Ágora de las ciudades patrimonio
Constituida en 1993, la OCPM es una organización en la que prima el bienestar de los habitantes de las ciudades como garantes de la conservación y la protección de su patrimonio
En 1999, el Ayuntamiento de la ciudad canadiense de Quebec celebró el primer Coloquio Internacional de las Ciudades Patrimonio Mundial. Esta reunión se celebraba bajo los auspicios de la UNESCO. Los delegados allí reunidos adoptaron la Declaración de Quebec, en la que se expresaba el deseo de constituir una red de las Ciudades del Patrimonio Mundial. Es en este momento en el que comienzan a ponerse los cimientos de la Organización de las Ciudades del Patrimonio Mundial. Como primera medida para lograrlo se designó un Comité Director Provisional que se ocupara de realizar un seguimiento del coloquio e indicar la voluntad real de crear una organización para las ciudades del Patrimonio Mundial.
Dos años después y con 12 delegados más que en la anterior cita, se reunieron en Asamblea General Constitutiva y decidieron fundar la Organización de las Ciudades del Patrimonio Mundial (OCPM) y se acordó establecer la sede de la Organización en la Ciudad de Quebec. En los Estatutos que se adoptaron en aquella ocasión, se recogen algunos de los objetivos que motivan la fundación de la OCPM como, por ejemplo,: “iniciar acciones de solidaridad internacional con vistas a promover y compartir los objetivos de la Organización en materia de investigación, formación e intercambio de conocimientos en el sector de la gestión de la conservación de las ciudades del patrimonio mundial, y apoyar a estas ciudades en su esfuerzo por alcanzarlos”. Otro de esos objetivos, y que está muy en línea con el sentido de este Congreso Mundial es el que alude a “obrar antes que nada para el bienestar de los habitantes de las ciudades del patrimonio mundial”.
Esta entidad es administrada por la Secretaría General, que cuenta con el apoyo de cinco secretarías regionales, y funciona bajo la dirección de la Asamblea General conformada por los alcaldes de las ciudades miembro en regla y por el consejo de administración conformado por ocho alcaldes.
En su calidad de organización internacional no gubernamental sin fines de lucro, la OCPM es una plataforma política de cooperación entre los alcaldes de las ciudades que poseen en sus territorios un sitio inscrito en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO.
Para la OCPM las ciudades históricas son el centro de los futuros cambios. En esta línea, la organización aboga porque las ciudades del patrimonio mundial, que tienen en común el privilegio de defender los valores universales de la humanidad y de proteger un patrimonio excepcional, deben convertirse en modelos y afirmar una visión futura audaz. Partiendo de esta base, la OCPM realiza una acción específica con el objetivo de ayudar individualmente a las ciudades miembro a comprender mejor la complejidad de los retos actuales y acompañar colectivamente a las ciudades miembro en la expresión de sus aspiraciones legítimas en relación con el futuro y con su contribución a los objetivos de desarrollo durable de las Naciones Unidas.
Fundador de la OCPM
Jean-Paul L’Allier, graduado en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad de Montreal, ejerce en la práctica privada en Ottawa y Hull. Profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Ottawa, abandonó este puesto para ser jefe de investigación en el Centro Africano de Formación e Investigación Administrativas para el Desarrollo situado en Marruecos entre 1964 y 1966. Posteriormente asumió la dirección de cooperación en el Ministerio de Asuntos Culturales de Quebec hasta 1968, cuando asumió la coordinación de las visitas de Jefes de Estado con motivo de la Exposición Universal de Montreal y fue nombrado primer Secretario General de la Oficina Franco-Quebequense para la Juventud. En el ámbito de la política ha sido diputado en la Asamblea Nacional de Quebec por el condado de Deux-Montagnes, ministro del gobierno en el periodo de 1970 a 1976, cargo que compatibilizó con varias carteras ministeriales como la de Juventud, Recreación y Deportes en 1970, de Administraciones Públicas de 1970 a 1972, de Comunicaciones y Asuntos Culturales en 1975 y 1976. Fue nombrado Delegado General de Quebec en Bruselas de 1981 a 1984, siendo luego Cónsul Honorario de Bélgica en la Ciudad de Quebec, de 1985 a 1988. Ya en 1989 fue elegido alcalde de la Ciudad de Quebec, puesto que ejerció hasta 2005. Entre tanto, en 1991, funda la Organización de las Ciudades del Patrimonio Mundial (OCPM), institución que presidió durante ocho años. dando así respuesta al deseo de constituir una red de las Ciudades del Patrimonio Mundial.
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