Una imponente Ana Wagener se meterá en la piel de Bernarda Alba en Córdoba
Teatro
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La obra de teatro más famosa de Lorca, La Casa de Bernarda Alba, se subirá a las tablas del Gran Teatro de Córdoba durante los días 12 y 13 de abril. Durante ambas jornadas, la función comenzará a las 20:00.
Aún quedan entradas disponibles y su precio oscila entre los 11 y los 27 euros. El reparto lo encabeza una Ana Wegener -como Bernarda Alba- en estado de gracia, y lo completan Eva Carrera, Montse Díez, Ane Gabarain, Claudia Galán, Belén Landaluce, Patricia López Arnaiz, Inma Nieto y Sara Robisco.
La casa de Bernarda Alba podría contarse desde la postura de Bernarda como la historia de una mujer que quería lo mejor para sus hijas. Una madre pragmática, realista, que conocía el mundo en el que vivía y que no dudó en usar toda su energía para frenar los impulsos anárquicos del instinto sexual. Una mujer consciente de la dureza de las normas sociales y del juicio dogmático de sus vecinos.
Pero también podría contarse, desde la postura de Adela, como una pesadilla en la que una madre paranoide, deshumanizada y sin empatía encierra a sus hijas para guardar un luto absurdo de ocho años que puede acabar con la vida de todas. Suele ser frecuente que todo el mundo esté con la postura de Adela pero, ¿cómo puede ser, si la violencia machista que sufren las mujeres de la casa de Bernarda es igual a la violencia machista que sufren las mujeres hoy, en nuestra realidad?
"La casa de Bernarda Alba arranca con una muerte y termina con otra. La muerte del padre abre el reinado despótico de Bernarda, que produce al final la muerte de su hija más joven, símbolo de vida, libertad y
sexualidad. Bernarda es la encarnación de un sistema de normas sociales. Es su brazo ejecutor y también su víctima, puntualiza el director, Alfredo Sanzol. "La humanidad de Bernarda está en el deber cumplido de proteger a sus hijas de la ruina que pueden producir los impulsos sexuales en el contexto social que
habitan. El miedo a caer en el ostracismo la lleva a aplicar de manera paranoide las mismas restricciones que cayeron sobre ella desde su infancia. Bernarda también fue una Adela. Es una Adela muerta en vida.
Es una mujer con una herida tan grande que sólo ha podido encontrar la salvación tomando el relevo de sus agresores. Bernarda y su casa son la metáfora de una sociedad aterrorizada", puntualiza.
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