El Gobierno se enreda al poner fecha a la suavización del confinamiento
La portavoz Montero la sitúa en el 26 de abril, cuando concluirá la prórroga del estado de alarma que aprobará hoy el Congreso sin unanimidad, aunque Illa y Ábalos la matizan
El miedo al repunte del virus marcará una "desescalada" gradual y controlada del confinamiento
España roza ya los 15.000 muertos con coronavirus
El confinamiento se sigue adentrando en su cuarta semana en la batalla de los españoles contra el coronavirus y el Gobierno no se atreve a señalar una fecha para poner punto final al encierro, por mucho que su portavoz se lanzara ayer a marcar en el calendario la del 26 de abril, aunque fue matizada de inmediato por dos compañeros de Gabinete, los ministros Salvador Illa y José Luis Ábalos, que no lo tienen tan claro.
"A partir del 26 de abril los ciudadanos podrán ir recuperando su vida normal". La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, daba el paso en una entrevista en Antena 3. "A partir de ahí se va a desarrollar lo que los técnicos llaman la desescalada, la forma en la que progresivamente, de forma ordenada, los ciudadanos podrán ir recuperando su vida normal, la ocupación de las calles, de las plazas, de forma muy controlada para que no haya picos inesperados de vuelta a los contagios de la enfermedad", explicó la portavoz.
Lo único que se puede "dar por hecho" es la prórroga del estado de alarma hasta el día 26 que aprobará hoy el Congreso de los Diputados, remarcó Montero, quien insistió en que será entonces, a finales de este mes, cuando los ciudadanos podrán retomar gradualmente su día a día, aunque todavía no está claro en qué condiciones. "Se hará con diferentes escenarios que no anticipamos porque queremos que los técnicos decidan", apuntó. La cercanía del fin de confinamiento total frente a la expansión del coronavirus ha llevado al Gobierno y las autoridades sanitarias a diseñar una desescalada que anticipan será dura y complicada, porque requerirá del esfuerzo de todos para mantener el "distanciamiento social" necesario para evitar nuevos brotes.
Relajar ahora las medidas de precaución podría ser una equivocación, ya que aún estamos en una fase "dura" del combate a la enfermedad, que ha entrado en un escenario de estabilización gracias a las severas restricciones impuestas en el estado de alarma, pero que aún se debe consolidar en los próximos días. Así lo subrayó ayer en el Congreso el ministro de Sanidad, Salvador Illa, quien reconoció que el diseño de las fases futuras es "muy complejo" al afectar a muchos vectores de la vida de los ciudadanos, como la economía y la salud, y no existen certezas sobre "qué hay que hacer ni cuándo hay que hacerlo".
Su compañero de Gabinete, José Luis Ábalos, aseguró por su parte que el Ejecutivo irá "viendo sobre la marcha" la entrada en la nueva fase en función de los datos del estado de la pandemia en España, que ayer arrojaba la cifra de 14.555 muertos y 146.690 contagiados.
Pero, de momento, estamos terminando la fase de confinamiento total, que es "dura" pero también "la más fácil" porque "la única circunstancia que hay que respetar es quedarse en casa y no salir de ella", afirmó ayer a su vez el director del Centro de Coordinación de Emergencias y Alertas Sanitarias, Fernando Simón. Lo más "difícil" viene ahora, porque "va a ser más complicado el conseguir que se mantenga la tensión y las normas de distanciamiento adecuadas".
"Tenemos que ser mucho más conscientes de cada uno de nuestros actos en esta segunda fase para evitar un repunte de la epidemia" e impedir que nuestro sistema sanitario vuelva a estar bajo la presión de estas últimas semanas, avisó Simóm. El catedrático de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid Fernando Rodríguez Artalejo auguró que no volveremos a la normalidad hasta pasados unos meses, durante los cuales viviremos una situación intermedia, que se extenderá más allá del verano y en la que seguirán las limitaciones en la vida diaria de la ciudadanía.
Comunidades como el País Vasco han elaborado ya su propio plan para volver a la normalidad con medidas en los ámbitos sanitario, educativo, económico, social y cultural, después de que el programa nacional de recuperación propugne que se deben tener en cuenta las especificidades de las autonomías.
En Cataluña y Castilla y León apuestan por ampliar el confinamiento total, y el Govern ha llegado a sugerir una espera de 14 días de caída sostenida de contagios y muertes. Mientras, el Gobierno valenciano buscará, si esta semana los datos son favorables, el inicio de la transición que no tiene por qué ser homogéneo.
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