Tres alojamientos únicos para hacer una escapada rural al norte de Córdoba
Turismo
La Panadera, Palomar de la Morra y El Mirador, en las proximidades de Pedroche y Pozoblanco, dan la posibilidad de conocer de cerca la vida en los cortijos
La comarca de Los Pedroches, al norte de Córdoba, es un auténtico oasis para los amantes de la naturaleza, las noches con cielos estrellados al alcance de la mano, los deportes al aire libre y el avistamiento de la flora y fauna propia de la zona.
Así pues, la mayor dehesa de encinas de Europa se ha convertido en una de las mecas del turismo rural no sólo de Andalucía sino de todo el país. Si a ello sumamos una gastronomía premium, el placer está servido.
Además cuenta con numerosos alojamientos en plena naturaleza. Pero, sin suda, Cortijosydehesa agrupa tres de los más icónicos de la zona. Todos ellos aúnan comodidades y belleza respetando la idiosincrasia del entorno.
La Panadera
Este cortijo construido en 1.920 y rehabilitado en 2.009,está ubicado en las inmediaciones de Pedroche.
Para su decoración se han empleado antigüedades, materiales de forja, cerámicas y tejidos de la comarca, creando así un ambiente de lo más acogedor.
Su nombre guarda relación con su pasado, en que albergaba unos trigales de los que se obtenía una harina de calidad. Con ella se hacía un delicioso pan cocido en horno de leña y que actualmente aún se puede comprar en pueblo de Pedroche.
Quienes se aloje en La Panadera pueden hacer agradables excursiones a este pintoresco pueblo, en el que destacan su Iglesia y torre construida por la saga de arquitectos Hernán Ruiz. Además, tan sólo lo separan 12 kilómetros de Pozoblanco, lugar perfecto para la práctica del golf, pesca, tiro, hípica, etc.
La vivienda-con seis dormitorios- tiene capacidad para 14 huéspedes. Se distribuye alrededor de un patio central y consta de dos plantas.
Cuenta con una confortable sala de estar con bóveda de ladrillo y chimenea, un espectacular patio, equipado con cocina campera, barbacoa, horno de leña para divertidas comidas o cenas al aire libre. Y en los meses más cálidos del año, sus visitantes pueden hacer uso de la piscina con zona ajardinada y césped natural.
Palomar de la Morra
Situado a tres kilómetros de Pozoblanco invita a la práctica de numerosas actividades de agroturismo.
Dispone de 8 habitaciones, 3 salones con chimenea y TV, 5 baños, 2 aseos en el patio, cocina con horno de leña y totalmente equipada.
Otro de sus mayores atractivos son las amplias zonas verdes que rodean la finca, así como la piscina.
Y para quienes quieran ponerse en forma sin salir del recinto, Palomar de la Morra dispone de pistas deportivas donde practicar paddle, baloncesto o fútbol. Sin olvidar que a menos de un kilómetro el huésped puede encontrar campos municipales donde jugar al golf o relajarse montando a caballo o mejorando el tiro.
Los amantes del mundo animal pueden avistar desde allí razas autóctonas. Es fácil contemplar pastando libremente la oveja merina, vaca retinta y el cerdo ibérico. Además se pueden adquirir allí mismo productos propios de la finca que se comercializan con la marca MIO1898.
Igualmente, resulta muy agradable una jornada por los senderos que recorren la finca, que han sido diseñados con la colaboración de la empresa Monte Andaluz, donde se explica el entorno histórico del Palomar, así como, la dehesa, ecosistema único el mundo.
El Mirador
El Mirador es el alojamiento más coqueto de los tres. Se trata de un cortijo original de 1898. En origen fue una antigua dependencia de pastores.
Se compone de dormitorios dobles, un baño y un aseo. Completan El Mirador un salón con chimenea, cocina, barbacoa y zona ajardinada.
Durante su proceso de restauración se aprovecharon los muros de piedra y la construcción original de arcos. Ejemplo de localidad y sostenibilidad, todos los materiales utilizados en la restauración proceden de derribos de viviendas de la misma época.
Forja, cerámica y madera se imponen en la decoración, reproduciendo la tradicional estética de la zona.
Su localización privilegiada posibilitó la edificación de un mirador, que le da nombre. Desde allí se domina la Dehesa de Los Pedroches y alguno pueblos cercanos. También es un lugar único para seguir el vuelo de la paloma torcaz, perdiz roja, cigüeña y águila real. Sin olvidar el cielo estrellado que por las noches se convierte en un espectáculo único para los fans del astroturismo.
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