Visto y Oído
Broncano
Día de las Niñas en las TIC | Entrevista
Las mujeres van ganando presencia en las carreras médicas y científicas con el paso de los años, pero el sector tecnológico sigue siendo un territorio mayoritariamente masculino. Hay chicas en los ciclos formativos tecnológicos, sí, y mujeres en las empresas del sector, pero su número todavía es en muchos casos anecdótico y no refleja, ni de lejos, el interés que en el mundo real muestran las mujeres por la tecnología. ¿Qué falla?
Aprovechando la celebración del Día Internacional de las Niñas en las TIC charlamos de todo esto con Laura Mera, ingeniera informática que trabaja en las oficinas de Appian en Sevilla y tiene a cargo a 17 personas entre las que hay muy pocas mujeres.
Como explica la empresa, se trata de ayudar a las compañías a llevar a cabo la transformación digital de una forma rápida y con un coste razonable. Appian es una plataforma de bajo código o Low-Code, es decir, que no se desarrolla al modo tradicional.
No tira tanto de lenguajes de programación al viejo estilo y permite crear aplicaciones rápidamente porque, resumiendo, hay que configurar la plataforma y poco más. Y aquí la relación con el cliente es clave: el objetivo es descubrir posibles problemas que se pueden resolver con tecnología e implementar de forma rápida aplicaciones para solucionarlos.
Laura Mera es ingeniera informática y trabaja en Appian como técnica en delivery manager, en concreto en el departamento de Customers Success, que se encarga precisamente de que sus clientes conozcan y aprovechen el potencial de la plataforma, haciendo para ellos desarrollos y asesoramiento para que esos mismos clientes puedan poner en marcha sus propias aplicaciones con Appian.
Mera dirige en las oficinas que Appian tiene en Sevilla (en concreto en la Cartuja) un equipo de 17 personas en el que “hay de todo”: informáticos, telecos, ingenieros industriales... Incluso personas fuera de esos ámbitos, porque no hay que ser muy técnico para para implementar en Appian; en el equipo hay también, por ejemplo, gente con formación empresarial -business management-, pero muy pocas mujeres: solamente tres en ese grupo de 17.
Precisamente esa circunstancia es la que da pie a preguntar a Mera cómo decidió, en primer lugar, estudiar Ingeniería Informática.
¿Por qué Ingeniería Informática?
Cuando llegó el momento de elegir carrera no tenía una vocación clara, la verdad. Me gustaban las letras, sí, pero tampoco estudié letras en Bachillerato. Medicina me hubiera gustado más, pero era una carrera larga yy dura y no tenía ganas de meterme en un jardín tan frondoso (de hecho hubiera querido ser psiquiatra, pero para eso había que estudiar primero Medicina). Sinceramente me decanté por informática por las salidas laborales; elegí una carrera que no fuera muy larga, para empezar a trabajar pronto, y en algo que tuviera proyección. Realmente ni tenía mucha idea porque te hablo ya de hace 20 años. No era tan común estar familiarizado con la informática, yo no tenía ni ordenador.
Una decisión práctica entonces.
A veces ni siquiera nos lo planteamos. En mi caso fue una decisión práctica por la falta de vocación; si hubiera tenido una clara, la hubiera seguido. Luego a lo mejor habría trabajado en lo mío o no, quién sabe. Pero yo valoro a la gente que tiene su vocación y la sigue; si más adelante no puede ser y no hay salida laboral y tienes que hacer otra cosa, pues es otro tema. Estudiar por ejemplo informática y dedicarte a eso muchos años solamente por motivos prácticos es un poco triste. Sería muy duro levantarse todas las mañanas ir a trabajar ocho horas por un motivo meramente práctico.
¿Y cómo fue estudiar Ingeniería Informática?
Al principio la carrera no la disfruté, no me gustaron nada los primeros años; ya al final sí, se va especializando un poquito más y empiezas a ver cosas más interesantes: inteligencia artificial, robótica, sistemas operativos... cosas más atractivas. Esa parte si la disfruté más. La verdad es que nunca me ha faltado trabajo desde que terminé la carrera, hace más de 20 años.
¿La carrera profesional es más atractiva que la académica?
Sin duda. He disfrutado con mi trabajo y lo sigo haciendo. Porque no es solamente la parte técnica, la cacharrería, sino también entender problemas que se pueden solucionar y aplicar la tecnología para desarrollar esas soluciones. Esa es la parte que me gusta. Empecé como programadora, después fui analista programadora y pronto pasé a ser jefa de proyecto (fue una época de gran expansión del sector, de crecimiento muy rápido y había muchísimo trabajo). Desde entonces llevo más de más de 20 años gestionando proyectos de desarrollo, de implantación. Hace año y medio yo estaba en Madrid y me mudé a Sevilla con Appian. En mi puesto actual tienes la satisfacción de hacer algo que es utilizable, que le facilita la vida a otras personas, que tu aplicación hace que su trabajo sea más eficiente, más cómodo y más rápido. Es una satisfacción que no me esperaba yo cuando tenía que lidiar el primer año de carrera con las Matemáticas Discretas.
