Los videojuegos y su modo multijugador: pros y contras de una modalidad en auge

Videojuegos

Casi la mitad de los usuarios de videojuegos en España interactúan en línea con otros jugadores

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Los juegos multijugador cada vez son más numerosos en el sector.
Los juegos multijugador cada vez son más numerosos en el sector.
Redacción

07 de abril 2025 - 11:16

Los videojuegos han pasado de ser una afición casi underground a convertirse en una forma de ocio mainstream en apenas unas décadas. En España había 20 millones de videojugadores en 2023, según la Asociación Española del Videojuego (AEVI), la cifra más alta desde que existen registros. Más del 85 % de las personas de entre 15 y 24 años jugaron a videojuegos ese año, con un reparto casi equitativo entre hombres y mujeres (51 % y 49 %, respectivamente), según el mismo estudio.

Pero si hay un fenómeno que despunta, ese es el de los juegos multijugador, "aquel en el que participan activamente varios jugadores humanos, ya sea de manera competitiva, entre ellos, o de forma colaborativa contra la máquina, o combinaciones de ambos casos, en algunos juegos", explica Joan Arnedo, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y director del máster universitario de Diseño y Programación de Videojuegos de esta universidad.

Una actividad social

El experto puntualiza que el modo multijugador de los videojuegos no implica que se trate de modalidades en línea. De hecho, los primeros modos multijugador se vieron en las máquinas recreativas que conquistaron a los jóvenes de los años ochenta y noventa, y que después se trasladaron a las videoconsolas domésticas. A fin de cuentas, ¿quién no ha compartido tardes de juegos con amigos y familiares en una pantalla partida en el salón de casa? "Jugar con más jugadores permite que el juego sea más entretenido que en solitario", explica Laura Cerdán, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. Títulos como Street Fighter o Mario Kart ofrecen una dimensión totalmente diferente si se juegan contra la máquina o con más humanos.

En este sentido, el modo multijugador se convierte, al mismo tiempo, en una intensa actividad social y en una forma de mejorar la experiencia que ofrece el propio juego. "No es lo mismo jugar a Fortnite en línea que al Wii Sports en modo multijugador local", explica Arnedo, quien subraya que "lo primero que nos viene a la cabeza al hablar de multijugador son los juegos de acción más ligados a los eSports, pero el concepto va más allá, como son los juegos de 'mundo abierto' en línea u otros más casuales o colaborativos, que no son tan exigentes".

Cada jugador tendrá sus razones para elegir este modo de juego, pero la realidad es que se ha convertido en una forma de socializar para muchos jóvenes (y no tan jóvenes). Según un estudio de Samsung, casi la mitad de los videojugadores españoles interactúa en línea con otros jugadores (46 %), y el 28 % lo hace al menos una vez al mes. Algo que, no obstante, los expertos piden no considerar en sí mismo una actividad social sustitutiva del contacto en persona, aunque cuatro de cada diez encuestados en ese estudio consideren que algunos de esos contactos digitales ya son "amistades".

"Creo que los videojuegos no deberían sustituir las relaciones físicas tradicionales, y la clave está en la mesura con que se utilizan", advierte la profesora Cerdán. "Deberían complementar las relaciones sociales más tradicionales, ya que la comunicación que se da a través de un videojuego elimina totalmente elementos de la relación cara a cara, como la comunicación no verbal, el lenguaje corporal y las expresiones faciales. En muchos videojuegos, especialmente en aquellos que se juegan en línea, la interacción entre los jugadores se reduce a texto o voz y, además, ocurre en un espacio virtual que también dificulta la resolución de conflictos, puesto que se hace de forma más impersonal porque, en ocasiones, el gamer ni siquiera utiliza su nombre real", advierte.

La importancia de la mesura

Como sucede con todo, en el equilibrio es donde está la virtud, y con los videojuegos ocurre lo mismo. En España, la media de uso de videojuegos es de una hora al día (7,7 horas semanales, según Statista), aunque en el caso de los más jóvenes se puede llegar a triplicar, como alerta un estudio de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). El Plan Nacional sobre Drogas advirtió en 2024 de que el 5,1 % de los jóvenes de entre 14 y 18 años podrían sufrir un trastorno o adicción por uso de videojuegos, una cifra, no obstante, menor que la de 2021, cuando un 7,1 % estaba en riesgo.

Los expertos, si bien piden la misma moderación que con cualquier otra realidad, niegan que el videojuego sea una forma de ocio que incite a comportamientos abusivos. "Los juegos multijugador han existido desde siempre y rompen la falsa idea del videojuego como actividad individual que te aísla. En el aspecto de la camaradería y ayudar a crear un círculo social, pueden ser como el deporte u otro tipo de juegos", explica Joan Arnedo. El experto advierte, sin embargo, de "los juegos multijugador entendidos como un servicio en línea continuado, donde las empresas tienen un enorme incentivo económico para hacer todo lo que esté en sus manos para retener a los jugadores y conseguir que permanezcan conectados el máximo tiempo posible".

En este sentido, la clave para saber si un juego puede resultar adictivo es "informarse bien acerca del videojuego al que nuestro hijo quiere jugar, antes de comprarlo o descargarlo", recomienda Laura Cerdán. Además, "observar cómo reaccionan mientras juegan puede darnos información sobre cómo se relacionan con este tipo de ocio", añade, y servirá a padres, profesores y tutores para saber cuándo hay que poner límites, sin necesidad de prohibir. "Los videojuegos forman parte de la cultura juvenil, de su tipo de ocio, por eso creo que hay que diferenciar entre 'prohibir' y 'limitar'", destaca. Y es que un error común en muchas familias reside en prohibir directamente el uso de videojuegos. "Lo peligroso no es el videojuego en sí mismo, sino los aspectos que lo acompañan. Los videojuegos en línea permiten conectar con personas de todo el mundo, creando comunidades, y, para aquellas personas que tienen dificultades para relacionarse, pueden ser especialmente útiles", apunta.

Además, la prohibición podría provocar que el menor tenga aún más ganas de jugar de forma compulsiva, que pueda quedarse aislado de su grupo de amigos si todos juegan y, además, que se pierda tardes de diversión y los valores que aportan estos juegos. "Especialmente en juegos colaborativos o competitivos por equipos, se desarrollan competencias sociales y de trabajo en equipo", explica Joan Arnedo, quien subraya que "hay quien en su currículum pone que ha sido líder de un Gremio en World of Warcraft". Porque los videojuegos son mucho más que una forma de ocio: se han convertido en una nueva plaza en la que suceden relaciones sociales que a veces trascienden la pantalla, y en un mundo paralelo donde poner a prueba las aptitudes de cada uno para enfrentarse a la vida real cuando se apaga la consola o se consume la batería del móvil.

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