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La historia del Córdoba Futsal se escribe al ritmo vertiginoso de una película de acción. El conjunto blanquiverde es una de las entidades de la provincia más bisoñas, con apenas siete años de vida, pero en ese corto espacio de tiempo se ha ganado un lugar para siempre en la historia del deporte cordobés. Surgido en 2013 fruto del empeño de un enamorado del fútbol sala como José García Román, el club asentado en Vista Alegre se ha acostumbrado a vivir a todo trapo, experimentando un crecimiento trepidante al ritmo que marcaban los ascensos sobre la pista. Saltos hacia adelante que no han impedido la consolidación de una estructura que ha convertido a la entidad en un modelo de gestión y en la cabeza de lanza del deporte cordobés. También en una esperanza para todos esos clubes con mucha más historia a sus espaldas pero que añoran saborear la élite, una meta que hasta hace bien poco parecía inalcanzable.
Por desgracia, la provincia de Córdoba no cuenta con demasiados clubes deportivos entre los mejores de sus disciplinas, pese a la tradición arraigada en nuestra tierra de entidades que durante años han hecho un tremendo trabajo desde la base. Sin embargo, al plantear el reto de alcanzar las máximas cotas, las fuerzas flaqueaban, bien por los escasos apoyos económicos o por la ausencia de una gestión ordenada y profesional. Equipos como el Ángel Ximénez, el Adesal, el Cajasur Priego o el Deportivo Córdoba abrieron el camino de la élite, pero ha sido el Córdoba Futsal el que con su gestión y fulgurante crecimiento ha conseguido enganchar al aficionado y asentar un interés enorme por la institución en un tiempo récord.
En solo siete años, el equipo cordobés se ha ganado la admiración y el respeto de toda una ciudad, de toda una provincia. Y eso que los comienzos no fueron nada sencillos. La entidad presidida por José García Román tuvo que arrancar desde muy abajo, en categorías provinciales y con el escaso apoyo en Vista Alegre de los familiares y amigos de un grupo de jóvenes que pusieron en común su talento innato para el fútbol sala. Pocos años después, el coliseo cordobés se quedaría pequeño para el estreno del equipo en Primera.
Esa identidad cordobesa que ha marcado desde su nacimiento al club ha sido sin duda decisiva para ganarse el favor del gran público. Lo que en un primer momento fue necesidad, por la escasez de recursos, se ha terminado convirtiendo en una filosofía que trasciende el deporte. El ejemplo del Córdoba Futsal va más allá de las pistas y ha enseñado a la sociedad cordobesa que sí es posible explotar el talento que esta tierra atesora. Con trabajo, confianza y el apoyo público-privado, un grupo de jóvenes de la provincia y una directiva valiente, trabajadora y ambiciosa se han convertido en ejemplo nacional.
Y es que pocos clubes podrán presumir en España de haber conseguido el ascenso a la máxima categoría de su deporte con una plantilla y un cuerpo técnico nacidos en su provincia. Una admirable gesta que se ha convertido en la seña de identidad de un equipo que sacó del ostracismo al fútbol sala cordobés, tras más de dos décadas sin saborear las mieles de la máxima categoría.
A cada paso que el Córdoba Futsal daba en la pista, el incansable trabajo de su presidente, José García Román, apuntalaba el proyecto en los despachos. Porque si ejemplares han sido los logros del equipo en el plano deportivo, no menos lo han sido los avances conseguidos en el aspecto institucional. El trabajo con el empresariado cordobés y con las instituciones bien merece una mención especial. Ejemplo de ello es esa alianza con el Ayuntamiento de la capital y con el Cabildo, que ha dado al primer equipo el nombre más representativo que podría llevar: Córdoba Patrimonio de la Humanidad.
Tras lograr el primer gran hito con el ascenso a Primera División el 1 de junio de 2019, el club ha logrado el más difícil todavía, asentarse en la élite con suficiencia, pese a contar con uno de los presupuestos más bajos de la categoría. En el presente curso, el equipo lucha bajo los mandos de otro cordobés –de Puente Genil– como Josan González para consolidarse y preparar a la entidad para dar el siguiente paso. El reto es tan apasionante como complicado, pero no duden de que el Córdoba Futsal lo alcanzará. Sus antecedentes avalan a una entidad que hace 20 años ni siquiera era un sueño en ciernes y que en 2020 es una maravillosa realidad para el deporte cordobés y un motivo de orgullo para Córdoba y su provincia.
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