Aprovechando el día de las niñas en las TIC, ¿cómo se puede incentivar la presencia de mujeres en carreras técnicas y científicas?
Pues la verdad es que no tengo claro qué falla. Cuando estudié Informática éramos muy poquitas, y trabajando hemos sido siempre muy poquitas. Pero es que lo seguimos siendo, no veo que haya habido cambio. En la oficina, en mi departamento, somos tres mujeres en un equipo de 17 personas. Y cuando buscamos gente no nos llegan currículos de mujeres. Creo que todavía se identifica un poco la informática con el friki, loco por los ordenadores, metido en una cueva y que no sabe hablar con nadie como no sea a través de una pantalla.
Una imagen poco ajustada a la realidad.
En efecto, al menos en mi campo, donde hay mucha interacción con personas, con clientes, para entender sus necesidades para poder diseñar algo que les sea útil. Tengo dos hijas e incluso con ellas me cuesta. Tampoco es que las quiera guiar demasiado (prefiero que hagan lo que quieran), pero hay aplicaciones y cosas que pueden empezar a desarrollar, cositas de robótica con legos, por ejemplo, y lo hacen y les gusta. Tal vez sean ese tipo de cosas así un poco lúdicas lo que haya que fomentar. Sinceramente no sé dónde está el problema, porque a las mujeres no nos atrae la tecnología como carrera profesional, en general. Es curioso que no haya habido un cambio de tendencia, como sí se ha podido ver en otros campos donde hay más representación.
Pero luego, en el día a día, las mujeres utilizan la tecnología tanto o más que los hombres. Son más las usuarias de redes sociales, de muchas aplicaciones, de dispositivos de domótica o conectados para el hogar. No sé si el problema está en la educación ni qué se puede hacer.
No lo tengo muy claro. Yo pongo mi granito de arena, que es dar visibilidad, para que se vea que se puede, que hay mujeres que vivimos de esto y lo disfrutamos. Quizás falten referentes. Si las niñas no tienen a su alrededor a mujeres que se dediquen a la tecnología, no lo consideran como una salida o una carrera a tener en cuenta.
Cuando escogió estudiar Ingeniería, ¿tenía esos referentes cercanos que la inspirasen?
La verdad es que reconozco que no. Fue más bien una decisión de tipo práctico en mi caso, como comentaba antes.
Quizás se podrían vender las carreras de otra manera, porque la palabra ingeniería de entrada echa un poco para atrás.
También las carreras se pueden orientar de otra manera, que no sean tan áridas y sí más prácticas (estoy hablando de la mía hace 20 años, no sé cómo son ahora). Lo cierto es que se debería tratar de hacer eso más atractivo y que se considere como una opción para las niñas. Además hay muchos estereotipos. A la niña que te pide un ordenador a lo mejor no se la encamina tanto por ahí como a un niño.
Y explicar qué se puede hacer con ello.
Claro, porque si haces una carrera informática no es necesariamente para programar. Hay que plantear la tecnología como un medio, no como un fin en sí misma. Sí hay gente muy friki, que le interesa mucho y le gusta el cacharreo, pero eso no es así para el común de los mortales. A muchos lo que nos interesa son las cosas que se pueden hacer con tecnología, conseguir algo que te facilite la vida, que mejore el trabajo de los demás. Al final hay mucho de lógica, de comprensión de problemas y de cómo solucionarlos.
No sé si en los ciclos iniciales se da a los niños hoy en día una formación tecnológica básica.
Hay una asignatura que se llama Tecnología, en la que se utilizan materiales para crear productos, pero aunque ahí hay una parte informática, no es válido como preparación o gancho para entrar a una ingeniería. A partir de cuarto de la ESO hay una materia que se llama TIC pero es una optativa que no elige todo el mundo.
Lo ideal sería que vieses un poco de todo antes de tener que elegir entre ciencias y letras, como estaba planteado cuando yo estudié, por ejemplo.
Claro, si no lo ves antes y directamente tienes que elegir…
Y si no te gusta lo que has escogido, qué haces.
Nunca es tarde para cambiar. Yo tengo en mi equipo a alguien que hizo letras puras y luego estudió Telecomunicaciones. Es una excepción, pero me impresionó. El camino no está tan escrito desde pequeño. En mi caso, yo no sabía por qué decantarme, qué me gustaba, en qué consistían las carreras o en qué se trabaja con las cosas que estudias. Por eso es importante ver cómo es después el trabajo, no sólo qué es la carrera y qué vas a estudiar, sino a qué te vas a dedicar. A fin de cuentas, la carrera son solo unos pocos años; lo más largo viene después.
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