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La labor de la Brigada
Pocos colectivos han llevado el nombre de Córdoba tan lejos y con una imagen de mayor sacrificio y eficiencia como los soldados de la Brigada Guzmán el Bueno X (BRI X), adscritos a la base cordobesa de Cerro Muriano. Su labor internacional ya comenzó algunos años antes de que el Día iniciase su andadura en 2000, pero en estos 20 años las misiones nunca cesaron y se extendieron por diversos puntos de la geografía mundial. Este periódico tuvo la posibilidad de acompañarlos en algunos de estos viajes y comprobó in situ la profesionalidad de la tropa, su admirable labor de protección a la población civil en zonas de conflicto y sus tareas de pacificación, que quizá nunca han sido tan bien recompensadas por la sociedad como merecían.
La BRI X defiende que “está donde tiene que estar para apoyar a los más débiles en todo aquello que se le requiera”. “Nada supone mayor honra para nosotros que poder contribuir con los medios materiales y humanos que España pone en nuestras manos para paliar el sufrimiento de nuestra sociedad. Seguiremos esforzándonos día a día para no desmerecer la confianza que se ha depositado en nosotros”, indican desde la BRI. “Servir a los españoles con el noble oficio de las armas es la guía de nuestro proceder. Así lo hicimos ayer, así servimos hoy y así cumpliremos mañana”, añaden. La Brigada fue la primera gran unidad española en integrarse en el Eurocuerpo (1 de octubre de 1995) y una de las primeras en participar en operaciones exteriores.
A comienzos de siglo las principales acciones de la BRI X cordobesa se realizaron en Bosnia-Herzegovina, durante los últimos coletazos de la terrible guerra de los Balcanes. En 2000 destacó en aquel país la Agrupación Española Córdoba XIII, en esta ocasión con la misión de vigilancia de la aplicación de los Acuerdos de Dayton, velando por el libre tránsito en la región, el respeto a los derechos humanos y la protección de refugiados y desplazados de regreso a sus territorios.
Las misiones a Bosnia-Herzegovina son solo un ejemplo para lo que vino después, en escenarios tales como Kosovo, Líbano, Letonia o Irak –al servicio en algunas ocasiones de Naciones Unidas y en otras bajo bandera de la OTAN–. Los distintos generales jefes de la Brigada siempre han insistido –los tres últimos, Antonio Ruiz Olmos, Aroldo Lázaro e Ignacio Olazábal, los que más– en que la Unidad está siempre preparada para servir allá donde se la requiera, lo que se traduce en misión internacional por año. Más concretamente, la Brigada ha formado parte de agrupamientos operativos y organizaciones para responder a compromisos nacionales e internacionales, del tipo Brigada Pesada (Bripes), Agrupación de Muy Alta Disponibilidad (Agtmad), Fuerza de Respuesta de la OTAN (NRF) o incluso la Fuerza de Muy Alta Disponibilidad de la OTAN (VJTF).
La labor de la BRI-X no se queda, sin embargo, en estas áreas, sino que también se extendió gracias a la participación como observadores en agrupaciones enviadas por la ONU a conflictos surgidos en la zona de Centroamérica o en el continente africano. Además, también en suelo patrio se desarrollaron misiones especiales como la de la limpieza de los residuos del Prestige en la costa gallega o la tareas de seguridad en las vías del AVE que se tuvieron que desarrollar en alguna ocasión.
Incluso más recientemente, en tiempos de covid, la Brigada también se ha implicado en el control y vigilancia de municipios, y en la descontaminación de éstos y de distintas instalaciones en los mismos.
Un historial digno de elogio, sin duda, y en el que la única sombra es la muerte de algunos soldados en algunas de las misiones de paz llevadas a cabo. En estos últimos 20 años, ya en misión, murieron el 8 de agosto de 2001 los sargentos de Infantería Juan Cepedello y Enrique de la Rosa. Ambos sufrieron un accidente con el vehículo blindado en la fase de concentración para la misión humanitaria en Bosnia-Herzegobina.
Algo más de seis años después, el 17 de octubre de 2007, perdió la vida el cabo de Infantería Antonio Jesús Bonilla, al sufrir un accidente de tráfico con el vehículo Aníbal, en el desarrollo de una misión humanitaria en Kosovo. El último en perecer, el 28 de enero de 2015, fue el cabo Francisco Javier Soria. Ocurrió mientras el cabo cumplía misión como casco azul de las fuerzas de la ONU en Líbano y recibió fuego hostil que acabó con su vida. La ONU confirmó que los disparos provenían del Ejército israelí.
El Ejército, más allá de estas operaciones y estas tan dolorosas bajas, sigue comprometido con la sociedad cordobesa por medio de distintas actividades, conferencias o exposiciones en el Oratorio de San Felipe Neri, espacio recuperado para uso cultural en pleno Centro de la ciudad. Labor pues incesante la de una Brigada Guzmán el Bueno X que se identifica con Córdoba y con la que Córdoba se identifica.
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