Roberto Scholtes
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Turismo
Con poco más de 700 habitantes, este pequeño pueblo de la Subbética cordobesa, puede presumir de estar a la cabeza del arte urbano en la provincia. De hecho, uno de los principales atractivos para sus visitantes es la ruta por los seis murales de Fuente Tójar.
Sprays en manos, algunos de los principales muralistas del momento han dejado su impronta en las paredes del pueblo retratando a vecinos célebres, o reproduciendo usos, costumbres y retazos de historia de esta localidad del sureste de la provincia cordobesa.
Es un homenaje de Fuente Tójar a Vicente Fernández,conocido popularmente como Vicente 'El Latero', el gran maestro danzante durante muchos años en el pueblo. Concretamente ejerció durante 45 años de Maestro de la Danza de San Isidro Labrador. De hecho, esta disciplina llevada por Vicente, consiguió en Madrid el Primer Premio Nacional de Danzas Antiguas en 1963.
Si bien alternó el trabajo agrícola con el de cagarrache (molinero de almazara), su principales ocupaciones fueron las de hojalatero y fontanero, de ahí su apodo.
Así pues, desde el Ayuntamiento se quiso homenajear a esta persona tan querida por sus vecinos con este mural, ubicado en la puerta de su casa natal.
"Esta obra para mí ha sido de las más importantes de Fuente-Tójar, puesto que, además de ser la primera que se realizó, se hizo en la fachada de la casa en la que él vivió. Fue emocionante el hecho de ver cómo todo el pueblo lo reconocía mientras lo estaba pintando", afirma su autor, Jonatan Carranza.
El mismo artista es el autor de esta obra, que junto con el mural del Antiguo Molino de Aceite San Rafael, retrata parte del proceso de elaboración del aceite de oliva.
El espectador puede contemplar a varios aceituneros cribando la aceituna. Cuando las espuertas están llenas, se descargan en la criba (objeto alargado que aparece en el mural con forma de tobogán), cuya actividad radica en en separar las aceitunas de las impurezas, hojas, ramas, tierra y piedras.
"Este mural representa un acto que marca con diferencia la labor de la recogida de aceituna en nuestra tierra. Antiguamente se limpiaba la aceituna con esta criba representada en primer plano para sacarla limpia y separarla de la hojarasca", asegura su creador. Y añade: "Es una obra que muestra muy bien el costumbrismo y la historia de la zona de Fuente-Tójar donde la mayoría de las familias salían y salen a la recogida de la aceituna".
Este mural fue realizado en las jornadas de la primera edición de Arte Urbano ‘Art Toxar’ y alude a la principal actividad económica del territorio: la recolección y producción de aceite de oliva.
De hecho, el pueblo es famoso más allá de sus fronteras por la elaboración de uno de los mejores de aceite de oliva virgen extra y por estar dentro de la Denominación de Origen Protegida Priego de Córdoba.
"De un modo realista, se aúnan los elementos más importantes en los molinos de la época, como son las propias aceitunas, los canastos de mimbre donde se transportaban, las torvas y pesas, y por supuesto el motor que hacía que el molino girase y pudiera machacar las aceitunas para la extracción del aceite, que aún se conserva", explica Sake Ink, que actualmente aspira a convertirse en el mejor muralista del mundo.
Quien aparece en esta creación es Elvira Salazar Vílchez, conocida popularmente como 'Elvirica', dando forma a las flores con que se adornan los gorros de los Danzantes de San Isidro Labrador. Esta insigne vecina fue quien durante más de seis décadas se encargó de realizar tanto los gorros de los danzantes como las flores que los llenan de su reconocible colorido.
"Llevé a cabo la obra tratando de mostrar los aspectos culturales y tradicionales de la práctica profundamente arraigados en el pueblo, a su vez tratando de aportar una obra original de mi propio estilo", asegura Guido Palmadessa.
"En este mural quise destacar la gran figura principal de ella, destacando sus manos y algunos elementos que nos cuentan de su tarea, las cintas, las flores de papel, su atuendo, y más atrás un fondo de flores que indican quién fue ella y porqué se la recuerda tan vívidamente", destaca.
Fue una de las bebidas de mesa más populares de los años 60 en todo el país y muchos aún recuerdan el eslogan que contenía su etiqueta donde decía su famoso eslogan: "Gaseosa Sanitex ¡qué rica es!".
Justamente Fuente-Tójar albergó una de sus fábricas. Precisamente, en esta obra se cuenta la historia de esta gaseosa con un estilo surrealista. Para ello su autor, Ione Domínguez, ha recurrido a la fórmula del bodegón, con dos limones y una naranja, que eran los sabores más demandados y fabricados en Fuente-Tójar. También aparece la icónica botella sobre un fondo con los tonos propios de sus anuncios.
"En este caso quise representar la bebida gaseosa Sanitex mediante su lado más directo…Sus sabores. Incorpora elementos oníricos y de lenguajes dispares. Cercanos al imaginario popular de barrios y pueblos", subraya Domínguez.
Esta composición hace las delicias de los amantes del costumbrismo más daliniano. Reúne las piezas más llamativas de cada una de las épocas que tuvieron relevancia en el territorio, presentes en el Museo Histórico Municipal. Son determinantes las dos épocas de mayor esplendor para Iliturgícola -nombre íbero de Fuente-Tójar-: la íbera y la romana.
"La idea era escoger piezas del museo municipal de tal modo que estuviesen presentes todas las culturas que han pasado por Fuente Tójar, cuidando además que aportasen información clara sobre su origen a través de su estética", apunta Jonatan Carranza, quien admite: "Me llama mucho la atención que cada cultura tiene un reflejo en la estética de los objetos que produce. Es una información muy sutil pero que creo que de algún modo todo el mundo es capaz de captar"
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