La bodega que se construyó en una central eléctrica de Aguilar de la Frontera
Actualmente elaboran un fino cuyo nombre es un homenaje a sus chispeantes orígenes
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La localidad de Aguilar de la Frontera alberga una de las bodegas más laureadas a nivel nacional e internacional, Toro Albalá. Sus orígenes se remontan a mitad del siglo XIX cuando la familia fundó una pequeña bodega en un viejo molino conocido como La Noria, ubicado a los pies del Castillo de Aguilar de la Frontera. Entonces el vino se elaboraba de manera mucho mas rudimentaria y se vendía en la taberna familiar.
No sería hasta1922, cuando tras varias generaciones dedicándose al negocio, José María Toro Albalá se hizo con la antigua central eléctrica del pueblo y la restauró. Su idea no era otra que trasladar allí su bodega y dar cobijo y envejecimiento a vinos destinados a ser auténticas joyas. Nacía así Bodegas Toro Albalá. Más de 14.000 metros cuadrados, con numerosas zonas subterráneas perfectas para la crianza y la conservación de vinos. De hecho, actualmente sigue siendo la la sede central de las Bodegas, donde permanece solera fundacional, el salón de catas –donde hay una de las bibliotecas más completas del país con manuales sobre vino, alcohol y enología–, la singular bodega aérea, y el museo del vino y arqueología.
También tienen otra bodega en Moriles, donde están las naves de crianza de vinos de añadas viejas, del vino fino y de vinagre tradicional. Más de 1.000 botas en que el vinagre envejece de forma natural.
Otro de los hitos en su historia tuvo lugar en la década de los sesenta, ya con Antonio Sánchez al frente, quien dio un paso más allí y apostó por el sistema de añadas ¿El resultado? Vinos fácilmente identificables y con mucha personalidad propia. De hecho Bodegas Toro Albalá está es una de las 100 Bodegas de Oro españolas y está presente en las mesas de los comensales más exigentes del mundo.
Bodegas Toro Albalá pertenece a la D.O.P. Montilla-Moriles, que se caracteriza por el cultivo de la uva Pedro Ximénez. Su capacidad para adaptarse al clima de la zona hace que soporte la escasez de lluvia y las altas temperaturas propias del verano.
El vino con más luces
Eléctrico Bombilla es el homenaje de Toro Albalá a sus orígenes: un fino con envase icónico en forma de bombilla. Un vino clásico que nació en 1922 y cuyo nombre responde a las bromas quienes decían que su vino tenía electricidad o era eléctrico. "Eléctrico es un vino fino de uva 100% Pedro Ximénez, de crianza biológica bajo velo de flor, elaborado mediante el sistema de criaderas y solera durante un periodo de 5 años. El grado alcohólico se obtiene de forma natural. Un vino muy agradable que invita a seguir bebiendo", como señalan desde la propia bodega. Y marida a la perfección con tapas, aceitunas, marisco, pescado frito o al grill, embutidos ibéricos, almendras fritas y queso manchego.
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