Comienzan las obras en Japón para realojar a los evacuados pero persiste la escasez

Los supervivientes se enfrentan ahora al reto de una nueva vida y muchos deberán abandonar su tierra sin hogar ni fecha de regreso, después de que el 'tsunami' destrozara 14.425 casas.

Jairo Mejía (Efe)

19 de marzo 2011 - 17:29

Osaka (Japón)/Las autoridades japonesas iniciaron las primeras obras para reubicar a los cientos de miles de evacuados por el terremoto del día 11, el peor desastre en Japón desde la II Guerra Mundial, muchos de los cuales sufren aún falta de servicios básicos. Entre los escombros en los que se han convertido numerosos pueblos costeros del noreste de la región japonesa de Tohoku se han hallado hasta ahora 7.508 cadáveres, mientras la lista de desaparecidos ha crecido hasta los 11.680 nombres, según el último recuento de la policía.

Los supervivientes se enfrentan ahora al reto de una nueva vida y muchos deberán abandonar su tierra sin hogar ni fecha de regreso, después de que el poderoso tsunami del 11 de marzo destrozara 14.425 casas. Los expertos han advertido del daño emocional que tendrán en los supervivientes las escenas dantescas vividas tras el terremoto, la pérdida de seres queridos, la escasez y el éxodo al que se han visto obligados.

Pueblos enteros como Futaba, a espaldas de la peligrosa central nuclear de Fukushima Daiichi, han quedado vacíos con toda su población desplazada a refugios provisionales, mientras sus alcaldías, ahora errantes, aseguran que seguirán funcionando para defender los intereses de esa comunidad. Pese a que la amenaza de la central de Fukushima ocupa los titulares de medio mundo, la tragedia humana del mayor desastre natural de Japón desde la posguerra sigue siendo una prioridad para los equipos de rescate y voluntarios de todo el país.

Poco a poco, los esfuerzos de los equipos de salvamento y el Ejército para acabar con la escasez en las zonas más remotas comienzan a surtir efecto con la puesta en marcha de un plan para distribuir combustible y material de primera necesidad. A ello hay que añadir las varias toneladas de ayuda que están llegando a Japón de países de todo el mundo, como en el caso de los envíos procedentes de Corea del Sur, Rusia o Estados Unidos. Muchos refugios temporales han conseguido, tras una semana, tener acceso al agua, alimentos o medicinas, lo que ha mejorado las condiciones de los damnificados más vulnerables, los ancianos y niños.

No obstante, la cadena NHK mostraba este sábado mensajes desesperados enviados por familias de Iwaki u otras localidades de la provincia de Fukushima, que pedían ayuda urgente: "Estamos alcanzando nuestro límite. No tenemos gasolina, alimentos, ni agua corriente", decía uno de los textos. Otras zonas del noreste como Iwate o Miyagi, las dos provincias con mayor número de víctimas, siguen sufriendo temperaturas por debajo de cero, que minan la fortaleza de las víctimas de la crisis humanitaria causada por el terremoto de 9 grados y el tsunami posterior que sacudió Japón hace ocho días.

La tragedia también se vive en hospitales de las zonas de difícil acceso, como algunos lugares de la provincia de Iwate, en los que los médicos no pueden utilizar el instrumental por falta de luz o hay graves problemas para pacientes que necesitan diálisis, según las imágenes mostradas por NHK. Al temor suscitado por las constantes réplicas se suma entre los refugiados más humildes y sin apenas medios la ansiedad de buscar un nuevo hogar, pese a que la solidaridad ha hecho que muchas ciudades como Kochi, al sur del país, se hayan ofrecido a acogerlos. En la provincia de Iwate ya se han comenzado a instalar las primeras casas prefabricadas de un total de 8.800 proyectadas por las autoridades para alojar a personas sin hogar. Futoshi Toba, alcalde de Rikuzentakata, una de las localidades arrasadas por el tsunami, ofreció un discurso para marcar el comienzo de esas obras de nuevas viviendas para refugiados y recordó algo que muchos piensan: "Tenemos que seguir adelante".

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