En Córdoba hay un desierto y alberga uno de los miradores más impresionantes de la ciudad

Turismo

A 15 kilómetros del núcleo urbano se encuentra el Desierto de Nuestra Señora de Belén

Las populares Ermitas están situadas en las faldas de Sierra Morena

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Mirador de Las Ermitas de Córdoba
Mirador de Las Ermitas de Córdoba / El Día

A las faldas de Sierra Morena está ubicado el Desierto de Nuestra Señora de Belén. Apenas 15 kilómetros separan este enclave natural de una belleza única del núcleo urbano de Córdoba. Allí justamente, se erige el complejo de Las Ermitas, integrado por 14 de ellas.

Fueron fundadas en el siglo XVIII por el Hermano Francisco de Jesús, y ha sido, desde el medievo, un destino de recogimiento eremita. La primera construcción data del año 1703. El conjunto lo ingtegran 13 ermitas, también llamadas celdas, que desde 1957 están tuteladas por los Carmelitas Descalzos.

Y es que en pleno siglo XXI, Las Ermitas, como popularmente es conocido el enclave en Córdoba, alberga un soberbio mirador, presidido por el monumento al Sagrado Corazón de Jesús. La imagen es de Lorenzo Coullaut Valera y fue realizada en 1929. La panorámica que hay desde aquí de Córdoba y de una parte de la Vega del Guadalquivir es, sencillamente, excepcional.

Leyendas nupciales

Justamente si bajamos a las escalinatas del monumento al Corazón de Jesús, y nos dirigimos a la derecha de la explanada, encontraremos al borde del mirador un sillón labrado en piedra, bautizado como el Sillón del Obispo, que lleva la siguiente inscripción: "El Ilustrísimo Señor Don Pedro Antonio de Trevilla dignísimo Obispo de Córdoba. Rueguen a Dios por Su Ilustrísima". Él fue quien gobernó la diócesis cordobesa entre1805 y 1832.

La leyenda citada se encuentra grabada en el respaldo del sillón, mientras que en la parte delantera hay un detalle en que pocos visitantes reparan. Se trata del término 'Victor', heredado de la época romana y del que un siglo después se apropiaría Francisco Franco.

Pero el popular sillón tiene aún más secretos. Y es que en uno de sus laterales del asiento, hay un pequeño orificio cuya función no es otra que expulsar el agua de lluvia. Eso dice la versión oficial. Aunque según la tradición oral, una antigua leyenda urbana asegura que la mocita que logre meter el dedo en él, contraerá matrimonio ese mismo año.

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