La auténtica historia del turrolate, el dulce navideño de la suerte
Antiguamente se llevaba como obsequio a las madres recién paridas, por lo que su consumo se relaciona con las buenas noticias
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La Subbética cordobesa se llena de sabor a turrolate por Navidad. Y entre todo sus pueblos Priego de Córdoba es la auténtica meca de este dulce. Son varias las fabricas y confiterías que elaboran artesanalmente esta delicia. Una de ellas es La Flor de Mayo, que revelaba al famoso programa Andalucía Directo de Canal Sur las claves de este bocado celestial.
Las cámaras del popular espacio televisivo han sido testigo de cómo se elabora este bocado dulce. Sus ingredientes son: cacao, vainillina, manteca de cacao, clavo, canela, nuez moscada, azúcar glas, harina y por supuesto cacahuetes o almendras.
"Llevaremos unos 30 años haciendo turrolate", confiesa una de sus trabajadoras. El truco, al parecer, está en triturar primero el fruto seco e ir incorporando progresivamente los demás. ¡Eso sí, la manteca de cacao hay que echarla cinco minutos antes de que acabe de hacerse la masa! Esto es para que la masa quede empastada.
Y una vez que empaste, se deposita en un barreño. El siguiente paso es meterlo en la correspondiente máquina para darle la forma de cilindro propia del turrolate.
Ahora habrá que dejarlo reposar durante 24 horas antes de envasar para que adquiera solidez.
Lo que no muchos saben es que el turrolate no sólo se puede comer sólo sino que en la comarca de la Subbética es una de las meriendas más populares sobre pan y con un chorreoncito de AOVE de la tierra.
Y es que se trata de una elaboración con solera. Algunos fechan su aparición a finales del siglo XIX.
Es un producto de gran valor nutritivo. Además, antiguamente se llevaba como obsequio a las madres recién paridas, por lo que su consumo se relaciona con la suerte y las buenas noticias.
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