La capilla de Córdoba capaz de engañar a tus ojos
Patrimonio
Los azulejos de color azul, en diferentes tonalidades, aumentan el efecto óptico de profundidad
Es uno de los tesoros patrimoniales más desconocidos de la Judería
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Muchas veces nada es lo que parece, los sentidos nos engañan, incluso en el ámbito del arte. Un buen ejemplo se encuentra en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba -antiguo hospital del Cardenal Salazar- ubicada en plena Judería. El edificio alberga uno de los tesoros arquitectónicos del mudéjar cordobés, construida entre los siglos XIV y XV.
Muchos son los que se quedan sin aliento al contemplar la Capilla de San Bartolomé de Córdoba. Todos los visitantes se quedan hipnotizados con sus azulejos de color azul, en diferentes tonalidades, que aumentan el efecto óptico de profundidad. Lo mismo ocurre con la vidriera que tiene al fondo.
En tiempos fue parroquia de San Bartolomé y cumplió con ese cometido hasta el siglo XVII, cuando fue anexionada al hospital. No obstante, la iglesia, como tal, nunca fue acabada y la falta de techumbre así lo demuestra.
Durante la primera mitad del siglo XV se le añadió una capilla de carácter funerario, pero las reformas más importantes se llevaron a cabo en el siglo XIX.
La portada principal está precedida por un pórtico de triple arcada. Su interior se articula en una sola nave y cierre con bóveda de crucería. Al primer vistazo simula un mar de lapislázuli azul con destellos dorados. Sin embargo, lo que imperan son las finas yeserías y el zócalo de azulejo.
Llama poderosamente la atención el contraste entre la capilla ricamente decorada y la austeridad del patio y pórtico de entrada, restos de la iglesia inacabada de San Bartolomé. En su cabecera hay aún restos de pintura mural.
La última vez que se restauró el edificio fue fue en los años sesenta y recientemente se llevaron a cabo labores para recuperar la capilla exenta del XIX con retablo barroco.
De hecho, fue en marzo de 2010 abrió sus puertas al público, tras la restauración realizada entre 2006 y 2008.
Como no podía ser de otra forma la influencia de los artesanos musulmanes se deja ver en los atauriques, signos cúficos y lacerías inherentes a su estilo y que son una característica inherente al arte mudéjar
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