Las grandes tecnológicas chinas trabajan en su propia tienda de aplicaciones al margen de Google
Apps
Huawei, Xiaomi, Oppo y Vivo quieren ofrecer una plataforma unificada para que los desarrolladores publiquen sus apps
La idea es proveer de programas no solo a los consumidores chinos sino, sobre todo, a los del resto del mundo
Cuatro de las grandes compañías tecnológicas chinas, Huawei, Xiaomi, Oppo y Vivo, trabajan en una tienda de aplicaciones para dispositivos móviles propia y unificada, al margen de Google y abierta a consumidores de todo el mundo.
Podría pensarse que las suspicacias de los fabricantes chinos arrancaron con el veto de Estados Unidos a Huawei, pero los problemas vienen de mucho más atrás. Desde hace una década Google está censurado en China, tanto su buscador (en los últimos años han sido constantes los rumores sobre una versión aprobada por el Gobierno de Pekín) como su tienda de aplicaciones. Aun así los desarrolladores chinos han podido seguir publicando sus apps en Google Play para que las utilizasen usuarios del resto del mundo.
Paralelamente, las tecnológicas del país asiático crearon sus propias tiendas de aplicaciones para dar servicio a sus clientes en China y, además, con la esperanza de arrebatar a Google algunos de los millones de usuarios que tienen en el resto del planeta.
Pero el rodillo de Google, por un lado, y la dispersión de las firmas chinas, por otro, condenó la lucha al fracaso. Al menos hasta ahora. Huawei, Xiaomi, Oppo y Vivo han lanzado la Alianza Global de Servicios para Desarrolladores (Global Developer Service Alliance o GDSA), para simplificar el acceso a sus respectivas tiendas a los desarrolladores, a los usuarios chinos y, sobre todo, a los del resto del mundo. Con ello pretenden reducir su dependencia de Google y, al mismo tiempo, plantarle cara.
Los desarrolladores podrán publicar sus creaciones en todas esas tiendas (Mi Store de Xiaomi, AppGallery de Huawei, Oppo App Market y Vivo App Store) al mismo tiempo y según varias agencias internacionales la idea es que el próximo mes la iniciativa se estrene en nueve países.
Está por ver el éxito que tendrá el proyecto entre los creadores (la clave de todo ello, como muy bien comprobó Microsoft con su Windows Phone) y si convencerá también a los consumidores que, por mucho que les ofrezcan programas interesantes, seguirán usando masivamente no sólo los pertenecientes a Google, sino también otros propiedad de empresas estadounidenses como Facebook (y su WhatsApp e Instagram) o Twitter, entre otros.
La otra incógnita es si este movimiento será una prueba o un primer paso en pos de independizarse también de Android, un camino que ya ha emprendido Huawei (aunque obligado por el veto de Washington) con su Harmony OS.
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