“Lo importante no es lo que la inteligencia artificial puede hacer, sino lo que debe hacer”
Alberto Granados | Presidente de Microsoft España
Presidente de Microsoft España desde julio de 2021, Granados ha estado esta semana en Sevilla en el Congreso Internacional de Directivos de la APD
Allí pronunció una intervención en la que la gran protagonista fue la inteligencia artificial
“Lo importante no es lo que la inteligencia artificial puede hacer, sino lo que debe hacer”. La frase recuerda mucho a aquella que pronunciaba Ian Malcolm en Parque Jurásico pero es obra de Alberto Granados, presidente de Microsoft España y que ha estado esta semana en Sevilla en el sexto Congreso Internacional de Directivos de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD). Allí pronunció una intervención articulada en torno a inteligencia artificial, la evolución de la tecnología que la hace posible y las implicaciones éticas que su uso conlleva.
Granados, al frente de Microsoft España desde julio de 2021, apuntó que en los últimos cinco años se ha “alcanzado la paridad hombre-máquina” en campos como el reconocimiento de texto (comprobado con los tests que se llevan a cabo a través de la Universidad de Stanford) y aportó un dato que podría ser inquietante o esperanzador, según a quién se le pregunte: “Para 2025, el 10% de los datos a nivel mundial serán generados por inteligencia artificial”. A esa afirmación siguió otra, esta sí indudablemente preocupante para los periodistas: “La NBA ya está generando con inteligencia artificial artículos periodísticos para ligas menores y AP hace algo similar”.
-¿Tan avanzada está la inteligencia artificial?
-En comprensión escrita y oral, la tecnología muestra un nivel de avance enorme. Recientemente, con la prueba que hicimos con GTP3 [con deep learning y reconocimiento de voz y textos, la máquina es capaz de producir textos propios a veces indistinguibles de los que podría elaborar un ser humano] hemos ido incluso más allá en el campo de la generación de contenidos. Además, estamos descubriendo que las posibilidades se amplían cuando hacemos que la máquina interactúe con todos los parámetros a la vez, es decir, reconocimiento de texto y voz y generación de contenidos. Es entonces cuando más aprende: al combinarlo todo produce algoritmos mejores y más ricos.
-¿Qué ocurre con el factor ético?
-Es un asunto que nos preocupa, la ética, la inteligencia artificial responsable, para evitar que los algoritmos tengan sesgos y lograr que sean más inclusivos. Por ejemplo, en el reconocimiento facial se ha avanzado mucho en los últimos 15 años para eliminar cualquier tipo de sesgo y, de hecho, nosotros trabajamos en algoritmos que controlan algoritmos para evitar ese tipo de situaciones.
-¿Y la privacidad?
-Es otro tema clave, cómo respetamos la privacidad del individuo. Uno de los principios del ADN de Microsoft es que no comercializamos el dato. Nuestro objetivo es ser una plataforma que habilite a las empresas y a los individuos a alcanzar más; no tenemos un modelo de negocio en el que reutilicemos el dato como activo, proporcionamos una plataforma a nuestros clientes, no competimos ahí con ellos. Nuestro propósito es proporcionar confianza, ser una plataforma de innovación y de nube, nada más, no es competir con nuestros clientes ni monetizar el dato.
Nos preocupamos mucho por la privacidad de la información y su integridad y hace un año ya anunciamos nuestro compromiso con la Unión Europea para que los datos generados aquí se quedasen en Europa, algo que incluye a España, y seguimos trabajando para que esa información sea siempre transparente. Una de las herramientas con las que contamos es nuestro portal de transparencia, donde publicamos todos los casos en los que un gobierno, agencia o institución nos ha pedido información de nuestros clientes. Sistemáticamente rechazamos esas solicitudes, algo inusual en el sector, e incluso hemos llegado a juicio por ello: en Estados Unidos hemos ido por ejemplo tres veces a los tribunales y hemos ganado. Dedicamos muchos esfuerzos a esa parte que nos diferencia como plataforma ética.
-Recientemente han firmado un acuerdo de colaboración con la Junta, ¿en qué ámbitos de actuación se centra?
