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No es ningún secreto que el corazón de las civilizaciones nace en torno a un río, caudal de vida. Y Córdoba no es una excepción. El Guadalquivir ha escrito con letras de oro la historia de la ciudad. De ahí que en el entorno de la Ribera y aledaños se conserven cuatro molinos, cuya visita resulta de lo más amena e interesante. Entre ellos hay uno que está íntimamente ligado a la estancia de Isabel la Católica en el Alcázar. Se trata del Molino de la Albolafia. En concreto era el eje de rotación de su noria lo que sacaba de sus casillas a la esposa de Fernando de Aragón.
Apenas unos metros separan este molino del Puente Romano, a la margen derecha del río. Y es el más pintoresco y fotografiado, sin duda.
Lo mandó construir Abd al-Rahman II con el objetivo de llevar el agua del Guadalquivir hasta el palacio de los emires. El escollo natural lo salvaron con ingenioso acueducto.
De una belleza singular, el molino tiene su noria restaurada. Esta es la misma en 1492 Isabel La Católica - mandó desmontar por el molesto ruido que hacía. Este molino, desde el siglo XV, está integrado en el escudo de la ciudad.
Además, el material de arrastre que el río deposita en este tramo, ha dado lugar a los Sotos de la Albolafia, una estampa bien particular -de 6 kilómetros de extensión- donde habitan gran variedad de aves y plantas. Su riqueza y singularidad le valió, en 2001, la declaración de Monumento Natural: un oasis con fauna y flora propia en medio de la capital.
La noria de la Albolafia podría volver a girar. El alcalde de Córdoba, José María Bellido, ha anunciado recientemente las obras de recuperación y restauración de este monumento. Permaneció oculta por la vegetación varios años pese a ser un símbolo indisolublemente ligado a la ciudad de Córdoba. La Junta de Andalucía ya ha retirado "la vegetación, los escombros y la basura" que impedían su observación, y "ahora es el momento del Ayuntamiento", ha dicho el edil cordobés.
Perteneciente al molino homónimo, se ubica en la orilla derecha del Guadalquivir, entre el Puente Romano y el de San Rafael y es el molino de mayor antigüedad de los existentes en la ribera. Su importancia en la historia de la ciudad es tan relevante que la noria aparece en el escudo local desde el siglo XIV. Además, se encuentra en el perímetro del Casco Histórico de Córdoba, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1984 y ampliado en 1994. También cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC).
Los historiadores Julio Caro Baroja y Torres Balbás declararon que la reina Isabel la Católica mandó desmontar la noria en junio de 1492, cuando se hallaba enferma en el Alcázar, debido al ruido que producía la rotación de su eje. Además, José de la Torre y del Cerro publicó un documento de 1508, conservado en el Archivo Municipal, que así lo atestigua. Tras su desmonte, la propiedad de las aguas pasó a Pedro dHermosilla en 1499, "broslador y criado de los reyes" y vecino del barrio de Santa Marina.
Su función inicial fue la de proveer agua de riego de las huertas del Alcázar, aunque más tarde se convierte en molino harinero y batán.
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