hay hermandades que las pasan 'canutas' para completar sus cuadrillas.

-Cada hermandad tiene su manera de trabajar, y cada capataz tiene su forma de pensar y de gestionar su equipo; evidentemente, luego también hay capataces que gozan de cierto prestigio para llenar un paso. Yo tengo un núcleo importante al que le gusta trabajar conmigo y muchas cofradías que quieren trabajar con nosotros; el grupo influye. Las cuadrillas deben ser familias. Yo llevo más de tres décadas delante de la Candelaria y esa estabilidad con una cuadrilla y una cofradía..., lógicamente no es lo mismo que cuando se produce el cese de un capataz en una hermandad.

Para Agredano, "no es tanto el hecho de que no haya costaleros, que hay muchos más que antes, sino que hay demasiados pasos". La historia es que "ahora han surgido nuevas hermandades que, saliendo en vísperas, sí pueden tener costaleros, pero podrían tener un problema al entrar en la nómina de Semana Santa". Por otra parte, también coincide en que la "afinidad" por el capataz y "su forma de trabajar" influyen a la hora de plantearse "sacar una hermandad que no lo harías". "Yo pienso que la hermandad debe ayudar a los hermanos con las cosas de la hermandad, pero en el tema de los pasos dejar a los capataces actuar", sostiene.

"Las cofradías necesitan buenos costaleros que saquen esto por afición"

A menudo, hablar con esta naturalidad no es comprendido por quienes pueden llegar a pensar que se desvirtúa la esencia de la Semana Santa. "Lo importante son las imágenes, esto no es un deporte", deja claro Curro, "y mi misión es inculcarlo a los que van debajo". Ahora bien, "esto es un trabajo, el que diga que lo hace por flagelarse... miente". A la hora de transmitir las órdenes, un estilo clásico: "Sin estridencias. Siempre de frente. Que el trabajo pase lo más desapercibido posible".

A pesar de que cristos y vírgenes "se mueven mucho por la devoción", solo con eso "no basta", añade Agredano. "Con la devoción los pasos no van y vuelven de la Carrera Oficial", explica acerca del esfuerzo físico que supone, "porque, además, por mucha devoción que le tengan no hay gente suficiente para sacar la cofradía, necesitan buenos costaleros que saquen esto por afición".

Hay quienes los llaman los sacapasos, "de manera despectiva" o "como un insulto", sugieren ambos, pero no es algo que realmente les moleste, reconocen. "Cada uno que saque los pasos que quiera, ya sea por devoción o por afición, es igual de respetable", opina Agredano.

Es la misma figura que "el costalero aficionado", como lo denomina Curro. "Ese modelo lo traje a Córdoba enseñado por mi maestro Manolo Santiago, que fue el promotor de la primera cuadrilla de Hermanos Costaleros en Sevilla; las cofradías salían a la calle por ellos", explica Curro, rememorando un hito que cambió la historia de la Semana Santa en 1973.

Francisco Mora, costalero.
Francisco Mora, costalero. / El Día

"Una cuadrilla puede ser un grupo de presión"

Francisco Mora también es costalero. En su caso son ocho imágenes las que carga entre Semana Santa y vísperas. "Cada uno tiene su cometido en la vida", justifica su afición por sacar pasos. Este 2022 es también el décimo año desde que dejó de ser un canterano y dio "el salto a la Semana Santa".

"Salimos por devoción, por favores con amigos, por capataces de moda... A lo mejor sacas una hermandad por un capataz que no sacarías sin él", resume Mora los motivos por los que él y la mayoría de los sacapasos se meten debajo de una imagen.

Alguna ocasión se ha dado de alguna cuadrilla -mayoritariamente de amigos- que abandona en bloque un paso de un año a otro y se va de una hermandad para irse a otra, como un equipo de fútbol después de un descenso. La diferencia, es que aquí no hay cláusulas de rescisión ni contratos.

Este "tira y afloja" se produce, entre otras razones, cuando las hermandades "exigen" pagar una cuota de hermano y la papeleta de sitio a los costaleros, explica Mora, mientras que los costaleros se niegan ante lo que consideran "un trabajo", que ya de por sí no es remunerado.

Ante la posibilidad de cobrar una cantidad caritativa que luego se suele redestinar a la propia hermandad, "como sucede en el paso de Santa Marta", en Sevilla, Francisco Mora afirma que "ahora no es el momento tal y como están las cosas, pero me conformaría con no pagar la papeleta de sitio". "Nos gusta que se nos valore", defiende, "somos el colectivo más criticado".

"Una cuadrilla puede ser un grupo de presión", algo así como un sindicato de costaleros.

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