Tiempo de plastilina, nostalgia bailonga

A las tres de la madrugada en La 1 Miguel Poveda remedaba a los tiempos actuales las juergas flamencas que remataban los tradicionales especiales de la Primera Cadena. Cuando estar hasta las tantas con la tele encedida era algo excepcional. La Nochevieja ante el televisor tenía su encanto y a esa nostalgia se agarra con fuerza la propia televisión. Mientras cada uno en la pantalla del móvil se puede confeccionar el visionado que a cada uno le da la gana, en el monitor principal de casa funciona como nunca las actuaciones de siempre. Los cantantes de siempre en los especiales de las distintas cadenas y la nostalgia de Cachitos. Un zapping siempre eficaz, de medio minuto cada tacada con sus rótulos que en esta ocasión reiteraban en los mismos personajes y en las mismas temáticas. Los mismos de Cachitos burlaban mencionar a Pedro Sánchez y se burlaban de las presuntas presiones que sufren. Pero sí, el humor de este Cachitos 2025 es para agradar al actual presidente de RTVE, José Pablo López, una tele a la carta del que manda y del que rige, lo que siempre ha sucedido en esa casa y en las otras cadenas públicas, como en la propia Canal Sur.

Pero aun asi, Cachitos es ese salvavidas que hace cosquillas en una noche de nostalgias donde todo tiempo anterior fue, efectivamente, mejor. Sobre todo si lo vivimos. El preámbulo a la medianoche en La 2 fue un divertido homenaje a los años 90 con los propios cantantes de aquellos años del compact, como la danesa Whigfield y su Saturday Night que se bailó entre los platos de sushi como si hubiéramos regresado a 1994. Fernandisco y Ana Morgade se sumaron a este festival previo a los letreros con el anfitrión de los repasos, Ángel Carmona.

Tiene mérito en todo caso destilar el humor añadido a los temazos, o no tan temazos pero son canciones de nuestra vida, de esos Cachitos de otros tiempos. Una vez más lo importante es la compañía, los subidones, lo pegadizo.

La añoranza y el homenaje son recursos firmes para agradar a esa audiencia cada vez más mayor que se sienta ante la pantalla del 31 al 1. José Mota en su especial de 2024, con la Inteligencia Artificial como eje, se preocupaba por el papel de sus compañeros humoristas en estos tiempos donde la competencia es diaria ante los políticos. Mota reunía a Martes y Trece, por separado ahora que están tan peleados, con Yolanda Díaz atendiendo las llamadas de Encanna. No hubo demasiadas incorporaciones a la familia del manchego y la esperada imitación de Broncano, con Flo como Grison y Segura como Castella, es más un homenaje al programa revelación de la temporada.

Los 80, años apretados de cosas que pasaban y nos ocurrían, son el pináculo de esa nostalgia televisiva. Hubo de todo, de los más glorioso al vaticinio, de lo más cutre y cateto a lo más sublime. El monumento de esa época es Alaska, de las primeras en aparecer en el especial de La 1, con Oriol Nolis a la que llegó en auxilio Eva Soriano para hacer llevaderas las presentaciones. Abraham Mateo (a Eurovisión cuanto antes), Chenoa, Rosario, fueron los primeros en ir desfilando por un especial convencional, como el de Telecinco, con Christian Gálvez, o el de Canal Sur, con Toñi y Antonio Garrido, en el teatro de Alcalá, el más amortizado de España. Con Antonio José, con Pepe Begines multiplicado, con los vídeos que interrelacionaban a los invitados. Entrada la noche llegaban reposiciones de otros años y no notábamos la diferencia.

La Nochevieja, como la Nochebuena, es cosa de La 1 y de La 2 y en Andalucía, Canal Sur. Antena 3 tira de refrito, con Roberto Leal y Eva González antes de la Pedroche, con un repaso del año, y a continuación con un karaoke con todo lo musical que ha pasado por la cadena Tiempo de plastilina y nostalgia de lo que somos cada generación. Los días extraordinarios ya no son lo que eran.