La mirada de Dios en la televisión

La cobertura televisiva del funeral del Papa estuvo a la altura, con exceso de palabra en las narraciones, y una íntima retransmisión a cargo de Trece

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El plano cenital desde las alturas de la basílica de San Pedro
El plano cenital desde las alturas de la basílica de San Pedro / EFE

La realización de la RAI lleva casi 70 años retransmitiendo todos los acontecimientos de la Plaza de San Pedro, uno de los lugares más ‘televisivos’ del mundo y, por tanto, con planes de realización tan cuidados como trillados. Son retransmisiones de ritos, así que a las cámaras no se les escapan los símbolos que hay que narrar y elude de forma elegante lo que hay que ocultar. El funeral del papa Francisco ha sido un inmenso programa con una narración litúrgica impecable y sobria, como obligaba el momento. La toma cenital que dibujaba el auditorio en torno al féretro, contemplación divina desde las alturas de la basílica, es de esos planos sobrecogedores, pictóricos más que cinematográficos. La mirada de Dios.

El acontecimiento televisado, con señal institucional universal, podía tomarse desde la visión periodística, como cúmulo de representaciones rendidas ante un admirable dirigente. Pero también como una solemne despedida a un pontífice que era ejemplar en sus acciones y omisiones, duelo que se podía vivir en la intimidad de cada uno de los espectadores que así lo quisieran. La señal de Trece fue la más respetuosa con el sonido, y silencio, ambiente captado por las cámaras italianas. Con comentarios precisos de recogimiento. Era evidente que iba a ser así.

Del otro lado estaban el resto de cadenas que en líneas generales abordaron un trabajo didáctico, considerado, con contertulios que a fuerza de aportar a veces se excedían. Las imágenes de Trump, el saludo a los Reyes, gestos de actualidad al margen del fúnebre momento, primaban en esos análisis.

Buen trabajo de la pareja de TVE, los rostros de los Telediarios, Alejandra Herranz y Marta Carazo, como el veterano Matías Prats manejando los protocolos en Antena 3 y dando paso al corresponsal vaticano más valioso, Antonio Pelayo. Blanca Rodríguez en Canal Sur es también una garantía en circunstancias así. En jornadas históricas la televisión está en su sitio, iguala a las cadenas por encima de los audímetros.

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