Rubén Pinar, puerta grande en Gijón

El diestro de Albacete pasea una oreja de cada toro de su lote. Puerto, silencio y Del Álamo, oreja

Mundotoro / Gijón

14 de agosto 2011 - 01:00

Con una corrida de Conde de Mayalde ni buena ni mala, de las que salen muchas en muchas ferias, Pinar se las ingenió para salir en hombros. Fue un triunfo resultadista pero nada gratuito, sino basado en la capacidad de un torero que necesita el triunfo como aval para seguir toreando. Y creciendo. A punto estuvo de acompañarle en volandas Juan del Alamo pero la espada se empeñó en hacerle salir a pie mientras Puerto cumplió sin excesos.

Pinar cortó una oreja del segundo, toro bajo y bien hecho que se movió pero sin acabar de entregarse. El manchego lo metió en cintura por el pitón derecho con recursos de torero listo, aderezó su labor con molinetes y circulares, muy bien acogidos por cierto, y lo despachó igual que lo toreó, con habilidad. Luego se pasó media faena tratando de corregir el molesto gazapeo del quinto para después hacerlo pasar por ambos pitones en otra faena ligada, resuelta e inteligente.

También Del Álamo paseó una oreja del tercero, toro con calidad que se acabó pronto y al que el salmantino, arrollado sin consecuencias con el capote de salida, empujó para delante por el pitón derecho con resolutivo oficio y apuró entre los pitones su último aliento antes de finiquitar su obra de una estupenda estocada a toro parado. El sexto exigió mucho entre pase y pase porque se engalló y no terminó de entregarse. Del Álamo resolvió con oficio de torero capaz pero la espada se fue al poste y se quedó sin Puerta Grande.

Sin las urgencias de sus compañeros, Puerto rompió la tarde con un toro manejable y obediente, que pareció estar medido de empuje si bien el torero, que llevo a cabo una faena pulcra y ceremoniosa, nunca se decidió a apretarle. Al cuarto le diseñó una faena alegre y sin apreturas. Destacó con el capote.

Dos tercios de entrada. Toros de Conde de Mayalde, bien presentados, de comportamiento manejable. Victor Puerto, ovación tras aviso y silencio; Rubén Pinar, oreja y oreja tras aviso; Juan del Álamo, oreja y silencio.

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