-Son varios los pilares sobre los que se asienta este pacto, que tiene acciones destinadas tanto a las empresas como a la propia administración autonómica. En el primer caso, queremos contribuir a que las pymes tengan acceso a la tecnología y a la formación correspondiente. Solo en los dos últimos años, a través de nuestras plataformas, hemos formado a 1.600.000 personas en toda España, y pretendemos continuar por esa línea para contribuir a disminuir la brecha digital. En ese trabajo con empresas se inscribe nuestra iniciativa para start-ups Founders Hub, por ejemplo. Hay mucho que se puede hacer ahí.
Además, seguiremos trabajando con la Junta en sanidad o educación, y también en cómo la digitalización puede ayudar a acelerar la sostenibilidad. Hemos firmado acuerdos en otras comunidades y lo hemos propuesto también en Andalucía para medir cómo la digitalización reduce la huella de carbono. Constatamos que migrar infraestructuras de un entorno privado a uno de nube pública, en nuestro caso Azure, puede reducir esa huella más de un 60% (sistemas de refrigeración mejor optimizados, energía 100% renovable...).
Todo esto no se entendería sin una formación adecuada para los funcionarios, para que puedan aprovechar esa tecnología que estás desplegando. Por ejemplo, con contact centers que cuenten con biometría de voz capaz de identificar si quien llama es una persona mayor. El envejecimiento de la población nos preocupa y se trata de prestar una atención más personalizada y adaptada.
Con la Junta de Andalucía trabajaremos también en la ética de la inteligencia artificial, no solo con las ideas que estamos poniendo en marcha, sino también con la tecnología que comentaba antes, con esos algoritmos que vigilan algoritmos.
-¿Cómo les afecta, si es que lo hace, la Ley de Servicios Digitales que acaba de entrar en vigor en la Unión Europea?
-Estamos colaborando con la Comisión Europea y de hecho incluso anticipándonos a lo que dicta esa ley con, por un lado, el portal de transparencia del que hablaba antes (con nuestro compromiso para defender los datos) y, por otro, con nuestro proyecto Microsoft Cloud for Sovereignty (nube para la soberanía), que permite cifrar los datos en reposo, en tránsito y en ejecución, y lo hacemos de forma que las claves para desencriptarlos solo las tenga el gobierno en cuestión. Nos quitamos de la línea de intermediación y dejamos que el gobierno pueda utilizar la nube pública de forma segura y que además sea soberano de la protección y de las claves de los datos (lo hemos puesto ya en marcha en Italia y estamos trabajando con otros países europeos).
Por cierto, que es una gran noticia que Sevilla vaya a acoger la sede principal del Centro Europeo para la Transparencia Algorítmica (ECAT) con el que Bruselas supervisará el cumplimiento de la norma. Ya hemos hablado con la Junta para colaborar también en esa materia.
-¿Y con respecto a los contenidos ilegales que Bruselas, con esa norma, exigirá retirar a las grandes tecnológicos?
-Aquí también apostamos por un modelo colaborativo público-privado. Como he comentado, nos importa la privacidad de la información y que esa información sea segura. Nuestros principios éticos, con todo el material que hemos generado y la guía de inteligencia artificial y de ética en inteligencia artificial que hemos elaborado, lo estamos poniendo a disposición de los gobiernos. En España trabajamos activamente con la Secretaría General de Servicios de Administración Digital en todo lo que tiene que ver con algoritmos, para que sean seguros (la ciberseguridad tiene que ver con los datos pero también con la tecnología) y verdes, para saber qué tecnologías está utilizando un desarrollador, en qué centros de datos y qué energía se usa en cada momento, para que los ciclos de cómputo generen menos emisiones.
-En las últimas semanas estamos viendo cómo muchas grandes tecnológicas (Meta, Twitter, Amazon...) anuncian despidos. ¿Estamos ante otra explosión de una burbuja tecnológica?
-Obviamente todos estamos haciendo ajustes y nos adaptamos, pero yo diría que la oportunidad que ofrece la digitalización y la inteligencia artificial, en un entorno con muchos vientos en contra (inflación, crisis energética, de cadena de suministro, guerras…) es un viento de cola. Ocurra lo que ocurra, tenemos que seguir resolviendo problemas que siempre han estado ahí y siguen estando sobre la mesa: entender mejor a nuestros clientes, hacer que los empleados sean más productivos y los retengamos, que nuestra cadena de suministro decida en tiempo real en base a lo que está ocurriendo en un entorno tan cambiante, reinventar nuestros productos, innovar… En nuestro caso, desde julio hemos contratado a unas 100 personas en España.
-Por lo visto en los últimos años, parece claro que Microsoft está ahora mucho más centrada en el software que en la parte de hardware.
