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Mikel Lejarza
Toulouse
La pregunta no es por qué ha esperado Íker Jiménez a que surgiera el video del rodillazo en el barro para prescindir de Rubén Gisbert, la pregunta es por qué había contado con este abogado "activista" como para llevarlo a prime time y convertirlo en reportero héroe durante varios programas. Los equipos de Cuarto Milenio y Horizonte, enfrascados en una impulsiva labor solidaria, están en la picota a raíz de descubirse en vídeo el comportamiento det tal Gisbert (Valencia, 1990). Tan grave como su manipulación de imagen, rebozándose en barro para aparentar esfuerzo, es aún más dudosa su trayectoria en pro de las tesis de Vladimir Putin y su difamación a todas las instituciones del Estado con el afán de movilizar odio.
En una cadena responsable personajes como Rubén Gisbert no tienen cabida. Pero sí tuvo el beneplácito de la productora de Íker Jiménez. Sólo hay que repasar someramente el timeline de este "activista político", como se presenta él mismo, del pasado domingo, el día en que fue desenmascarado, para comprobar su carácter peligroso. Más que un activista es un matonista dialéctico, un provocador antisistema al que en Cuatro le han seguido el juego durante demasiado tiempo. ¿Qué está pasando en la nueva Mediaset?
Gisbert este mismo domingo, pocas horas antes de su rodillazo, ya decía en las redes sociales esto sobre Felipe VI tras su accidentada visita a los damnificados de Paiporta: "Yo creía que esta persona era simplemente un sin sangre criado entre algodones o medio tonto como el padre. Pero esto no me lo esperaba, defender mentiras y hacer directamente propaganda de las mismas… y además defender al gobierno, nacional y autonómico…". Este tuit que denigra la Corona ya resume su pensamiento, o más bien no-pensamiento de Gisbert, que a raíz de esta tragedia en Valencia promueve un golpe de estado popular que destituya a todas las instituciones. La llamada a la solidaridad en la que ha colaborado con Íker Jiménez, es su punto de partida para la movlización.
Un falso periodista y espúreo analista ultra, señalado desde hace años por medios como La Sexta, que ya se fajó denigrando al líder ucraniano Zelensky y acusando a este país de ejercer un genocidio contra los rusos. Gisbert, alineado con Vladimir Putin, de generoso tupé y barba bien recortada, postureo al milímetro, es el mismo que se está quejando de una campaña de difamación contra él cuando ha sido quien en todo momento ha difamando a los demás durante años.
De un tal Cristóbal Cobo retuiteaba el domingo este mensaje: "A todas las organizaciones: convocad manifestación destituyente, unitaria, Valencia y Madrid. ¡Abajo el 78! ¡Arriba, pueblo español! Pedimos destitución Gobierno, Congreso y Senado, gobiernos y parlamentos autonómicos. Formación Gobierno provisional hasta restaurar el orden". El espíritu del intento de golpe de 1981, extrema derecha populista, en la voz de un reportero que ha estado en el prime time de Cuatro hasta que se le vieron las vergüenzas de llenarse de barro para simular sufrimiento y entrega. Una solidaridad aparente con fines políticos de desestabilización, con Mediaset como altavoz.
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