El Horno de Mel, un patio de Manhattan junto a la Mezquita

Gastronomía

El espacio gastronómico del Palacio de Congresos, con un servicio de cocina non-stop, apuesta por los productos y sabores de la tierra en un ambiente sofisticado y cosmopolita

Patio Espíritu de Córdoba cuenta con un espectacular jardín vertical / El Día

Un jardín vertical, sillas de forja, cojines de terciopelo, esculturas de Aurelio Treno y luz a raudales son motivos más que suficientes para ir a comer al Horno de Mel. Perfecto para disfrutar de un desayuno en compañía de una buena lectura, de un brunch entre amigas o de un almuerzo slow.

Si bien todo el espacio gastronómico del Palacio de Congresos es un lujo en sí mismo, la experiencia de comer en su patio traslada directamente al comensal al Upper East Side neoyorkino.

Las esculturas de Aurelio Teno se ubican en rincones estratégicos que dinamizan el espacio / El Día

Desde su cocina, el chef Julio Pérez y la conocida repostera Melbises Ceballos se encargan de cumplir con creces las expectativas culinarias de sus clientes. El Horno de Mel ofrece, de manera ininterrumpida, una completa carta que abarca del desayuno hasta prácticamente la merienda.

En su decoración se ha hecho una fuerte apuesta por los creadores locales / El Día

El espacio gastronómico del Palacio de Congresos cuenta con un elegante comedor donde poder disfrutar de su oferta culinaria de la mañana a la tarde. Y la comida se sirve sobre una exclusiva vajilla de la firma rambleña Ivanros, la favorita de todos los grandes chefs cordobeses.

La vajilla del Horno de Mel es obra del rambleño Ivanros / El Día

El proyecto simboliza tres de las claves sobre las que vertebra la estrategia cultural del Palacio de Congresos: la creatividad, la interculturalidad y el territorio. De hecho, hay una decidida apuesta por los productos de la tierra, perfectos para conquistar a locales y visitantes, que se entremezclan en un ambiente sofistica y cosmopolita.

Mogote ibérico en salsa satay / El Día

No en vano, en el Horno de Mel las mañanas arrancan con una variedad de pan artesano en forma de tostada; pero también hay otras opciones más contundentes como el sandwich de pollo sefardí o el de roast pork ibérico. Aunque lo que resulta altamente recomendable y absolutamente imprescindible es darse un homenaje dulce con sus elaboraciones caseras: cookies, muffins, pie de nueces, galletas de cardamomo y... el pecado genial: sustartas de zanahoria y de queso.

Las tartas elaboradas artesanalmente son uno de los principales reclamos de su carta / El Día

A la hora del almuerzo no faltan los ibéricos de la tierra, conservas premium o el clásico salmorejo cordobés para abrir boca. La carta alberga también una refrescante variedad de ensaladas y en el apartado de pescados los tartares (de atún rojo o de salmón fresco) y el bacalao confitado a baja temperatura con arroz meloso ganan adeptos.

La variedad de carnes es soberbia e incluye platos tan redondos como el mogote ibérico en salsa Satay o la presa ibérica 100% de bellota. Todo ello con la posibilidad de acompañarlo del mejor vino, cordobés. Exclusivamente cordobés.

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