Andrew Pocrid: "Creer tan fielmente en mí mismo es lo que me ha llevado donde estoy ahora"

El diseñador cordobés le ha dedicado su última colección a Córdoba y a su mes grande. 'Mayo' ha comenzado este año antes que nunca en el taller del modisto. Claveles, lunares XXL y flecos infinitos anuncian que queda poco para que El Arenal contemple, asombrado, la llegada de las 'Chicas Pocrid', empoderadas en clave flamenca

Andrew Pocrid abre el 'Mayo' cordobés al mundo en su nueva colección

Andrew Pocrid: "Creer tan fielmente en mí mismo es lo que me ha llevado donde estoy ahora"
Andrew Pocrid: "Creer tan fielmente en mí mismo es lo que me ha llevado donde estoy ahora" / Rocío Górriz, Juan Ayala

Uno de sus profesores del Instituto Marangoni, en Milán, vaticinó que Andrew Pocrid sólo sabía crear colecciones en que concebía a las mujeres como estrellas de cine. En eso no se equivocó. Aunque en lo que no acertó era en que ese, quizás, no era el camino adecuado y que debía ser más versátil como diseñador. El tiempo, la intuición, el talento y el trabajo le dieron la razón al cordobés, cuyo nombre suena con fuerza -y con constantes guiños a su ciudad- en las pasarelas, alfombras rojas y mejores editoriales de moda del momento.

Recientemente, Pocrid presentó su última colección, Mayo, en la Pasarela Mercedes Benz Fashion Week Madrid. Pero se reservó la réplica en clave flamenca, Mayo Vol. II, para darla a conocer durante una elegante cena en un auténtico icono del cordobesismo, La Casa de Manolete Bistró.

Pregunta.¿Cómo van a ser las flamencas Pocrid que veamos este año en El Arenal?

Respuesta.Muy Pocrid, muy empoderadas. Unas flamencas que hablan el lenguaje de la moda. Nunca he sido un diseñador que aspirase a especializarse en moda flamenca. Simplemente ha surgido así y lo he seguido haciendo porque me lo he llevado a mi terreno. Lo he vinculado a la moda y proyectamos eso, algo muy flamenco pero muy moda. Y en lo que a la gama cromática se refiere, nos movemos en la combinación blanco y negro en homenaje al aspecto más purista del flamenco. Las notas de color llegan de la mano del rojo y del fucsia. Los claveles en pedrería definen mucho esta colección.

P.¿Se necesita tener un cuerpazo para lucir un Pocrid?

R.No, se necesita tener mucha personalidad. El tipazo ya me encargo yo de potenciarlo. Lo que me den, se lo mejoro.

P.¿Qué hace a una mujer atractiva?

R.Que siempre sea ella, que no se disfrace. Mis clientas vienen, intento conocerlas un poco y sacar lo mejor de ellas. Procuro que lleven con lo que se sientan más cómodas, pero siempre las invito a que salgan de su zona de confort.

P.¿Es de los que piensa que su última colección siempre es la mejor?

R.Sí, pero porque en la última tenemos más recursos, sabemos más, lo hacemos mejor... ¡Al menos para mí! La última es la que más trabajada está a nivel de diseño, costura, materiales... porque cada vez nos empeñamos en hacerlo mejor.

P.¿Comprar alta costura es una inversión?

R.Es un lujo, para empezar. El lujo es algo que no necesitamos pero que hace la vida más bella y quien pueda acceder a la moda, a la alta costura pues no lo ve, a lo mejor, como una inversión. Aunque sí que hay piezas que son inversiones porque van a estar en su armario para siempre. En ese sentido sí que hay diseños que mis clientas compran como inversión y como fondo de armario.

P.La Feria de Córdoba y la de Sevilla están a la vuelta de la esquina, ¿buscan conceptos diferentes las mujeres que van a una u a otra?

R.Sí, cada lugar tiene un estilo. Este año hemos llamado más la atención del público sevillano que otros años, quizás porque hemos apostado por unas propuestas más clásicas. La flamenca sevillana es clásica. No arriesga tanto. Se mantiene en su línea. Mientras que la cordobesa lo da a todo. Va a muerte. Ve la Feria como una pasarela. Y yo ahí muero porque estoy muy orgulloso de haber creado un estilo muy reconocible. Me encanta que la gente vea un traje mío en Feria y se gire a mirarlo, le guste o no, porque sabe que es mío. Que hablen de mí aunque sea bien.

El diseñador en su estudio de Córdoba
El diseñador en su estudio de Córdoba / Juan Ayala

P.¿Qué le afectan más las malas críticas o los halagos?

R.No les hago demasiado caso ni a lo uno ni a lo otro. Me escucho a mí. Yo sé perfectamente cuando lo he hecho bien o no. Soy una persona con los pies muy en la tierra. No se me suben los halagos. Evidentemente te agrada saber que lo que has hecho gusta. Pero, vamos, considero que las critícas y el no gustar a todos es normal. ¡Si le gustara a todo el público sería muy aburrido! Además, hay personas con buen y con mal gusto.

