Los Juegos Olímpicos ganarían con el silencio de los comentaristas

Opinión

Hay que disfrutar con la vocación internacional de este gran acontecimiento y no sólo centrarse en los resultados españoles

La tediosa cabalgata de un país (y un París) que dejó de sorprendernos

El antepasado olímpico de Felipe VI que podría dar una medalla española disputada en París

Las fotos de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024
La Torre Eiffel con el logo olímpico / EFE
Antonio Sempere

27 de julio 2024 - 16:43

Arrancan los Juegos Olímpcios de París. El evento audiovisual planetario más gigante: 3.600 horas de televisión en Ultra Alta Definición servidas para que cada cliente las deguste al dente. Solamente pedimos a los comentaristas de la delegación española que sean tan amables de no sobrepasarse en sus arengas. Que cuenten hasta diez antes de iniciar cada una las transmisiones. Mi recomendación va muy en serio. Aunque sé que mi ruego será de muy difícil ejecución.

Nuestros narradores se desgañitarán por apoyar al corredor o la corredora española con tal de se clasifique para una final, descuidando que en la pista se estén realizando verdaderas proezas de calibre desproporcionado, en la pértiga, en el salto de altura, en cualquier rincón del estadio.

Ocurrirán maravillas en las piscinas y los gimnastas chinos y japoneses desafiarán las leyes de la física, mientras en un domingo de julio sólo habrá ojos para la delegación nacional. Sin caer en la cuenta que a estas alturas de la película todos estamos mezclados, todos somos mestizos. Con nuestra bandera, del mismo modo que cuando suene la Marsellesa si los franceses conquistan una medalla, subirán al podio deportistas de todas las razas, de todas las orientaciones sexuales y de todas las clases sociales. 

La hinchada hispana radiofónica y televisiva se ha quedado obsoleta con sus gritos histéricos. Lo entiendo en los deportes de equipo. Hasta ahí llego. Pero allá donde exista un atleta individual que esté batiéndose el cobre y que no vaya dopado, rindámonos hacia él o hacia ella, sea del país que sea. Guardemos un respetuoso silencio. Escuchemos el sonido ambiente, ahora que los medios técnicos nos permiten captar lo que sucede en París mejor que lo que ocurre en el cuarto de baño de casa.

Recomiendo recuperar a Juan Antonio González Iglesias. Nadie como el poeta para loar a los olímpicos. Disfruten de París, aunque la lluvia haya desdibujado su ceremonia de apertura. Con el sonido ambiente todo gana.

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