El triunfo de la carrera oficial en la Mezquita
Los cambios en la Semana Santa
El traslado de los cortejos procesionales de la Semana Santa al entorno del principal templo de la Diócesis ha marcado un antes y un después en las cofradías
Era uno de esos sueños que no llegaba a cumplirse del todo, pero finalmente y, a pesar de los reparos de algún que otro grupo con representación en el Ayuntamiento, la Córdoba cofrade ha conseguido en estas dos décadas su gran triunfo: llevar la carrera oficial al entorno de la Mezquita-Catedral y alejarse de Las Tendillas.
Es sin duda, el hecho más destacado de estos últimos 20 de años de historia cofrade en la capital, en la que las hermandades han vivido una etapa de oro con la incorporación de nuevas cofradías, la mejora de su importante patrimonio y, cómo no, la constancia de que hay relevo cofrade pase el tiempo que pase.
Fue en la Semana Santa de 2017 cuando, por fin, la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba consiguió procesionar en torno al principal templo de la Diócesis de Córdoba y dar a conocer el principio de una realidad que en apenas tres años de vida –la pandemia del coronavirus acabó con la Semana Santa de 2020 y la de 2021 aún no está del todo claro que se pueda celebrar por las medidas sanitarias– se ha conseguido consolidar.
Cuando comenzó la andadura de este periódico, aún había cofradías que pasaban por la calle Cruz Conde –que aún no era peatonal– y la carrera oficial comenzaba en la calle Claudio Marcelo y daba una vuelta a la plaza de las Tendillas, punto en el que las hermandades comenzaban el regreso hasta sus sedes canónicas. Una imagen que está ya en el recuerdo del mundo cofrade y que casi no se echa de menos. Y como buen Domingo de Ramos que se precie fue la hermandad de la Borriquita la que tuvo el privilegio de ser la primera de las cofradías de Córdoba en entrar en la tan ansiada carrera oficial en marzo de 2017.
Hasta que las cofradías pudieron llegar al entorno del monumento más visitado de ciudad se sucedieron proyectos y toda una serie de intenciones por parte de todos los sectores implicados, pero siempre había algún contratiempo o reparo que imposibilitaba su puesta en marcha. Todo hasta que se produjo el punto de inflexión el Viernes Santo de 2008. Aquella jornada, todas las cofradías de la capital hicieron estación de penitencia en la Mezquita-Catedral. Una experiencia que se repitió tres años después. Así, fue aquel inolvidable Martes Santo de 2011 cuando de nuevo todas las hermandades de la ciudad volvieron sus pasos hasta el principal templo de la Diócesis de Córdoba.
La decisión, además, no se tomó de la noche a la mañana y hubo algún que otro ensayo de carácter general con la celebración del Vía Crucis Magno, allá por septiembre de 2013, y que puso en valor el poderío de las cofradías de Córdoba. En aquella ocasión fueron más de 200.000 personas las que se dieron cita para contemplar los pasos y la capital cordobesa se convirtió en epicentro del mundo cofrade. Aquella primera experiencia puso de manifiesto que la Semana Santa interesa y está presente en cualquier momento del año y, además, sirvió para consolidar una época de esplendor. Una cita ineludible que es capaz de tener identidad propia y arrastrar a miles de turistas.
Aquel Vía Crucis Magno fue el primero de una serie de salidas extraordinarias. Con el paso de los años han tenido lugar otras celebraciones similares, como la procesión Regina Mater de junio de 2014, cuando en Córdoba se dieron cita hasta 25 vírgenes coronadas de la provincia. De nuevo, las calles de la ciudad de Córdoba se llenaron de turistas y las cofradías volvieron a demostrar su valía.
Esta serie de salidas extraordinarias se cierra, por el momento, con la Magna Nazarena, celebrada hace apenas un año. Otra cita histórica para el arte sacro y la piedad popular, que contó con la participación de 31 hermandades y cofradías de la capital y de la provincia. Su impacto económico fue superior a los 4,2 millones de euros, lo que demuestra el valor que tuvo su celebración, del que se benefició prácticamente toda la capital.
A lo largo de todos estos años, la carrera oficial ha ido incorporando nuevas cofradías, y las que quedan. Por ejemplo, en 2012, fue el turno de la Hermandad de Las Palmeras, y dos años más tarde el de la Universitaria, a la espera de que sean más las que puedan procesionar. Por otra parte, en todos estos años la Córdoba cofrade ha ido ganando en hermandades ya de pleno derecho como la del Cristo de las Lágrimas y la de la Presentación del Pueblo, que hasta el momento salen en procesión durante los últimos días de Cuaresma hasta que puedan realizar estación de penitencia durante la Semana Santa.