-Nuestro objetivo es trabajar en una experiencia digital que pasa por todo tipo de entornos. Por ejemplo, si pensamos en un gamer, queremos que pueda interactuar en diferentes medios, ya sea Xbox, móvil o PC. Eso también pasa porque contribuyamos al ecosistema de hardware con dispositivos como Surface, que facilita la experiencia de quien trabaja en un entorno híbrido y necesita aprovechar al máximo las capacidades que ofrecemos desde el punto de vista de la nube y todo ello desde un dispositivo seguro. Trabajamos muchísimo con OEM [fabricantes de componentes] como Lenovo o HP y continuamos innovando con ellos en experiencias híbridas inmersivas, incluidas cámaras, en casos como reuniones en las que participan tanto interlocutores de forma presencial como remota.
Más que distinguir entre software, nube o hardware, queremos proporcionar una experiencia digital lo mejor y más completa posible, adaptada a todos los entornos.
-¿Y qué ocurre con el segmento móvil? ¿Queda esperanza de que en un futuro puedan retomar propuestas como Windows Phone?
-El Microsoft de los últimos siete años, desde que llegó Satya Nadella, apuesta por acuerdos estratégicos con múltiples compañías, como Oracle o IBM, y también por el open source, que estamos incorporando cada vez más por ejemplo en Azure, con más del 65% ya; a través de Github estamos poniendo a disposición de toda la comunidad de desarrolladores código abierto. Ya no es tanto lo que fabricamos o lo que ponemos en el mercado sino con quién nos asociamos para que la experiencia sea la mejor posible. Piense en Microsoft 365, con la que queremos que el usuario, independientemente del dispositivo que quiera utilizar y de su sistema operativo, disponga de una experiencia con el máximo nivel de seguridad y máxima productividad para un entorno profesional o educativo.
-En una coyuntura en la que mercados como el de los teléfonos móviles prevén caídas de hasta dos dígitos, ¿creen en Microsoft que la situación les afectará de forma significativa en los próximos meses?
-La tecnología y la digitalización tienen un efecto deflacionista en un entorno inflacionista. Estamos viendo una aceleración en la digitalización más que una desaceleración. Cuando tienes una situación de suministro con tantísima incertidumbre, las compañías invierten cada vez más en inteligencia artificial y en que sus procesos internos sean más dinámicos y puedan adaptarse a un entorno cambiante. Vemos que quieren hacer más con menos y aplicar desarrollos que tengan un retorno más rápido de la inversión a través de tecnología low-code o no-code. En los consejos de administración el tema de debate no es ya si se digitalizan o no, sino cuán rápido pueden hacerlo.
Ejemplos del impacto positivo de la inteligencia artificial
Granados repasó durante la entrevista varios casos que comentó durante su presentación en el congreso y que ejemplifican el impacto, real y además positivo, que la inteligencia artificial puede tener a corto y medio plazo.
Por un lado, está el trabajo con Pescanova “para optimizar sus acuíferos en Centroamérica, desde el punto de vista de los residuos y la optimización de la cadena de suministros”, lo que se ha traducido en un “ahorro significativo en emisiones”.
El segundo ejemplo es la start-up española Mitiga Solutionsstart-up, “especializada en cambio climático y en anticipar desastres naturales”, algo sin duda relevante en el momento actual.
En el ámbito de la sanidad, está el trabajo con los hospitales HM para afinar el contorno que los TAC ofrecen de los tumores para mejorar el diagnóstico y aumentar la precisión del tratamiento, o la empresa española Quibim, que crea biopsias virtuales con inteligencia artificial y que trabaja para generar “gemelos digitales humanos que permitan evaluar el estado y el envejecimiento de tus órganos para poder hacer predicciones”.
El último caso es la colaboración de Microsoft con la ONCE, con quienes han desarrollado, entre otras acciones para “mejorar la vida de las personas con problemas de visión”, una tecnología que “no sólo reconoce personas, sino también objetos e incluso expresiones faciales”. Un factor este último, el de las expresiones, al que Microsoft ha destinado en los últimos años muchos recursos pero cuyo uso van, a partir de ahora, “limitar a casos como el de la ONCE, porque es una funcionalidad que roza una parte clave de la privacidad del individuo”. Porque, como resumió el presidente de Microsoft España, “lo importante no es lo que la inteligencia artificial puede hacer, sino lo que debe hacer”.
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