Tras los pasos de Manolete en Córdoba: de La Lagunilla al Cementerio de la Salud
Turismo
Una ruta que arranca en la casa en que nació y desemboca en el camposanto donde reposan sus restos mortales
¿El padre de qué famoso filósofo mandó construir la Casa de Manolete?
¿Cómo fueron las últimas horas de Manolete?
Hace ya más de un siglo que Córdoba fue testigo del nacimiento de Manuel Rodríguez Manolete. El diestro más famoso de la tauromaquia local vio la luz por primera vez el 4 de julio de 1917, en plena canícula veraniega, en la calle Conde de Torres Cabrera, 2. Muy cerca de allí recibió las aguas bautismales en la Iglesia de San Miguel.
No obstante su infancia y juventud transcurrieron en las inmediaciones de la Plaza de la Lagunilla, donde actualmente un busto rinde homenaje a su vecino más ilustre. Se trata de una escultura firmada por Juan Ávalos y que se erigió en 1948, un año después de su muerte en la Plaza de Toros de Linares.
Poco más de 200 metros separan este mítico emplazamiento de la Iglesia de Santa Marina de las Aguas Santas, la más torera de todas, la más antigua de la ciudad y la primera fernandina que se erigió en Córdoba, allá por la segunda mitad del siglo XIII.
Justo en frente de su puerta principal, en la Plaza del Conde de Priego, se levanta, imponente, el conjunto escultórico en honor a Manolete. Es obra del artista Manuel Álvarez Laviada y fue inaugurado el 8 de mayo de 1956.
Parada obligatoria es también el palacete decimonónico, ubicado en la Avenida de Cervantes, 10, y convertido desde 2019 en el restaurante La Casa de Manolete Bistró. A la entrada hay dos fechas en el suelo, realizado a base del tradicional chino cordobés. Éstas son 1890 y 1942, que coinciden con la construcción de la casa y con el año en que Manuel Rodríguez 'Manolete' se hizo con ella. Entre ambas, además, se ubica el escudo de la ciudad.
En el año 1915 Ortega y Munilla vende el palacete a Rafael Cruz Conde, quien por aquel entonces era alcalde de la ciudad. Sería durante este periodo cuando la mítica morada recibiría la visita del mismísimo rey Alfonso XIII durante uno de sus viajes a Córdoba.
Será el político cordobés quien vende la casa en 1942 al inmortal califa del toreo e ídolo popular de la España de posguerra en el año 1942, que lamentablemente sólo pudo disfrutar de la misma hasta el año 1947, cuando fallece en la famosa corrida de toros de Linares.
A partir de ese momento, el palacete queda en manos de la familia del diestro y será su madre, doña Angustias Sánchez, quien resida ahí hasta su muerte en 1980.
Allí mismo fue velado El Monstruo, cuyo ataúd sería portado con honores hasta la Iglesia de San Nicolás de la Villa, donde tuvo lugar su funeral. Desde ahí fue trasladado al Cementerio de Nuestra Señora de la Salud, donde Manolete recibió cristiana sepultura en un mausoleo perteneciente a la familia Sánchez De Puerta, hasta que en 1951 sus restos fueron trasladados al suyo propio, realizado por Amadeo Ruiz Olmos.
La estela de un héroe popular
Desde hace más de 30 años la Tertulia Taurina La Montera rinde honores al torero cordobés en el citado camposanto en el aniversario de su muerte para recordar y mantener viva la memoria de un cordobés universal. En fechas tan señaladas no faltan claveles sobre la tumba del IV Califa del Toreo.
El 28 de agosto del año 1947, Manolete compartía cartel en Linares con Gitanillo de Triana y Luís Miguel. Islero, el segundo toro de los seis que le pertenecían, lo alcanzó mortalmente. Fallecería al día siguiente. El Museo Taurino de Córdoba recoge la vida y carrera del diestro cordobés.
Donde tampoco faltan imágenes y recuerdos del diestro es en la Taberna San Miguel Casa El Pisto, en la que tiene su propio rincón. Tanto él como su padre eran habituales del establecimiento. Tampoco era extraño encontrarse a El Monstruo en Sociedad de Plateros María Auxiliadora. Mientras que El Rincón de las Beatillas ha sido durante mucho tiempo la sede de la Tertulia Taurina Manolete.
También el nombre de Manolete está inexorablemente ligado al de la Plaza de Capuchinos, donde tantas veces fue a visitar y a rezar a la Virgen de los Dolores, Señora de Córdoba y la imagen más venerada por los toreros y que alberga la iglesia de nombre homónimo, que data del siglo XVIII y forma parte del Hospital de San Jacinto, levantado en el siglo XVI.
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