La Catedral de la Sierra, la joya de Hinojosa del Duque
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De origen medieval, la iglesia de San Juan conquista por su magnificencia y mezcla de estilos arquitectónicos, y su torre podría considerarse el precedente de la de la Mezquita-Catedral de Córdoba
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A poco más de una hora de la capital, la riqueza arquitectónica de Hinojosa del Duque sorprende a propios y extraños por su grandiosidad. Un buen ejemplo es la iglesia de San Juan, más conocida como la Catedral de la Sierra.
Este coloso de piedra, entre dehesas, fue declarado Monumento Histórico Artístico de carácter Nacional en 1981. Además, está catalogado como Bien de Interés Cultural.
Aunque comenzó a construirse en el siglo XV bajo estilo gótico, el resultado final es una mezcla de estilos perfectamente complementados, integrados y sucesivos en el tiempo: gótico, ojival y plateresco. Si bien, destaca la parte que se llevó a cabo durante todo el siglo XVI. No en vano, 1539 inicia su construcción Hernán Ruiz El Viejo, quien fuera maestro mayor de obras del obispado. Dos décadas después, su hijo Hernán Ruiz El Joven trabajará en el proyecto entre 1559 y 1564. Aunque nunca pudo ver el final de las obras, pues falleció dos años antes de que concluyeran en 1571, bajo la dirección ya de Juan de Ochoa.
La iglesia de San Juan tiene planta basilical y se articula en tres naves separadas por pilares de granito con columnas adosadas.
Precedente de la Mezquita-Catedral
Desde lejos sobrecoge la visión de su torre, esbelta y elegante. La construcción del campanario se encargó en 1588 a Juan de Ochoa. Lo construirá siguiendo un esquema serliano (combinación de arcos de medio punto con vanos adintelados): sobre un alto basamento con forma elíptica sobre el que se suceden tres cuerpos decrecientes que encarnan la esencia de la saga Hernán Ruiz. De hecho, Hernán Ruiz III repetirá este diseño en la torre de la Mezquita-Catedral.
Merece la pena detenerse a contemplar la portada principal, diseñada como un gran arco de triunfo.
Aquí se diferencian los dos estilos renacentistas imperantes. El primer cuerpo de la fachada y las ventanas de la sacristía son 100% platerescos. En éstas últimas destacan los escudos de los Sotomayor y Zúñiga.
Por otra parte el Renacimiento más clásico se hace patente en el segundo cuerpo de la fachada y en el baptisterio, en cuya fachada llama la atención la ventana de los Tres soles, un magnífico trampantojo arquitectónico que consigue dar una sensación de profundidad mayor que la que existe realmente.
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