Los Jardines del Duque de Rivas, una auténtica leyenda del Romanticismo cordobés
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Una estatua de Ángel de Saavedra preside este espacio, ubicado junto al Paseo de la Victoria y custodiado por una elegante pérgola de estilo neoclásico
En pleno corazón de la ciudad la estatua en honor al literato y político más destacado del Romanticismo cordobés preside los Jardines del Duque de Rivas.
El conjunto escultórico, realizado por el famoso Mariano Benlliure -el último gran maestro del Realismo decimonónico- en 1929, está compuesto por una escultura de bronce del famoso escritor embozado en una capa.
La imagen se levanta sobre un pedestal de piedra con relieves alusivos a algunas de sus más afamadas obras de teatro. Incluso hay talladas algunos fragmentos de Don Álvaro o la fuerza del sino,Un castellano leal y Al faro de Malta.
Estos frondosos jardines situados junto al Paseo de la Victoria y en la parte trasera, a modo de custodia se levanta una elegante pérgola de estilo neoclásico pero que se terminó de construir en 1930.
Ángel de Saavedra nació en Córdoba en 1791. Poco después emigró junto a su familia a Barcelona.
Pronto destacó por sus ideales ideales políticos, que rozaban el liberalismo extremo, y luchó activamente contra los invasores franceses, llegando a formar parte de las Cortes de Cádiz.
En 1821 es diputado a Cortes por Córdoba y en 1823 ocupa una de las secretarías de la cámara.
Los absolutistas procuraron su exilio en 1823. El Duque de Rivas no volvería a pisar territorio español hasta la muerte de Fernando VII.
En 1834 -tras morir su hermano- hereda el título Duque de Rivas y su carrera política vira hacia posturas más conservadoras.
Fue nombrado presidente del Consejo de Ministros durante la regencia de María Cristina.
Su vuelta a la política activa se concreta en 1843 como senador electo por Córdoba y vicepresidente de la Alta Cámara.
También fue embajador en Nápoles y París.
Y ya en 1852 entra en la Real Academia de la Historia. Dos años después haría lo propio en la de San Fernando.
Aparte de sus logros políticos, se hizo famoso por su exquisita producción literaria. Sus obras más destacadas son El faro de Malta y Don Álvaro o la Fuerza del Sino.
No en vano, su hegemonía en el Romanticismo literario español lo convertiría en presidente de la Real Academia de la Lengua en 1862.
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