La flamenca sevillana es clásica mientras que la cordobesa lo da a todo y ve la Feria como una pasarela

P.¿Hay una definición para el buen y el mal gusto?

R.El buen gusto es algo que no le puedo dar a alguien. No depende de mí. Es lo mismo que cuando dicen que un vestido es muy elegante. No, elegante es la persona que lo lleva independientemente del cuerpo y la edad. Elegante es un andar, un gesto, una manera... No osbtante, hay personas que no nacen con esa elegancia aunque la aprenden. Pero yo no tengo la posibilidad de hacer de una clienta alguien elegante, si no me da una base sobre la que trabajar. El mal gusto son las malas formas, las maneras inadecuadas, la mala educación...

P.Volvamos a esta colección que le está dando tantas alegrías. ¿Mayo es un regalo para Córdoba a pesar de Córdoba?

R.Totalmente. Es un regalo hecho con todo el orgullo. En su primera versión se presentó en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, con lo que Córdoba ha sonado a nivel nacional y volvimos a poner el foco en nuestra ciudad para el Volúmen II. Yo estoy muy contento con mi clientela de Córdoba, que es muy fiel, así como con la prensa local, que me da voz. Lo que me ha faltado de Córdoba es que las instituciones no hayan visto en mí la oportunidad que les doy de poder hacer cosas grandes y hacer brillar a la ciudad. No he tenido ni el apoyo institucional ni el reconocimiento porque salgo en todos los medios como "el diseñador cordobés". Soy imagen de mi tierra. Ellos deberían de verme como un trampolín.

El modisto ha presentado recientemente su última colección flamenca, 'Mayo Vol. II'
El modisto ha presentado recientemente su última colección flamenca, 'Mayo Vol. II' / Juan Ayala

P.¿En qué lugar de Córdoba haría ese desfile soñado y pendiente?

R.Como he tenido ese desgaste con Córdoba, me planteé que nunca más haría nada aquí porque todo eran negativas y complicaciones. De hecho, la fiesta de presentación de la colección Mayo iba a ser en Madrid. Sin embargo, luego pensé que no tenía sentido: si la colección es de Córdoba y para Córdoba, tenía que hacerla aquí. Por eso, decidimos celebrarla en La Casa de Manolete Bistró y fue lo mejor que pudimos hacer. Y si tuviera que hacer un desfile en mi ciudad, elegiría el Puente Romano. Me gustaría que pudieran verlo todos los cordobeses.

P.Precisamente, en La Casa de Manolete reconoció que está en un magnífico momento personal y profesional.

R.El profesional es consecuencia de mi momento personal, que es muy bueno. Yo cuando me fui a Milán era el chico con más complejos del mundo, tenía muchos sueños que pensaba que no eran para mí por ser demasiado grandes. Me he trabajado mucho a nivel personal para superar esos complejos, miedos, inseguridades asociadas a que la gente me conociera como realmente soy. Yo temía mostrar que detrás de esa imagen de divo descubrieran hay un buen tío, pero resulta que esa dualidad es justamente lo que le gusta a la gente. Y estoy trabajando en mostrarlo. Eso hace que esté más fresco, más inspirado... Me he quitado límites y eso hace que pueda dar mucho más de mí.

P.¿Qué significa la figura de su madre dentro y fuera de su firma?

R.Ella es el origen de todo. Está involucrada en todo mi camino. La recuerdo llegando a casa con bolsas llenas de ropa. Creo que fue la que despertó esa conexión mía con la moda. Y luego, yo no sé cómo tuve la valentía de irme al Instituto Marangoni de Milán porque ese chico con 18 años no sería capaz de hacerlo si ella no me hubiese empujado. Me obligó prácticamente y no lo pensé porque si lo hubiera pensado no me habría ido. ¡Pero si en esa época era mi madre la que tenía que pedirme una Coca Cola si yo la quería tomar en un restaurante!

Si tuviera que hacer un desfile en mi ciudad, elegiría el Puente Romano y me gustaría que pudieran verlo todos los cordobeses

P.¿Qué le diría a su yo de esa época?

R.Le diría que tomó la mejor decisión porque en su interior siempre hubo una parte que decía: "Tú puedes conseguir lo que quieras", aunque sabía que iba a estar difícil el camino. Era un chico muy tímido. Me costaba relacionarme con los demás, sociabilizar. ¡Y ahora soy todo lo contrario! Definitivamente, le diría que creer fielmente en mí mismo es lo que me ha llevado donde estoy ahora mismo.

P.¿Tener talento y ganas es suficiente para dedicarse al mundo de la moda o no es un sueño apto para todos los bolsillos?

R.El talento no lo compra nada. Lo tienes o no lo tienes. Luego, evidentemente, cuenta el hecho de que tengas acceso a ciertas cosas. Yo estoy aquí porque me lo he currado, no por las oportunidades que me brindaba Milán, que era hacer unas prácticas en una marca de lujo. No las acepté. En aquella época yo era un chico lleno de miedos e inseguridades y quería volverme a Córdoba, a mi zona de confort. No obstante, me daba cuenta de que volver suponía alejarme de mi sueño. Sin embargo, descubrí que desde aquí también puedo avanzar y hacer cosas grandes. Evidentemente, estando en contacto con el exterior. En resumen, que no es necesario estudiar en Marangoni o en St. Martin o cualquier escuela maravillosa del mundo. Es el camino, que te lo busques y lo persigas.

