"Jesulín de Ubrique me dejó claro que su actitud en 'MasterChef' era sólo ante las cámaras"
Entrevista a Laura Londoño
La ganadora de 'MasterChef Celebrity' confiesa que sufrió mucho en el programa pero que cuando llegaba al plató "se hacía la loca" lo que le permitió trabajar con soltura
Laura Londoño, ganadora de 'MasterChef Celebrity' en un ajustado duelo final con Escassi
La excusa de Genoveva Casanova para no estar en la final de 'MasterChef Celebrity'
La colombiana Laura Londoño (Medellín, 1988) ha sido la vencedora de MasterChef Celebrity 8 con contundencia y merecimiento, no sólo en el menú final, disputado con Álvaro Muñoz Escassi, sino a lo largo de todas las entregas, donde hizo gala de temple y resolución. ¿Era una pantalla ante todo lo que sufría? Según sus palabras, sí.
-Su Medellín natal estaba en la ensalada de flores de su menú.
-Y así es Medellín, color, sabor. Alegría
-Colombia y Andalucía están muy unidas. Y Villa de Leyva, en el corazón de su país, es el pueblo más andaluz del mundo. Aunque Jesulín de Ubrique, su pesadilla en el programa, sea andaluz.
-Ay, Jesulín es difícil mejorarlo, pero por supuesto Andalucía y Colombia son una. No es un tópico.
-¿Pero se pasó de antipático Jesulín con usted?
-Yo cuando caigo en el programa no conocía nadie, no sabía quiénes eran. A Jesús le agradezco que lo diera
todo en la escena, que fuera así. Me dejó claro que sólo era en las cocinas, ante las cámaras. Fuera no era así de competitivo, No era algo personal contra mí. Es un caballero y elegante y me encantó jugar con él.
-Los españoles deberíamos sentirnos más cercanos a América. Se debería sufragar algo como el erasmus, para todos.
-Por eso los colombianos nos sentimos en casa en España. Hay mucha conexión por la música, el sol y por supuesto la comida. Seguro que los españoles les pasa lo mismo cuando visitan mi país. Todo lo que fuera salirnos de esas ideas y clichés equivocados estaría bien. Tenemos una mezcla que nos une para siempre.
-Pero está el recuerdo del narcotráfico, y de series como Narcos.
-Me parece injusto que Colombia sea conocida por su pasado del narcotráfico. No voy a negar que haya existido, pero las monedas siempre tienen dos caras. Y las personas tenemos más caras que las monedas. No puede ser que Colombia que tiene tanta belleza, tantas maravillas, tanta cultura y variedad sea conocida sólo por los narcos. Es injusto. Mi país es para enamorarse de él. Por eso estoy tan orgullosa de la serie Café con aroma de mujer, que daba imagen de cosas tan lindas que siempre han estado ahí, no son nuevas.
-Aunque ha protagonizado telenovelas, su presentación para muchos espectadores ha sido con MasterChef.
-Había trabajado con Javier Cámara y Fernando Trueba para una película española grabada en Colombia (El olvido que seremos), pero nunca había grabado en España. Yo sí había venido muchas veces, me encanta España, así que cuando me llamaron para hacer MasterChef no me lo pensé. Y lo disfruté enormemente. Estar en Madrid me parece una estupenda idea, una ciudad deliciosa, para vivir y criar a los hijos...
-¿Qué le ha sorprendido de la cocina en España?
-Que hay la misma diversidad que en Colombia. Son cocinas apegadas a la tierra, que sacan lo mejor del entorno. España además es un país que se puede conocer en viajes cortos, es un país bien comunicado, manejable, y este programa me ha permitido ir a muchos rincones y ver tantas diferencias, oír tantos acentos. Asturias, el País Vasco, Málaga, Sevilla... (suspira).
-¿Dónde preparó el menú de la final?
-En el mejor de los sitios, otra oportunidad gracias a MasterChef. Lo preparé en El Celler de Can Roca, en Girona. Al principio no sabía quiénes eran, y me lo encuentro lo que me encuentro. Me siento muy orgullosa de hacer creado con ellos un menú tan poético, tan especial, que representa mi historia, donde he podido plasmar cómo soy yo.
-¿Cuándo lo pudo preparar?
-Ay, muy encima de la final (grita en broma). Muy pegado al postre que hice de Jordi Roca para clasificarme. Fui un fin de semana al restaurante. Hice el menú cuatro veces en un día. La primera vez tardé cuatro horas. Necesitaba encajarlo en las tres horas de cocción, donde no podía haber errores.
-¿Las ideas eran suyas?
-Hay un momento en el programa en el que te orientan que debes ir pensando cómo sería tu menú si llegas a la final. Sobre la semana 9 nos advierten que la final está a la vuelta de la esquina y es importante que haya que pensar en el menú. Me senté y anoté en un cuaderno cómo soy, qué puedo aportar, mis ingredientes, de qué quiero hablar. Hablé en El Celler con Joan y le detallé todo. Al ver esos platos en la mesa me vi a mí misma.
-¿Nos ha dado la sensación de que en estas semanas lo tenía todo bajo control, que usted es muy calmada? ¿Ha sufrido menos por su desparpajo?
-No estoy de acuerdo. Sufrí muchísimo en MasterChef Celebrity. No lo podéis imaginar pero lo sufrí en mi casa. Lo sufría mi esposo, lo sufría en las clases y lo era tanto que cuando llegaba me hacía la loca, como si no fuera conmigo, por eso parecía que estaba tranquila.
-Eso es tener nervios de acero.
-Fue tremendo. A mí me ha sorprendido verme en el programa. Me veo tranquila, pero no era así. No me reconozco en esa Laura tan resuelta. Las lágimas las dejé en casa, pero no quise resquebrajarme ante la cámara.
-Además de Jesulín ¿qué otros compañeros han marcado su presencia en el concurso?
-Son maravillosos uno por uno. Eduardo Casanova es que es un amor, tan auténtico. Y es lo que valoro de todos, la autenticidad, como Blanca Romero y su manera franca de hablar.
-¿Y le ha sorprendido que Genoveva Casanova esté en las portadas?
-Estuvo sólo un programa, salió rápido, es verdad. Pero todos los participantes hicimos piña fuera de las cámaras y se mantuvo en todos esos encuentros. Hemos ido a su casa, hemos compartido más de lo que se ve y todo sucedió antes de lo que ha pasado ahora.
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