El parecido de 'La venda' con 'Sofía de Álvaro Soler
Eurovisión 2019
La canción eurovisiva de Miki Núñez es decepcionante y barrunta otro fracaso mientras proliferan las alusiones a su vínculo independentista
“La venda ya cayoooó”, canta entre brincos Miki Núñez (Miki Nunyez como nombre artístico), participante en OT 2018 y ganador de la gala eurovisiva del pasado domingo, con un 34% del televoto. La venda ocupa en este instante el 18º lugar entre las casas de apuestas y el trabajo de puesta en escena para exhibir la ratonera melodía va a ser arduo, como la promoción, para destacar entre los 42 participantes y cuando sólo hay 7 temas confirmados y el español es 5º. Ya pinta mal, un año más, la participación española y aunque TVE está clasificada directamente para la final del 18 de mayo en Tel Aviv, de nuevo se barrunta que la propuesta de España quedará en furgón de cola.
Precisamente una foto con la estelada anudada a la espalda de quien parece ser el representante eurovisivo, unos años atrás en una manifestación independentista, no viene a mejorar la imagen de Miki, que en sus primeras declaraciones ha insistido en separar la política de la música de cara a Eurovisión aunque esta edición en Israel nació también con polémica desde el primer momento por la opresión a Palestina. De hecho hubo varias participantes españolas, como la favorita, María Villar (la que ya resaltó con el tumulto de la palabra “mariconez” de la canción de Mecano y por su novio tan sincero), que no mostraban mucho interés por presentarse en el escenario israelí. María estaba llamada a ser la elegida con Muérdeme, pero ella misma postuló a su compañero Miki para que el público le apoyara. En favor del joven de 23 años y licenciado en Administración de Empresas hay que reconocerle su disposición y ganas generosas por hacer un buen papel.
Dos catalanes anteriores sin suerte
Y más le vale al egarense (en Tarrasa, por cierto, también se ubica el plató de OT), porque además es el tercer catalán de manera consecutiva que representa a España en el continente. Manel Navarro nos obsequió con su gallo y Alfred y Amaia empañaron los días previos a su actuación cuando él le regaló a su entonces novia el libro España de mierda. Miki va a tener que exudar mucho talento para salir airoso de este empeño cuando surjan aún más reticencias de su participación.
La venda suena a fracaso por sí misma:por escasa calidad, engurruñada entre síncopes y un ritmo de aliteraciones. Se presentó como ska por rumba catalanas y otros medios la han calificado de “charanga”. En TVE auguran que será un éxito en las fiestas. Triunfar (ya veríamos) en los chiringuitos no significa haber agradado al público continental, más exigente de lo que creemos.
La venda es una obra de Adriá Salas que presentó a la convocatoria de RTVE a la que se presentaron casi un millar de propuestas. Muy mal tiene que estar la música comercial española a la vista de las 16 canciones seleccionadas y a la decena que llegó a la gala dominical. Los sones de la canción ganadora recuerdan a Sofía, un jaranero éxito de Álvaro Soler con el que al menos comparte unas cuantas sucesiones de acordes.
La participación española puede mejorar en la puesta en escena, por fuerza mucho más afortunada de lo que se ha visto hasta ahora. Por lo pronto, tras este fiasco anunciado por segundo año sucesivo, TVEdebería olvidar la elección de su representante en Eurovisión entre los pipiolos de OT. Novatos creciditos que quieren triunfar, pero con la alfombra roja en los pies y sin pringarse en un reto como el del festival. Conseguir un papel notable en la cita continental (una obligación por prestigio, no es una necesidad política) es un compromiso de RTVE. Hacer una selección entre primeras figuras (¿por qué algunas traídas de América?) debería ser la fórmula indispensable y única desde 2020.
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