¡Claro que se puede triunfar desde Córdoba, apuesto por eso quiero que mi moda sea 'made in Córdoba'!

P.¿Se ganó fama de rebelde en el Instituto Marangoni?

R.Totalmente. Yo no iba a las clases. Acudía cuando me llamaban para que me probaran la ropa. Decían: "¡Llamad al español, que todo le queda bien!". Faltaba a clase y empleaba mi tiempo en apostarme en las puertas de las grandes firmas para ver qué se cocía, quiénes entraban o salían. Eso era lo que me llenaba. Yo en las clases me aburría, sentía que lo que me enseñaban no era nada nuevo.

P.¿Se puede triunfar desde Córdoba?

R.Claro que sí. Vivimos en un mundo global, continuamente conectado a través de las redes. En el caso de mi firma, estamos y queremos seguir aquí, aunque viajemos a otras ciudades para acudir a desfiles y eventos. Pero siempre vuelvo a Córdoba. Vivir aquí me resulta muy cómodo y me da una salud mental que es fundamental. ¡Apuesto por eso, quiero que mi moda sea made in Córdoba!

P.¿Se resiste Córdoba a reconocer y promocionar el talento local?

R.Si nos comparamos con Sevilla, sí. Esa ciudad apuesta por lo suyo y los suyos son los mejores. Y me parece muy bien que sea así. Ojalá yo hubiera contado con ese apoyo para desarrollar mi firma antes de ser conocido fuera de mi ciudad. ¡Luego, cuando te llegan los reconocimientos, todos se suman y quieren estar! A las instituciones en Córdoba les hace falta escuchar a las personas que llaman a su puerta, puerta que no se me abrió. No pudieron conocer ni escuchar mis propuestas e inquietudes, que en este caso era vender a Córdoba de la mejor manera.

P.¿Por qué en Córdoba nunca se ha organizado una gran pasarela?

R.No apuestan por la moda. A nivel institucional siento que no interesa la moda. Me han llamado para propuestas de las que no quiero formar parte. Tienen que confiar en las personas que saben para hacer brillar a la moda cordobesa. Córdoba está dando nombres muy fuertes. Me consta que hay chicos que van a sonar y mucho. Tienen que apostar por nuestra moda. Eso es lo que le falta a Córdoba.

P.¿Y la mujer cordobesa entiende de moda?

R.La que viene a mi taller, sí. Es exigente, entiende de moda no solamente para un evento, sino que en su día a día lo consume. Es una clienta conectada con el mundo de la moda y que en el caso de la Feria no quiere bajar el listón. Es por eso por lo que vienen a mí. Les propongo un producto que es moda, pero en su versión flamenca, en este caso.

Lo que me ha faltado de Córdoba es que las instituciones no hayan visto en mí la oportunidad que les doy de poder hacer cosas grandes y hacer brillar a la ciudad

P.Muchas de ellas le acompañaron en la gran fiesta de presentación de 'Mayo. Vol. II', ¿que se siente en el día después?

R.Fue una absloluta resaca de emociones. Recibí tantos mensajes... Tuve la suerte de que todo fue fantástico. Yo miraba las caras de mis invitadas y estaban felices de estar ahí. Se lo estaban pasando genial. Además, desde la naturalidad, el cariño, el humor, pero también desde el glamour y la sofisticación como corresponde a una presentación de moda. Fue todo lo que yo soy concentrado en una noche. Estaba maravillado. Quiero que llegue ya el año que viene para volver a hacerlo.

P.¿Sintió que el mundo le devolvía una parte de la belleza que crea con su trabajo?

R.Sí, a través de la respuesta de los invitados, que estaban felices por mí, y del público en redes sociales. De ahí mi interés en que las personas conozcan cómo soy realmente para que la sensación que tengan de mi trabajo sea mejor. Porque te puede gustar algo, pero si, además, conectas con la persona que lo hace, lo ves de otra manera. Muestro mi realidad en redes para que el público vea el trabajo, el sacrificio... que hay detrás. Y cuando la gente ve todo eso, no puede otra cosa que alegrarse por ti cuando llega el éxito.

P.Tuvo un bonito recuerdo para Chelo Quevedo, una de sus primeras clientas.

R.A Chelo la tengo muy presente. Yo estaba recién llegado de Milán y me la presentó mi padre. Vino a verme y le hice el primer traje de flamenca y desde ese día todo se lo hice yo hasta que se fue. ¡Fue una mujer tan inspiradora, peculiar, tan diferente, vital y con tanto sentido de la moda! Yo hablaba mucho con ella y fue mi amiga. Por eso durante la fiesta de presentación de Mayo Vol. II la eché tanto de menos, porque me hubiera gustado compartir con ella un momento que hubiese disfrutado tanto. Le encantaba el glamour, el lujo, esa sosfisticación... aunque luego era una persona muy cercana con la que yo conectaba mucho. Era divertida, carismática... ¡La echo mucho de menos!

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