El escollo de la segunda puerta
Uno de los grandes problemas que provocó la nueva carrera oficial fue la apertura de la segunda puerta de la Mezquita-Catedral, y que fue denunciada por el arquitecto Rafael de la Hoz, hijo del autor de las celosías del monumento, Rafael de la Hoz Arderius. Se trata de un asunto que aún colea, puesto que en 2019, el titular del Juzgado Contencioso Administrativo 4 de Córdoba dio la razón a la familia del arquitecto, después de que presentaran las denuncia por el permiso concedido por la Junta de Andalucía al Cabildo Catedral para retirar la citada celosía realizada en el arco 17 del muro norte de la Mezquita-Catedral.
Fue en marzo de 2015, cuando la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico del Ejecutivo autonómico emitió en primer término un informe favorable al proyecto del Cabildo Catedral de sustituir una de las celosías del muro de la Catedral que da al Patio de los Naranjos por otra idéntica, con igual diseño geométrico y grosor para que las hermandades pudiesen acceder al templo.
Este informe favorable obligaba al Cabildo, cuyo proyecto costó unos 100.000 euros, a llevar a cabo las obras “con control arqueológico”, si bien se consideraba que el proyecto implicaba una “rehabilitación, para la “adecuación funcional del bien” a la actividad que acoge, en este caso su uso religioso, que ha sido continuado en el tiempo, con lo que entiende la Comisión que la actuación “no supone un nuevo uso.
Pasados todos estos años y después de la celebración de dos Semanas Santa desde entonces, el tema continua abierto porque en julio de 2020 los servicios jurídicos de la Junta de Andalucía han presentado el recurso de casación ante el Tribunal Supremo tras la última sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía sobre la apertura de la segunda puerta de la Mezquita.
La provincia cofrade también ha demostrado su valor e importancia en todo este tiempo y, más aún después de que la Unesco declarase el toque de tambor de Baena como Patrimonio Mundial en 2018. Una designación, unida a su declaración de Interés Turístico Nacional conseguida en 2001, que eleva aún más el valor de la Semana Santa de este municipio y también el del resto de localidades de la provincia, que siguen aumentando su poder de atracción turística, con su rico patrimonio, que aún hay que descubrir y también disfrutar.
En todos estos años, el papel de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba ha contado y ha desempeñado un papel fundamental en la evolución y mejora del sector, además de preservar y subrayar el hecho religioso de la Semana Santa, además de llevar a cabo su gran labor social, sobre todo, durante los años de la crisis económica.
Desde que comenzó la andadura de el Día han sido tres los máximos responsables de este colectivo: Francisco Alcalde, Francisco Gómez Sanmiguel y Olga Caballero, la primera mujer que se ha puesto al frente de la agrupación en sus 75 años de vida en la capital cordobesa.
Tres obispos en la silla de Osio
Tres obispos han sido los que han ocupado la silla de Osio en estos últimos 20 años en Córdoba. Entre 1996 y 2003 fue el actual arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, quien estuvo al frente de la Diócesis de Córdoba. Un periodo marcado, en parte, por los desencuentros que mantuvo con las cofradías y también con Miguel Castillejo, cuando éste dirigía Cajasur. La llegada del ahora arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, a la Diócesis de Córdoba en 2003, provocó el inicio de un periodo de marcado carácter diplomático con instituciones como la Junta de Andalucía, que sirvió para desbloquear problemas históricos. Tras la intervención de Cajasur por el Banco de España –después de la jubilación de Miguel Castillejo y el expediente a todos los sacerdotes que habían gestionado la entidad financiera durante los últimos años–, Asenjo fue nombrado arzobispo de Sevilla por el Vaticano, aunque durante un año se quedó como administrador de la Diócesis de la provincia. Fue en 2010 cuando Córdoba recibió a su nuevo obispo, Demetrio Fernández, que se mantiene en el cargo diez años después. Una etapa marcada por la polémica cuando intentó que la Mezquita-Catedral dejara de llamarse como tal –en el fondo estaba el debate de la titularidad del edificio– para que solo se reconociese como Catedral de Córdoba.
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