El desembarco de la Loyola Andalucía

El paso de la enseñanza privada

La primera universidad privada de Andalucía amplió la oferta académica con dos campus: uno en Córdoba y otro en Sevilla

Gabriel Pérez Alcalá, Ildefonso Camacho, Mario Fernández y Jaime Oraá, en la presentación oficial de la Universidad Loyola Andalucía en diciembre de 2012.

La Universidad Loyola Andalucía rezuma juventud, esfuerzo y ambición. La que es la primera institución académica de carácter privado en Andalucía tiene una historia reciente y su puesta en marcha encontró numerosos reparos hasta que por fin pudo ver la luz; desde entonces, no ha dejado de crecer y ampliar su número de estudiantes, además de su oferta académica, un tiempo en el que también ha ampliado sus instalaciones para dar cabida a toda su oferta.

Hay que retrotraerse hasta 2003 para conocer cómo fueron los primeros pasos de este ambicioso proyecto, cuyo rector es Gabriel Pérez Alcalá. Aquel año, la Compañía de Jesús comenzó a poner en marcha la ahora fallida Universidad Fernando III. La idea inicial era que esta entidad académica contara con dos campus –uno en Córdoba y otro en Sevilla– y, tras varios años de preparativos, fue en 2006 cuando la Junta de Andalucía concedió el visto bueno al proyecto.

Sin embargo, aquel proyecto inicial se quedó en el camino debido a las discrepancias entre la propia Compañía de Jesús y la Fundación San Pablo CEU en 2009. Aquel primer plan contó incluso con el apoyo del que fuera cardenal arzobispo de Sevilla, monseñor Carlos Amigo, que presentó la universidad al entonces presidente de la Junta, Manuel Chaves. El proyecto desapareció, tras contar incluso con la aprobación de la ley de reconocimiento de la universidad por parte de la Junta, en julio de ese año.

La puesta en marcha del proyecto de la Compañía de Jesús comenzó a gestarse en 2003

A pesar de ello, la apuesta de la orden jesuita continuó adelante y, apenas un año después –en 2010– volvió a arriesgarse y presentó un nuevo proyecto al Ejecutivo autonómico. Ese proyecto fue la actual Universidad Loyola Andalucía, que consiguió ponerse en marcha en septiembre de 2013. Desde entonces, la institución académica –cuya sede en Córdoba se encuentra en el edificio que ocupaba ETEA, que llegó a la ciudad en 1963 de la mano de Jaime Loring– ha conseguido hacerse un más que notable hueco en el ámbito académico regional.

Y es que su aparición provocó cambios en el panorama universitario de Andalucía al ampliar la oferta académica y mostrar una nueva identidad hasta ahora bastante desconocida en la región y más parecido a la línea que se lleva a cabo en los campus estadounidenses.

De hecho, entre sus sedes de Córdoba y Sevilla, la Loyola cuenta con una plantilla superior a las 700 personas, y casi 5.000 alumnos, entre grados, máster, doctorados y otros tipos de enseñanzas. Una oferta académica que, en el caso de la capital cordobesa, se hizo teniendo en cuenta los títulos que ya se impartían en la extinta ETEA, a los que se añadieron otros como el grado de Comunicación.

Programas de formación de empresas, de fomento del espíritu emprendedor, convenios con numerosas instituciones, tanto nacionales como internacionales, y la investigación son algunos de los ejes de trabajo sobre los que se asienta esta institución académica, que se presentó de manera oficial en el Gran Teatro de Córdoba en diciembre de 2012 y contó con la asistencia del que fuera entonces presidente de Kutxabank, Mario Fernández.

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