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Mikel Lejarza
Toulouse
Turismo
La Torre Campanario de la Mezquita-Catedral de Córdoba es, sin duda, la auténtica vigía de la ciudad. A día de hoy es la construcción más alta de Córdoba. Se erige 54 metros sobre el suelo.
Si bien a lo largo del tiempo ha mantenido una misma función esencial, la de convocar a los fieles, su diseño y estilo han cambiado a lo largo de los siglos.
Una vez que se consolidó la conquista cristiana, el antiguo alminar de la Aljama se convirtió en campanario. Su aprovechamiento se sucede hasta el año 1589, cuando un terremoto afecta a su estructura y se optó por la edificación de una nueva torre que integrara parte de los vestigios califales.
El nuevo diseño llevará la firma del famoso Hernán Ruiz III, que llegó a concluir el cuerpo de campanas. Sin embargo, será Juan Sequero de Matilla el arquitecto que añada el cuerpo del reloj. Mientras que Gaspar de la Peña se encargó de linterna sobre la que se asienta la figura de San Rafael, obra de Pedro de la Paz y Bernabé Gómez del Río.
Actualmente, el toque de las campanas ejerce de catalizador de la vida litúrgica de la Catedral. Los toques son los propios de cualquier catedral -los del día; los del año litúrgico; los espaciales, como los del Día de Difuntos o del Corpus; y los de difuntos, entre otros-.
El conjunto de la Torre Campanario de la Mezquita-Catedral alberga un total de 15 campanas: 12 litúrgicas, un campanillo, y dos campanas de reloj. La peculiaridad de la docena de litúrgicas estriba en el hecho de que todas tienen nombre propio -La Esquila, La Asunción o San Zoilo, entre otros- que aparece recogido en una inscripción. Y en algunas de ellas aún se pueden observar otros datos, como su año de fabricación, el nombre del canónigo obrero o el escudo del obispo que ordenó su fundición.
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